Capítulo 2: Cuando lo conocí...

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El lunes llegó antes de lo que yo esperaba, y mis miedos no me abandonaron. Mi rostro estaba menos hinchado y con varias manchas de color morado oscuro esparcidos por toda mi cabeza. Las manos de mi padre quedaron marcadas en mis brazos.

Trate de bajarles el perfil con un poco de maquillaje, para no ser el centro de atención en el Instituto. No quería pasar mas vergüenza.

Me puse en uniforme con dolor, sentía como la tela del uniforme que hacia retorcerme de dolor, el mínimo rose en mis heridas me dolió demasiado.

El tan dolo hecho de caminar... Me hacia dudar de mi idea de ir a clases ese día, pero no podía faltar. Si faltaba una vez más, repetiría el curso y no tengo pensado hacerlo. Si quiero salir de aquí y escapar de las garras de mi padre... Debo tener estudios y calificaciones sobresalientes, para poder seguir estudiando.

El camino al Raimon, lo pase mirando el suelo y viendo como la gente se veía feliz. Los niños contentos de que sus madres los fueran a dejar al Jardín... Algo que pocas veces pude hacer yo.

El viento comenzó a soplar con fuerza, y los papeles levantaban vuelo y desaparecían de mi vista.

Mi castaño cabello se movía con brusquedad y dándose a lucir de manera extraña. Trate de acomodarlo de alguna manera pero todos mis intentos, fueron en vano, siempre terminaba de igual manera.

- Dios... Acompañame hoy por favor... - Suplique a los cielos en un susurro al entrar por la puerta del Raimon.

Sentía como todas las miradas terminaban en fijas en mi. Escuchaba sus cuchicheos y risas de las chicas mas populares. Las expresiones de sorpresa de algunos chicos que alguna vez había visto por lo pasillos.

Camine rápidamente para dejar aquellas sensaciones incómodas y que me molestaban. Escuche mas de alguna chica gritandome estupideces. Las ignore.

Llegue rápidamente al salón y me senté en mi rincón, donde nadie se sentaba. El lugar donde había mas sombra, donde jamas me verían y no me molestarían por los golpes de mi cara.

Las clases fueron lo peor de ese día, a cada cambio de profesor, venían las chicas mas populares a molestarme. Entre ellas Isabelle, ella llegó al fin de las clases... Como siempre me quedaba hasta el final, para tratar de llegar lo mas tarde posible a mi casa...

- ¿Te golpearon nenita? - Me preguntó moviendo su dedo.

- ... - No le respondí, no quería hablar, por que podía romper en llanto en cualquier momento. No estoy en mi mejor momento esta vez... Y puedo reaccionar de manera violenta en estos momentos.

- ¿Te comieron la legua los leones Kayla? - Se acercó de manera peligrosa a mi.

- Por favor alejaté Isabelle - Le pedí mientras movía mi silla y la pegaba a la pared.

- ¿Y si no quiero? ¿Que harás? ¿Llorar? Jajaja - Se puso a reír junto a sus amigas, todas estiradas y con cara de putas.

Me estaba sacando de quicio, y mi paciencia se acaba a una velocidad increíble. No me sorprendería si en cualquier momento le doy un golpe.

- Pero que Hija de Puta ... Que se va a la sombra y esconderse de los demás... Estas en la boca de todo el Instituto Kayla. Todos están hablando de ti, diciendo que eres puta y que tu cliente te golpeó por no saber hacer bien tu trabajo.

- Bellatrix no hables si no sabes la verdad - Le dije mientras golpeaba la mesa con la palma de mis manos.

- ¿Así? Púes yo solo te digo los rumores que corren por los pasillos del Instituto. Solo la pura y santa verdad... Puta barata... - Resalto lo último y me dolió.

No estas sola... [Inazuma Eleven | Xavier Foster]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora