Vannesa hacía días que no tenía ganas de sonreír, lo único que quería era encerrarse en su habitación y no salir hasta que el dolor de su corazón hubiese sanado, pero sabía que eso no iba a pasar nunca. El dolor podía disminuir, pero siempre le dolería. Ella había puesto todo su ser en esa relación y él la había engañado.
Nunca pensó que las palabras de Heather fueran a hacerse realidad. Hacía años que Heather le había dicho que tarde o temprano Larry volvería a ella, que la volvería a hacer el amor como la primera vez que se acostaron juntos. Por aquel tiempo ella no le había dado importancia ya que Larry huía de ella como si tuviera la peste. Pero ahora veía que Heather tenía razón, Larry había vuelto a ser de ella, y su corazón no podía soportarlo. Solo de imaginárselo este se rompía mas si era posible.
Se levantó de la cama sabiendo que tenía que seguir adelante por su hijo, Aaron era el motivo por el cual se levantaba de la cama todos los días, la razón por la cual ella sonreía y por el cual seguir adelante. Puede que el dolor de corazón le nublara la razón, pero ver a su hijo sonreír era motivo suficiente para seguir viviendo, para ver como él comenzaba en la escuela, como lograba sus sueños fueran cuales fueran, y quien sabe si en un futuro lejano vuelva a enamorarse. Movió la cabeza de un lado a otro rápidamente sin querer pensar en eso, por ahora ya había tenido suficiente dolor como para pensar en enamorarse de nuevo, por ahora su único amor y hombre sería su hijo, al cual le debía seguir levantándose cada día.
El sábado por la mañana Vannesa junto a Meri llevaron a Aaron a jugar a un parque para que Larry pudiera pasar tiempo con su hijo. Que su matrimonio terminara no quería decir que fuera a apartar a padre e hijo. Aaron adoraba a su padre, y cada noche cuando lo acostaba preguntaba por su padre y Vannesa le decía que él ya no vivía con ellos. Cuando Vannesa le decía eso el brillo de los ojos del niño se apagaba y a Vannesa se le estrujaba el corazón, pero no podía perdonar a Larry solo por el bien de su hijo. Puede que suene egoísta, pero Vannesa sabía que con el tiempo el podría acostumbrarse a ver a su padre de vez en cuando.
Los tres estaban jugando con una pelota cuando de repente Aaron se paró y se dirigió corriendo a su padre mientras lo llamaba a gritos. Vannesa vio como Larry se agachaba, abría los brazos y abrazaba fuertemente a su hijo mientras cerraba los ojos. Al terminar el abrazo Larry se dirigió hacia ellas, y las saludo con un simple "Hola" mientras miraba fijamente a Vannesa. Ella desvió la mirada cuando una imagen de su marido con Heather se le vino a la cabeza, sus ojos se le empañaron de lágrimas, por lo que sin decirle nada a nadie se dirigió hacia una cafetería que había cerca como habían quedado.
Mientras Larry jugaba con su hijo en el parque, Meri y Vannesa tomaban un café sentadas en una mesa al lado de la ventana, desde la cual podían ver a padre e hijo jugando en el tobogán, en el columpio e incluso a la pelota. Vannesa no pudo evitar mirar a su marido, se le veía despreocupado, joven y no un hombre de negocios con el pantalón vaquero y la camiseta blanca que se ajustaba a su torso perfectamente. Meri y Vannesa estaban hablando de la llamada que había recibido Vannesa la tarde anterior. La habían cogido como empleada en la cafetería en la que dio los datos hacía unos días. Vannesa estaba emocionada con la noticia, trabajar significaba dejar de estar en casa comiéndose la cabeza con todo lo relacionado con Larry y el divorcio. Ella había dejado claro que no quería nada del dinero de Larry, lo único que quería era su libertad, pero Larry estaba poniendo pagas, el quería darle una manutención al mes por el niño y ella no sabía que hacer. Cuando volvió a mirar por la ventana, se tensó y maldijo mientras se levantaba para dirigirse hacia la puerta de la cafetería.
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Larry vio con impotencia como Vannesa se iba sin decirle una sola palabra. Él había acordado verse en ese parque con el niño mientras ella y Meri tomaban algo en una cafetería cercana, pero lo que no había esperado es que ella lo ignorara por completo. Sin tiempo que perder se agachó para estar a la altura de su hijo y le preguntó que a que quería jugar, lo que el niño le respondió que al tobogán, al columpio y a la pelota entre otras cosas, por lo que con una sonrisa en ellos labios Larry cogió a su hijo de la mano y se encaminó hacia los toboganes.
No sabía cuanto tiempo había pasado ya, solo sabía que había jugado con su hijo en los toboganes, y que este le había obligado a tirarse también por ellos recibiendo sonrisas coquetas de ciertas madres que había en el parque. Después había estado un buen rato empujando por el columpio en el que Aaron eligió sentarse, aunque cuando se cansó quiso que su padre cambiara de lugar con él, por lo que Larry se sentó en el columpio para que su hijo lo empujara. Pero al ver que este no era capaz de mover lo se impulsaba un poco con los pies para satisfacer a su hijo, el cual chilló de alegría al ver que podía mover a su padre.
De repente vio como Vannesa salía tensa de la cafetería y se dirigía a grandes zancadas a donde ellos estaban. El no entendía el cambio de actitud de Vannesa, hasta que cuando solo faltaban unos metros para que ella legara hasta ellos unos brazos lo rodearon por la cintura. Larry se giró sorprendido, y abrió los ojos como platos al ver a Heather con una sonrisa de oreja a oreja. Sin importarle lo mas mínimo que Vannesa estuviera parada delante de ellos, o que el niño los viera Heather beso a Larry en los labios, el cual tardó unos segundos en reaccionar y apartarla mirando a Vannesa con temor.
– Vannesa, esto no es lo que parece, yo no la invité a venir.
– Claro que me invitaste caramelito. Ayer me dijiste que venías a jugar con Aaron y que si quería que me pasara.
– ¡No! Maldita sea, deja de mentir, yo nunca te invité a venir.
– Bueno, es tu palabra contra la mía, y viendo la cara de tú mujer, diría que me cree mas a mi.
Larry se giró rápidamente hacia Vannesa y con los ojos le suplicó que le creyera a él, pero Vannesa solo cogió de la mano a su hijo, se dio media vuelta y se dirigió hacia donde tenía el coche aparcado.
– ¡Vannesa espera!-. Gritó Larry persiguiéndola-. No puedes creerla a ella, es una mentirosa, siempre lo ha sido y lo sabes.
– Lo único que se Larry-. Dijo Vannesa dándose la vuelta-. Es que tú y yo somos los únicos que sabíamos que íbamos a quedar hoy aquí. Y dado que me has engañado con ella y que me lo ocultaste muy bien, dime, ¿Cómo puedo confiar en ti?
– Sé que te fallé, que te mentí. Pero te juro que esta vez te digo la verdad. Ella está mintiendo, no se como supo que habíamos quedado aquí, pero esta mintiendo.
– Da igual, ella esta aquí, y yo no quiero a mi hijo cerca de esa arpía. Por lo que mejor me voy, y si la próxima vez la quieres traer, por lo menos ten la consideración de no mentirme.
Y sin decir nada mas Larry vio como su mujer junto con su hijo se subían al coche y se iban. Sin poder contenerse Larry giró sobre sus talones y se dirigió hacia Heather la cual tenía una gran sonrisa plasmada en su cara.
– ¿Cómo supiste que estaría hoy aquí?
– Muy fácil querido. Te escuché hablando por teléfono con la zorrita, por lo que decidí venir a visitarte.
– Maldita sea Heather, déjame en paz, o lo lamentaras-. Le advirtió Larry con voz de pocos amigos.
– No-. Replicó Heather-. Te he dicho que voy a hacer todo lo posible para que Vannesa no vuelva contigo y que seas mío.
– Entiéndelo de una vez Heather, ¡NUNCA VOY A SER TUYO!-. Gritó Larry perdiendo la paciencia.- Si Vannesa nunca regresa conmigo, prefiero encerrarme en un monasterio de curas antes que estar contigo.
Sin que le diera tiempo a reaccionar Heather le dio un bofetada y se fue maldiciéndolo. Larry no lograba entender que le pasaba a esa mujer, definitivamente estaba loca.
Sin mas tiempo que perder se subió a su coche y volvió a su apartamento, donde tenía papeles que resolver y adelantar, si quería hacer lo que tenía planeado. Por un lado le apetecía pues era una forma de acercarse a Vannesa y de pasar tiempo con ella, pero por otro lado no quería, puesto que usaría a su hijo. Pero si quería recuperar a su familia tendría que hacerlo.
Sorpresa, aquí otro capítulo para compensaros por haber estado todo el finde desaparecida. Espero que os guste.
¿Que os parece Heather?
Larry y Aaron en multimedia.
Gracias.
Mariam :)
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Sin Confianza NO queda nada
RomanceVannesa Ferguson tiene 23 y desde que se casó tres años atrás tras quedarse embarazada su vida se ha convertido en una rutina diaria que la aburre. Su marido es un gran empresario y trabaja hasta tarde por lo que apenas tiene tiempo para ella y para...