Capítulo XXIX

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-Me gustaría hacerme un tatuaje.

Hell levantó la cabeza y la miró a través del reflejo del espejo. Dijo algo que ella no entendió porque tenía el cepillo de dientes en la boca.

-Háztelo– repitió -. Yo tengo que ir a hacerme unos retoques.

-Ya, pero me da un poco de miedo.

Kiara se subió los vaqueros y se miró el trasero. Tenía que volver a empezar con el gimnasio.

-¿Cómo te va a dar miedo? Voy contigo. Lo que me extraña es que no tengas ya varios – dijo Hell -. La mayoría de los míos me los hice borracho o colocado. Ah, eso sí, están de puta madre.

-La verdad es que sí. Aunque este está desdibujado – contestó pasando la mano por el antebrazo.

Hell se quitó la camiseta y alcanzó un eyeliner de Kiara. Se lo tendió.

-Marca los que haya que retocar.

-Se supone que esto es cosa tuya.

Kiara observó todos ellos con detenimiento y fue trazando pequeñas cruces por todo su cuerpo. Sabía a la perfección cuales necesitaban una mejoría considerable porque los conocía de memoria. Habría apostado cualquier cosa a que ella sabía mejor que Hell cuántos tatuajes tenía.

Al dejar el eyeliner en el cajón de los maquillajes, Hell la agarró por la cintura y la subió a la encimera. La miró fijamente.

-¿Qué?- preguntó Kiara.

-¿Estás bien? - preguntó.

Se encogió de hombros y le dio un beso en los labios.

-Estás teniendo pesadillas – murmuró Hell.

-Ya.

Kiara prefirió no ahondar en el contenido. Habrían reabierto heridas que acababan de cicatrizar. No quería pensar en sótanos oscuros, encamas frías, en espejos rotos y hombres muertos acuchillados. No quería volver a sentirse sucia.

-Tears ha buscado un apartamento en el centro así que no tardará en marcharse con el niño. Mi madre quiere alquilar el ático del mismo bloque para ella y para Sky, ya sabes, hasta que recupere la cabeza y pueda ocuparse de Miranda.

-Lo sé. Hablé ayer con Tears.

Hell cerró los ojos un momento.

-Oye, cielo, no tienes que estar dándome explicaciones – continuó Kiara-. Vamos a casarnos, estamos asentando las cosas, todo va bien. Tú respetas a mi familia, yo respeto a tu familia. Llevamos casi tres semanas conviviendo y no nos hemos matado. No pasa nada, no te agobies, ¿vale?

Hell la cogió en brazos y la lanzó sobre la cama. Acto seguido se dirigió al vestidor hablando solo.

-Estoy aquí, ¿eh?

-Venga, preciosa, tenemos mucho que hacer hoy.

Salió poniéndose los vaqueros y con una camiseta en la mano.

-Se me olvidó decirte ayer que llamó tu abuelo. Tenemos que ir ya enviando las invitaciones y ya iremos planeando sobre la marcha.

Kiara entreabrió los labios. Eso no era lo que había hablado con Trevor.

-Pensé que lo de la boda era algo a largo plazo.

-De a largo plazo nada. Ya le mentí una vez y no creo que lo acepte una segunda.

-Ah, ¿que ha habido más veces? ¿Por qué coño no me cuentas nada?

-Porque nunca me da tiempo, siempre pasa algo.

Heroína (Saga Adrenalina III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora