Haber, lo que ahora sigue es raro. Muy raro. Como ustedes sabrán, por el último capítulo, Xavier durmió conmigo. Yo estaba tranquila, se suponía que sólo era una vez.
Grave error.
Eso, se volvió una rutina. Xavier se acostumbro a dormir en mi cama. Aveces pensé en dejarlo afuera, no abrirle la puerta. De hecho, una vez lo hice.
¿Saben lo que hizo Xavier?
Pues, se quedó afuera de la puerta. En suelo, durmiendo. ¡No se fue a su habitación! Se quedó ahí, a las afueras de mi puerta.
- Oye, pervertido - le llame en aquella ocasión - mejor entra.
Xavier se removió feliz, se puso de pie y me sonrió.
- Gracias, Kayla.
Entró y se acomodo en mi cama. El al derecho y yo al izquierdo. Era raro, porque no es normal dormir con alguien a mi edad. Más raro aún es dormir con un bombón a tu lado, que mientras duermes pasa su brazo sobre tus hombros, sólo para protegerte.
Además de acostumbrarme a dormir con Xavier, me tuve que acostumbrar a las burlas que me hacía Lina.
- Eh, matrimonio, arriba - decía desde la puerta lanzando una almohada.
- ¡No somos un matrimonio! - grité yo.
- Aún no, pero, Oye. ¿Quien sabe el día de mañana? - decía Xavier sonriendo, mientras se levantaba - puede que nos casemos, y que hagamos lo que hacen los matrimonios...
- ¡XAVIER! SALE DE AHÍ - decía Lina, ocultando una risa.
Así era mi rutina diaria. Dormir con Xavier, ser molestada por Lina por las mañanas y terminar sonrojada toda la mañana a causa de todo lo anterior.
Eso era lo malo. Ahora viene lo bueno de esta cuestión.
Dormir con Xavier me daba tranquilidad, paz y más que nada, un calor. Pero, eh, pervertidas, no "ese" tipo de calor. Sino calor corporal. Él es muy cálido.
Otra cosa buena de dormir con Xavier, o compartir con él, era que siempre me dormía con una sonrisa y me despertaba con esta. Si, eran hermosos esos momentos.
Que la última imagen que veas antes de dormir sea una sonrisa (malditamente perfecta) y que en la mañana se repita, eso, no tiene precio.
Con esos motivos y más, me acostumbre a dormir con Xavier. Si, lo admito. Me agrada compartir cama con él. Me encanta.
- Eh, vamos, que vamos tarde - Xavier me llevaba de la mano. Estábamos entrando al instituto Raimon.
¿Por qué estaba pensando en una cama y lo peor de pensar eso, es que también estaba Xavier?
Ni puta idea, seguramente hormonas de adolescentes.
- Ya, perdón - me disculpe y me puse a su lado. Aún no soltaba mi mano y eso, también era de sus manías que hacia. Siempre que caminábamos al instituto, él me tomaba de la mano.
No me molestaba el contacto. Su mano es suave. Cálida. ¿Eso molesta? No, no lo hace. Simplemente me acostumbre a eso sin darme cuenta.
Eso sí, yo soltaba su mano cuando llegábamos al instituto. No quiero tener problemas con sus fans.
Precisamente con Bellatrix, ella es... especial. ¿Recordaran mi pasado con ella? Bueno, la situación no mejoro.
Ella al enterarse de que pasaba tiempo con Xavier, le hirvió la sangre y tengo la sensación de que me odio más de lo que ya hacia.
En fin, dejando de lado a mi piedra en el zapato, pasemos a lo bueno. Ya tengo amigas, y son las mejores.
Las conocí mientras estaba observando uno de los tantos entrenamientos de Xavier. Recuerdo que ese día yo no quería ir, pero como ya se habrán imaginado, Xavier no aceptó un no por respuesta. Pero esta vez no me dejó estar bajo mi árbol.
No. Él quería que estuviera en la banca del equipo, mirándolo entrenar. A regañadientes me senté en un rincón de la banca. Procurando no molestar. Tratando de pasar inadvertida. Fue peor para mí, parece que llame más la atención de la que hubiese querido.
- ¡Hola! - me saludo una chica de cabello azul, con unas gafas en la cabeza y una mirada amistosa - ¿qué haces aquí?
Me puse nerviosa. Muy nerviosa, no estoy acostumbraba a interactuar con personas. Personas que no sean Xavier o Lina. Hace años que no hablo con alguien fuera de clases.
- Eh... vine a ver el entrenamiento - dije mirando mis zapatos.
- ¿A si? Bueno, ven con nosotras, así no estarás sola - dijo la misma chica de antes.
- No - me apresuré a decir - estoy bien sola.
- Venga - hablo una chica de piel clara, su cabello le llegaba hasta la cintura y era castaño - no te vamos a dejar aquí. No me gusta que la gente este sola. Además, si estas aquí, es porque estas mirando a un chico y con eso, creeme, te podemos ayudar.
- Estoy aquí porque me lo pidieron... - dije mirándola a los ojos.
- ¿Te lo pidió? - salto una chica de cabello corto, castaño oscuro.
- Oh, eso no es normal... - dijo una chica de grandes ojos lilas o morados, no los vi bien.
- Okay, tu nos vas a decir quien lo hizo. Tenemos que molestarlo - hablo la de gafas - por cierto, me llamo Celia.
- Yo soy Nelly, Nelly Raimon - dijo la de largo cabello castaño.
- Yo soy Silvia, un gusto cotillear contigo - guiño un ojo la de cabello corto.
- Yo soy Cammy, un gusto - dijo la de color de ojos dudoso.
- ¿Como te llamas tu? - dijeron las 4 al mismo tiempo, eso me asusto.
- Me llamo Kayla Walters, un gusto, supongo - dije sonriendo, obviamente nerviosa.
- ¿Eres Kayla? - comentó asombrada Silvia.
- ¿La Kayla que habla siempre Xavier? - Nelly lo dijo moviendo las manos con euforia.
- Supongo... - contesté.
- Bueno, tenemos muchas cosas que hablar - Celia se sentó a mi lado y paso su brazo por mis hombros - muchas cosas de las qué hablar...
Asi comenzó mi amistad con ellas. En un principio no sabía como actuar. Era mi primera vez. Más de alguna ocasión me quede callada en una conversación. Más de otra que me iba al rincón.
Aunque después era arrastrado por Celia junto a ellas, pero igual.
Todo fue de a poco. Con paciencia y saliva, el elefante se la metió a la hormiga.
(Esa frase la escuche de un tal Caleb)
Poco a poco lo que me hacía odiar ir al instituto (aunque antes me gustaba para evitar unas cosas, las que ya sabéis) cambiaron. Si, cambiaron. De un momento a otro me gustaba ir.
Me gustaba ir y compartir con las chicas. Reírme con ellas. Ayudar con las cosas del equipo de fútbol. Me gustaba ir al instituto por mis amigos.
Me gustaba ir al instituto por mis amigos. Cotillear con Nelly, cocinar con Silvia. Conversar con Cammy y estudiar con Celia. Me gustaba eso.
Todo mejoró. Todo.
Mi vida, mi apariencia, mi todo.
De un momento a otro ya no era una chica débil, que era golpeada por su propio padre. Ya no era esa chica que lloraba. No era esa chica que temia hablar. No, ya no lo era.
Ya no estaba triste, estaba feliz. Tenía una buena vida.
Pero el mundo consta de elecciones. En otras palabras consiste en apuestas arriesgadas y no todo el mundo es conscientes de esto. Yo no lo era, hasta que aposté mal.
Aposté a que todo iba a ir bien, que ya mi pasado ya no me perseguiría más.
Aposté mal, porque un día a mi instituto llegó alguien. Llegó mi padre a arruinar todo.
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No estas sola... [Inazuma Eleven | Xavier Foster]
FanfictionMi vida era una mierda, a veces me daban ganas de acabar con mi vida. Terminar ya mi sufrimiento y partir de este mundo para descansar en paz. Dejar de respirar para poder dejar de sentir el dolor. Dejar de sentir los golpes de mi padre... Se que el...