Día 2: Domingo [3]

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La invitación al baile


ANGIE


Dany era un chico increíble.

No tenía que ver solamente con lo atractivo que era ―y vaya que lo era―, o con sus músculos, o con que fuera un deportista nato. Se trataba de otras cosas. Como sus sonrisas, su amabilidad o la forma en la que me trataba. Había algo que en él que era casi hipnotizante y, últimamente, había comenzado a pensar que tal vez él era el chico para mí.

Quería una oportunidad de demostrar que yo podía ser la chica para él, pero no iba a obtenerla. Al menos no con Rachel en medio.

La prueba de esto fue el baile. Era nuestro penúltimo baile de fin de curso y yo quería que fuese especial. Quería ir con un chico que me gustara y tener una linda noche, quizás una cita luego de eso. Él problema estaba en conseguir a ese chico. Debbie decía que yo intimidaba a todo el mundo y que a menos que cambiara no conseguiría novio. A ella le gustaba atacar mi forma de ser disimuladamente. El punto era que para mí no se trataba de eso. No quería a un chico que simplemente me eligiera. No quería tener que sentirme afortunada solo porque alguien se estaba fijando en mí. Quería un chico que cumpliera con algunas cualidades, alguien a quien yo escogiera, solo así significaría algo.

Dany fue el único que cumplió con mi lista. Comenzó a gustarme de verdad y, debido a algunas señales, me di cuenta de que yo le gustaba también. Entonces el baile se anunció y pensé: "¿por qué no?". Nunca había sido del tipo de persona que se sienta a esperar, así que tomé la iniciativa y decidí invitarlo.

Estábamos en la cafetería, el día que se revelo el tema del baile. Comíamos juntos en nuestra mesa de siempre y nadie más se había aparecido todavía, así que era la oportunidad perfecta.

¿Viste el tema del baile? ―pregunté tanteando terreno

―Sí, "diversión bajo el agua" ―Sonrió―. ¿Podrían ser más originales?

Me reí. Ese había sido el tema del baile unas tres veces ya.

¿Iras? ―removí mi ensalada de frutas con un tenedor tratando de parecer casual.

Claro. No me perdería el evento más cursi del año.

Sonreí.

No tiene que ser cursi. Puede ser divertido, siempre que vayas con alguien divertido.

muy cierto ―asintió, antes de darle otro mordisco a su sándwish.

Además, luego está esa fiesta que dará Thomas. ¿Irás a esa? ―él asintió de nuevo, aún con la boca llena. Me dije que ese era el momento para preguntarlo―. Tal vez si tú quisieras...

En ese preciso momento Rachel se apareció dejando un volante azul sobre la mesa e interrumpiendo lo que estaba por decir.

―¿Estás listo para otro cliché bajo el agua? ―preguntó a Dany. Él se rió.

Por supuesto, justo de eso hablábamos.

―¿Te imaginas que pongan esa horrenda y amorfa ballena gris de nuevo en el lugar de las fotos?

―Yo sigo creyendo que era un delfín. Un delfín con esteroides.

―O quizás con una mala cirugía estética.

Dany se rió de nuevo y yo me quedé sólo observando la conversación.

―¿Ya sabes que vas a ponerte, Rach? ―él alzó las cejas en su dirección

―Oh, no ―Rachel negó rápidamente con la cabeza―. No me veas de ese modo. El hecho de que sea bajo el agua no implica que vaya a ponerme un vestido azul... o gris-delfín-con-esteroides.

―¿Por qué no?, te apuesto que combinará perfectamente en las fotos

―Claro, combinará tanto que sólo se verán mi cabeza y mis brazos, porque el vestido se confundirá con el fondo como le paso a Zara Sillers, hace tres años. Además, ya elegí un vestido morado para ese día.

―Bien, gracias por decirme, así sabré de qué color comprar el ramillete. Además, tal vez yo pueda usar un traje azul ―Rachel bufó y yo me reí, así que los ojos de Dany pasaron de ella a mí―. ¿Tú qué usarás, Angie?

―mmm... aún no lo decido

―No importa ―él se encogió de hombros―, seguro te verás linda con lo que sea... Por cierto, ¿no ibas a preguntarme algo?

Pensé en la pregunta que estaba a punto de hacerle y me percaté de que él iba a comprarle un ramillete a Rachel. Eso significaba que ellos irían juntos. Mi corazón se aplastó un poco en ese momento.

―no era nada.

No pude evitar sentirme decepcionada, de verdad había pensado mucho en el baile. Además, me dolía muchísimo que justamente fuese una de mis amigas la que estuviera en el medio. Cualquiera podría decir: "no es culpa de Rachel", pero yo sentía que sí lo era.

Claro que lo era.

Porque su extraña y dependiente amistad era justo lo que había mantenido a Dany siendo el más codiciado y menos accesible de los chicos. Y su insistente presencia era lo que terminaba con la mayoría de sus relaciones. Lo peor del caso era que semanas atrás yo le había preguntado a Rachel si estaba enamorada de Daniel y ella lo había negado. Pero si era así, ¿por qué seguía siendo un obstáculo?

Sólo había una respuesta para eso: Rachel era egoísta.

No quería a Dany para ella, pero tampoco lo quería para nadie más.

Por eso me había asegurado de dejar todo muy claro en ese baño. No quería cerca de mí a ese tipo de personas falsas y manipuladoras. No iba a seguirme tragando su cuento de la niña buena. De ahora en adelante, no me detendría por nadie. Iba a conseguir sacarla de mi camino.


25 días para recordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora