Capítulo 16: Delatada

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- Despierta, amore mío - alguien me decía, acariciando mi mejilla.

La voz, era suave. Pero, sexy. Y, sí, era Xavier.

- Hola, Xavier - le brinde una sonrisa, pero quite su mano - ¿en que momento, circunstancia te pusiste arriba mío? Y peor aún, ¿cómo no te sentí?

- Eso no lo sé, puede ser que tu Kayla interior me quiso tener arriba suyo. Y porque no me sentiste, es porque no me apoye en ti. Puse mi peso sobre mis brazos, así no lo notabas y podía observarte dormir.

- Okay, eso da miedo. Me miraste dormir, lo cual es normal en ti. Pero, hacerlo de esa posición ya es otra cosa e da miedo. Porque tenías vista directa a - apunte a mis personalidades -, eres un pervertido.

- Eh, aún así, pervertido. Te gusto - estaba sobre mi, apoyado en sus brazos y en un movimiento que no vi, se acercó a darme un corto beso en los labios.

Se levantó de la cama, estaba sólo en pijama (que había cambiado a ser sólo un pantalón corto, ya no usaba camiseta) y se acercó a la puerta.

- Voy a por el desayuno, esperame baby - me lanzó un beso y cerro la puerta.

No pude evitar sonreír. Y eso sólo lo provocaba Xavier en mi. Puedo admitir que ya no es incómodo para mí el hecho de dormir con Xavier. Porque el es un caballero que me respeta.

Pero chicas, no es tonto. No para de tentarme. Ahora duerme sin camiseta y eso ya es bastante difícil de mirar sin tener taquicardia en el mismo instante. Ahora, mis amores, imaginen dormir aferrada a ese duro pecho de dios griego, todas las noches.

No, no es fácil.

Y bueno, como Xavier me provoca, pienso que aveces yo también lo provoco. Ya que, aveces se levanta rápidamente de la cama, y no vuelve en un rato duchado. Puede que sea yo, o las hormonas de un adolescente en desarrollo. Lo más probable es que lo último, pero me gusta pensar que era yo.

Ya estaba vestida con un vestido caqui, unas botas y una trenza de lado. Ya había tomado desayuno junto a Xavier y tuve que jugar su juego de «amor, amorcito» mientras me daba comida.

Hoy es sábado, por eso es un día de flojera máxima. Con suerte con levantamos, y lo hicimos porque Xavier me había invitado a salir.

¿Dónde? No sé.

¿Primera cita? Si.

¿Nervios? Bastantes, bastantes, muchos para mí cuerpo.

Por eso me hice una trenza y me puse vestido. Sino andaría con un pantalón corto y camiseta. Pero, hoy es un día especial. Mi primera cita con Xavier, la cual promete.

- Me avisas cualquier cosa - me decía Lina en la puerta. Íbamos a pie, el inició más romántico del mundo; ir caminando.

- Si, te aviso si me quiere secuestrar a un cuarto de hotel y hacerme cosas malas. Yo te aviso - me despedí de ella con un abrazo.

- Cosas malas que te gustarían, y no digas que no - él esperaba en la calle.

Lina me dio beso en la mejilla, me acaricio el cabello. Y sonrió.

- ¿Llevas las tijeras?

- Siempre en mi bolso - levante el bolso que estaba colgando de mi hombro.

- Esa es mi chica - me empujó.

Una vez ya con Xavier, obviamente íbamos de la mano. Desde lo del hospital que Xavier me agarra de la mano con toda autoridad, y con mi permiso.

Me gustaba su mano, era suave, cálida y más que nada; era de Xavier.

- ¿Adónde vamos, Xavier?

- A un lugar muy sexy, y me gustaba como me llamabas mientras dormías, era más lindo - me sonrió.

Él estaba vestido con una camiseta blanca, junto a una camisa azul abierta. Unos vaqueros que hacían resaltar el trasero de futbolista que tiene; levantado y redondo. Y unas zapatillas a juego.

- ¿Hablo mientras duermo? - dije, asustada por las cosas que pude haber dicho. Puede que haya dicho que me había ENAMORADO de Xavier. Que es lindo, o que no me cepillo los dientes en las noches. Cualquier cosa podía dejarme mal.

- ¿Anoche o antes?

- Haber, tiempo - hice la "T" con las manos - ¿siempre he hablado mientras duermo, y no lo sabia?

- También babeas... - aguanto una risa.

- Eso explica la humedad dde la almohada a diario, pero lo de hablar... ¿que he dicho?

Nos acercábamos a la ciudad, las calles estaban un tanto vacías. El viento era suave, y el sonido de la actualidad apareció. Estábamos pasando frente a un escaparate de una tienda de golosinas. Nos vi en el reflejo, nos veíamos bien.

- Antes que no te dejaran, o algo así. Yo te abrazaba y te callabas y dormías tranquilamente. Anoche decías; amor, ahora no. Esta tu hermana cerca.

Oh, carajo.

Si, soñé con Xavier algo así. No sé, y ahora me dio miedo. Él lo sabía, y se estaba riendo. Yo me había sonrojado por la vergüenza del simple hecho de que el sueño no era santo. Era pecaminoso, dejaba en duda mi comportamiento de señorita.

- ¿Puedes olvidar las cosas que haya dicho mientras dormía? - él me miro con, ya saben, su sonrisa - como que uno no es consciente cuando duerme, y menos de lo que uno habla (como si fuera normal, ¿no?) mientras duerme.

- Claro, menos una cosa. La cual si tratara de olvidar, no podría.

- Vale, ¿pero, que es eso que no puedes olvidar?

Xavier me hizo mirarlo fijamente a sus ojos. Tomó mi otra mano. Nos detuvimos en medio de a cama, lo más normal del mundo.

- Hace unos días, mientras dormías dijiste - comenzó a sonreír mucho - Xavier, te amo.

**********
Okay, no se que paso en ese momento. Seguramente me comencé a reír como loca. De puros nervios, y Xavier no pudo evitar callarme con un beso.

Después de eso, no hablamos más. No era incómodo como para Xavier, pero para mí lo era.

Mientras dormía le había dicho que le amaba, y eso no son palabras al viento. Son palabras de fuerza mayor.

¡Pero no quiero que se malinterpreten! No digo que no lo sienta, porque si lo siento.

Vaya, me sonroje. Esto de ponerse roja es una mierda.

Pero, decirlo de esa manera... como que no es habitual, y te deja en una posición incómoda.

Lo bueno es que Xavier estaba feliz, se le notaba de sólo verlo. Sonriente, alegre y tarareando una canción.

No me había dado cuenta de que habíamos llegado a un acuario. Estaba tan pérdida en mi mente, pensando en Xavier que no note cuando entramos, porque cuando volví en mí misma estábamos viendo un estanque con peces de colores.

- ¿Te gustan?

- Claro, son bellos.

- No como tú, obvio. Pero, que se le va a hacer. Nadie es perfecto como tú - me robo otro beso.

Tuvimos una linda tarde, debo admitirlo. Xavier sabe tratar a una mujer, como hacerla sentir bien.

Me compró comida, lo cual es hermoso para una chica.

Me compró unas rosas, lo cual resalta su caballerosidad.

Me dio besos, lo cual, me encantaban cada vez más.

Ya estábamos caminando nuevamente por las calles de la ciudad de Inazuma, llevaba mis rosas en brazos y Xavier llevaba mi globo de corazón.

- ¿Nos vamos a la casa? - me atreví a preguntar.

- No, aún no. Tenemos que ir a un lugar más... - me robo un beso, y seguimos caminando

No estas sola... [Inazuma Eleven | Xavier Foster]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora