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×Capitulo 17.×

Rocky.

Tanto tiempo cerrándome en mi mismo, tanto tiempo sufriendo. Tanto tiempo que mi familia tuvo que aguantarme, y ahora estaba aquí, sentado en un café con una prácticamente, extraña. Qué me había hablado acerca de la razón de mis lamentos, pero sin embargo yo me sentía de lo más cómodo en su compañía. Ella me hacía sentir bien. Lo notaba. Hablaba sin ningún esfuerzo en sonar agradable, y además de que ella, me transmitía confianza. Esa confianza que me faltaba con mis hermanos o mis papás. No una confianza familiar, sino una que va a apoyarte sea cuál sea la cosa que vayas a confesar. Tanto la había buscado y ahora ella se presentaba así. Suspiré y me tiré hacía atras, pegando la espalda a mi silla.

-Yo la amaba.. Creo que aún lo hago. Ella decía que no podía quedarse conmigo siempre porque su familia la exigía. Yo le creía ciegamente. Él era mi mejor amigo. Ella me juraba amor, me.. Me hacia sentirme genial. Pero estaba tan metido en mi mismo que nunca me di cuenta que ella sólo quería llegar a mi mejor amigo. Qué ella no me quería, y qué le daba igual si yo estaba bien o no.- se me hizo un nudo en la garganta cuando al fin mis pensamietos se iban aclarando a medida que los decía en voz alta. Sentí una suave y pequeña mano, rozar la mía y al instante me relajé. Ella me dedicó una sonrisa-. Me negó las fotos, y.. Y.. ¡Y yo como un maldito idiota le creía!. Hasta que un día me dió un ultimatúm. Me dijo que nunca me había querido y que tenía que dejarla marchar. Y claro que lo hice, sólo queria.. Que fuese feliz. Aún cuándo yo no podía darle esa felicidad. Entiendo que ella era mucho para mi, que yo no era nada comparado con ella, pero.. mierda. Extraño cada caricia que me hacía, cada sonrisa que me dedicaba, cada roce. Extraño sus enojos cuando yo no la dejaba escapar de mis brazos, yo tenía miedo de que ella me dejara.. Pero no lo pude evitar. Extraño.. Sus labios. La manera en que me sentía en casa, siempre bienvenido. Maldición, la extraño y no veo nada sin ella.- levanté la vista y vi a Emma-. Por favor... No quiero pensar más en ella. Sé a donde me estoy conduciendo en pensamientos y no quiero volver a ese lugar oscuro de mi mente. Por favor, emma.- No sé que pinta debía de tener mi rostro, o incluso el tono quebrado de mi voz. Pero supe que era suficiente cuándo vi en sus ojos, que comprendía el dolor del mío. Y que ella no me juzgaría ni me diría que era tonto por pensar en Alexa cuando la rubia no lo hacía, como los demás.
Emma era como una pequeña esperanza en todo este lío.

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