Capítulo XVIII

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Lo había apuñalado treinta y dos veces. Diez por Hell, diez por ella y dos por la inercia. Le dolían los brazos y las rodillas pero lo había hecho, lo había matado. Si hubiese pensado dos veces antes de hacerlo, tal vez Blue seguiría vivo. Ahora que lo miraba mejor de cerca era cierto; no se parecía en nada a su hermano. "¿Qué me pasa? ¿ Me estoy volviendo loca?", pensó apartándose el pelo dela cara y manchándose todo el rostro de sangre.

Respiró profundamente y se miró las manos. Se había cortado con el filo del espejo. La piel le ardía y un leve temblor se había apoderado de todo su cuerpo. Ya podía volver a llamar a Hell. Aunque quería hacerlo, no lo hizo. Se quedó embobada escuchando su propia respiración, agitada.

-Soy Kiara Capaldi y no tengo miedo a la muerte – susurró para sí -.Soy Kiara Capaldi y no tengo miedo a la muerte. Soy Kiara Capaldi y no tengo miedo a la muerte. Soy Kiara Capaldi y...

¿Era Kiara Capaldi? ¿Era solo Kiara? ¿Qué era exactamente? No se sentía como nada en particular. Estaba segura de que estaba viva, eso sí. No pasaba nada, ya lo había matado. Era uno como cualquier otro de los anteriores; su mente la había traicionado haciéndole creer que era idéntico a Liam pero no era así. "Tal vez deba visitar un psicólogo", pensó. Rumió la idea unos segundos. No, un psicólogo no. Acabaría descubriendo lo de los asesinatos. Solo Hell y sus amigos sabían sobre ese tema y nadie más debía añadírsele.

Por primera vez en su vida Kiara fue consciente no solo de que lo que había hecho estaba mal, sino que era un delito. Un delito que podría costarle la vida. "Hell no lo permitiría", pensó, "Aunque también pensaba eso antes y aquí he acabado. ¿Por qué no ha venido a buscarme hasta que le he llamado yo?"

-¿Jefe? Tiene una llamada, urgente.

La puerta sonó. A Kiara se le paró el corazón unos segundos.

-¿Jefe?

Cogió el trozo de cristal y se apoyó en la puerta, con la mano sobre la manivela. Respiró hondo. No sabía con qué iba a encontrarse al otro lado, pero sabía que no sería agradable. "Si hay uno, me lo cargo y ya", se dijo, "Pero si hay dos, primero a por el que esté más lejos. Si hay más de dos, pues..."

Kiara solo se había visto en esa situación una vez, y fue cuando el grupo de matones asiáticos le dieron semejante paliza a Hell. No sabía muy bien qué le había sucedido, algo dentro de ella murió y una nueva mente se apoderó de su cuerpo. No había sido como las veces anteriores en las que lo había hecho por puro entretenimiento.Aquella noche lo hizo por defender a Hell, porque querían hacerle daño.

Ahora no tenía ningún aliciente que la empujara a la autodefensa. Cruzó los dedos e intentó imaginar a Hell a su lado, la forma de flexionarlos dedos al agarrarla por la cintura, cómo alzaba levemente el mentón cuando intentaba darse a sí mismo confianza, el tono de voz penetrante, el perfil de su rostro a contraluz... Eran ese tipo de detalles, pensó Kiara, los que hacían que uno fuera feliz. Sin ellos no había contenido ni forma.

Acuchilló al primero sin vacilar. De la mente se le borró cualquier otra cosa. Ya no pensaba en Hell ni en su propia seguridad. Tenía que cargárselos para salir de allí.

El segundo le cruzó la cara, pero le quito la pistola tras darle una patada en el pecho. Como había suplicado, solo habían dos. Por supuesto, no serían los únicos en el edificio.

La habitación en la que había estado encerrada se encontraba al final de un largo pasillo. Había una única cámara de seguridad y continuar en dirección norte era su única alternativa. Cuando pasó ante el objetivo sacó un dedo. Tenía una pistola y su vestido favorito; no había nada que la asustara.

"Tres"

Se colocó frente al ascensor y se balanceó sobre los pies descalzos.

"Dos"

Heroína (Saga Adrenalina III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora