Capítulo 5 (Parte 2/2)

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Me doy media vuelta para tomar las riendas del bolso con más firmeza y poder levantarlo.

El departamento de Fénix no se ve mucho más diferente a como lo vi la primera vez. Sólo se nota un poco más... apagado. Deposito el bolso al pie del sillón, y entonces me siento en él. Fénix se fue por allí atrás sin decir nada. Junto las piernas y apoyo mis palmas en las rodillas, mientras veo alrededor. Esperaba encontrarme con algo para distraerme, pero sigue sin haber nada: ni un cuadro, ni una pintura, ni un adorno.

Me muerdo el interior de la mejilla pensando si hice lo correcto al venir aquí. Tal vez lo esté molestando.

-Eh... ¿Quieres algo de comer?

Me volteo para ver sobre mi hombro. A través de aquella ventana que tanto me fascinó la primera vez que la vi, la que no tiene vidrio y que separa la pequeña sala de estar con la cocina, logro ver a Fénix con la cabeza gacha mientras saca cosas de la heladera.

-Tengo -dice, mientras repasa las opciones- media hamburguesa, sobres de sopa -frunce el ceño y se mete todavía más dentro de la heladera, murmurando-. Por el amor de Gea, ¿qué es esto?

Sonrío reprimiendo una risa.

-Tentador. Pero no, gracias.

-También acabo de encontrar una lata de tomates -advierte, por si cambio de opinión-. Ni siquiera hago salsas.

-No tengo hambre, está bien.

Suspira mientras se rasca la nuca y vuelve a guardar todo ese manjar en su lugar.

-Lo lamento, no está muy abastecido. Hubiera traído algo si hubiera sabido que vendrías.

-No te disculpes, yo vine de improviso. Ya tengo bastante que agradecerte con que me dejes quedarme.

Por alguna razón levanta la mirada para verme, pero yo me giro.

-Creo que quepo bien en este sofá.

Me levanto para echarle una mirada constructiva justo cuando él aparece en la sala, arrugando la cara.

-No vas a dormir en el sofá -espeta en medio de bocados. Al parecer lleva un pedazo de comida a la boca.

Espero que no piense ni esté proponiendo que ninguno de los dos duerma solo en el sofá.

-No creo que tengas otra cama. No te preocupes, con esto me basta.

Abro el cierre del bolso para sacar ropa más cómoda para dormir cuando una mano me sobresalta. Aprieta su palma contra el bolso impidiendo que lo abra del todo.

-No, yo dormiré aquí -dice-. Vamos, puedo mostrarte la habitación.

Levanto la mirada para verlo: está inclinado sobre mí con todos aquellos cabellos rebeldes, con aquella simple camiseta y aquellos calcetines libres de zapatillas. Le mantengo la mirada y entonces él se da a entender que me he rendido. Cuando se levanta, me muevo de un rápido movimiento y me siento en el sofá, levantando el bolso y colocándolo a mi lado.

-Que no -digo. Fénix suspira y levanta la cabeza mirando hacia el techo.

-Sí que eres difícil.

-Difícil sería que tú entraras en este sofá -agarro un almohadón y lo coloco detrás de mi cabeza. Sonrío porque sé que estoy haciendo lo correcto; sería muy maleducado de mi parte si, además de llegar sin avisarle, le quitara su habitación y lo dejara durmiendo en un sofá de metro y medio.

-Está bien -termina rindiéndose, mientras alza los brazos en el aire-. Te traeré una manta. ¿Quieres algo más?

-No, estoy bien.

Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora