Capítulo 12: Vuelve mi temor

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Antes de que me encontrara directamente con mi progenitor. Todo iba bien. Yo estaba ayudando a Cammy con las bebidas del equipo, Celia anotaba unas cosas y Nelly reñía a los chicos para que lo hicieran mejor.

Ya estaba acostumbrada a esto. A ayudar en los quehaceres del equipo. Y las chicas me aceptaron encantadas de la vida, hacia falta una mano a estas cuatro.

Esa mañana habíamos quedado por la tarde, para ver una película. Las chicas estaban emocionadas y más aún lo estaba yo. Iba a salir con mis amigas, por primera vez en mi vida.

El día pintaba que sería bueno. Aposté por eso y me salió mal.

Los chicos estaban haciendo abdominales, mientras el entrenador Travis contaba. Él era una persona sería, y mucho. Pero tenían buen corazón. Parecía saber mi condición, porque siempre me preguntaba como estaba. De seguro Xavier le contó.

Nelly seguía riñendo a los chicos y yo estaba a lo mío. Cuando Celia levantó su mirada de sus apuntes.

- Oh, hay un señor dando vueltas hace rato...

- ¿Si? Anda a preguntar qué necesita, puede que este buscando algo - contesté secando una botella de agua.

- Vale, voy y vuelvo - Celia dejó su cuaderno de apuntes sobre la banca y salió.

Cammy estaba trabajando concentrada, era empeñoza la chica. Silvia estaba preparando la merienda, echa por ella y Cammy. Nelly se mantenía alejada de la cocina, no es lo suyo. Una vez probé uno de sus onigiris, y, estaba malísimo. Por eso se mantiene alejada. Para mí, es una excusa válida.

- Kayla, ya volví - Celia dijo a mis espaldas, yo estaba subiendo la caja con botellas a la banca.

- ¿Si? Que bueno, ¿que estaba haciendo ese caballero? - le estaba dando la espalda, porque estaba ocupada acomodando las botellas. A algunas personas les molestaba que le dieran la espalda, pero a Celia no. Ya lo había confirmado tiempo atrás.

- Estaba buscando a alguien, te estaba buscando a ti - me dijo, sonaba nerviosa.

- ¿A mi? ¿Quien me buscaría a ...? - no terminé la pregunta. Ya me había dado la vuelta y lo vi a él. A mi padre con sus ojos locos y llenos de rabia. Tenía el rostro golpeado, lo cual me gustaba.

- Hola, hija mía... Tanto tiempo - dijo con su horrible voz. Trató de abrazarme pero yo me corrí. No quería que me tocará.

- No me toques - ya estaba lejos de él, no mucho, pero lo estaba.

- ¿Qué pasa hija? ¿Por qué no me abrazas? - decía con rabia en sus palabras. Lo notaba. También odio.

- Bueno, los dejó, yo tengo que ir a mear. Ups, perdón, tengo que ir a vaciar mis fluidos biológicos al baño - y se alejo, peor mientras se volteaba dijo sin voz: voy por ayuda.

Ella no sabía mi historia, bueno, sólo un poco de ella. Nunca le expliqué porque me no vivía con mi padre y porque lo hacia con Xavier. Nunca, porque a ellas no les importaba.

Seguramente Celia vio en mi rostro que no era una visita agradable y fue a buscar ayuda. Lo cual agradecí para mis adentros.

Cuando Celia ya había desaparecido a la vista, mi padre se acercó rápidamente.

- Por fin te encontré perra - dijo con odio. Llevaba bufanda, la cual se bajo. Pude ver sus labio hinchado.

- No me hables así - dije más segura de lo que alguna vez me habia dirigido a él.

- Vaya, estas diferente... como menos zorra - decía con rabia.

- No me llames zorra, progenitor - como nunca, le hable mirando sus ojos lujuriosos.

- ¡Progenitor! Yo soy tu padre - me pegó una cachetada que resonó por la cancha - soy tu padre y merezco respeto.

Mi mano se dirigió al lugar donde él me había golpeado. Me ardía la cara. Hace tiempo que no me golpeaban, ya había perdido la costumbre.

- Es que eso no eres, padre es el que cría, no el que engendra - dije rabiosa - y tu no me criaste.

- ¿Como que no lo hice? - su voz era ronca y dura. Su voz intimidaba al escucharla - ¿quien te mantuvo en la casa? ¿Quien te dio de comer?

- Técnicamente no lo hacías. Un paquete de Oreos cada tres días no son comida. Y prácticamente yo mantenía la casa con mis trabajos de verano.

- ¡TRABAJOS DE VERANO! - dijo tratando de golpearme la cabeza, esta vez lo evite - esos no eran trabajos.

- Pero bien que el dinero te servía para beber, fumar y apostar - dije alejándome de él. Pero el fue más rápido y me tomó de mi mano con fuerza, y me dolía su aprieto.

Nuestras miradas se cruzaron y vi sus oscuros ojos, llenos de rabia - me las vas a pagar, hija de puta.

- ¡No le digas puta a mi madre! - trate de soltarme de su amarré, pero él era más fuerte que yo.

- Era una puta, aquí y en cualquier lado. Y tu vas a seguir su camino, vas a terminar igual que ella - ejerció más fuerza en el amarré - terminarás igual de muerta que ella.

- Ella murió para salvarme, me protegió del atropello - me removí en el lugar, no podía seguir cerca de él.

No sabía de donde saque tanta valentía, pero sentía que se me acabaría dentro de poco.

- Es que esa era la idea, quería deshacerme de ti. Escoria - eso me llegó como una bofetada - la que tenía que morir eras tu, no tu madre. Ella me servía para el sexo, no tenía que morir.

Me había quedado en transe. Sabía que mi padre me odiaba, pero no que me había tratado de matar. En el pasado había oído que simplemente fue un accidente. Que un borracho lo había hecho. O bueno, eso fue lo que dijo mi padre.

Eso explicaba el odio que me tenía, ha la tratado de matarme años atrás. Por eso me trataba mal.

- ¿Me quisiste matar...? - mis ojos ardían. Señal de que me iban a salir las lágrimas.

- Si, te quise matar. Suena lógico, no servías para nada. Eras estresante - me acercó a él de un tirón - te quería matar antes, y ahora también.

Yo estaba en transe. Yo odiaba a mi padre, pero no para matarlo. Puede que alguna vez lo hubiese pensado, era producto de la rabia de sus golpes.

No me había dado ni cuenta de que habían llegado los chicos, el entrenador y mis amigas también. No estaba en mí. Estaba en shock.

Cuando el puño del entrenador choco contra la cara de mi padre, él me soltó. Y yo me desplome en el suelo. Me había desmayado, llegue a la inconsciencia.

Me golpeé la cabeza con el suelo. Estaba inconsciente. Después de eso no estaba en mí. Estaba mal.

Mi propio padre me quiso matar años atrás, y siguió con la tarea el resto de mi vida. Puede que yo con mi historial con él, no me debería importar o no tomarle tanta importancia, pero me quede en shock.

Aún en la inconsciencia, resonaban las duras palabras de mi padre en mi cabeza.

«Si, te quise matar»

«Te quería matar antes y ahora también »

Con esas palabras en mi mente, me sumergí por completo en inconsciencia.

No estas sola... [Inazuma Eleven | Xavier Foster]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora