Capítulo 44 (Parte 2/2)

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Algunos se descontrolan, y los gritos que les echa Danna cuando percibe lo que está pasando no son capaces de detenerlos. Ya no. Les obliga que paren, les insiste, y aunque algunos todavía están bajo sus órdenes, no tardan mucho en unirse cuando los que comenzaron a atacar no parecen tener deseo de cesar y necesitan defenderse.

Otra sensación fría me acaricia el cuello antes de girarme y deshacer el hielo, y eso me trae de vuelta a la realidad.

—¡Alto! —aúllo cuando veo a un ignisio a punto de contraatacar. Lo tomo del hombro pero él se retuerce y desaparece en el descontrol— ¡Ya basta! ¡Paren! ¡Estamos en la ciudad!

Una chica me grita casi en el oído cuando paso corriendo a su lado y noto que se le está prendiendo fuego la camiseta. Yo me la quedo viendo, sólo un segundo, y cuando estoy a punto de seguir mi camino, atajo un movimiento con un resoplido y me echo a su lado para apagarle las llamas. Ella se queda en trance cuando me levanto con prisa y sigo corriendo.

—Diles a los tuyos que se detengan —musito antes de dejarla.

Esquivo ataques, esquivo personas. Para mi alivio, todavía hay gente que se queda al margen y otros tantos que se dedican a detener a sus compañeros y convencerlos de parar... pero no son la mayoría. En mi camino hacia Danna la pierdo de vista, pero veo que alguien se está encaminando hacia un coche negro encendido en la otra punta de la calle.

—¡Seymour! —grito cuando ya estoy más cerca. El líder echa solamente un vistazo hacia mi dirección, porque antes no apartaba la mirada de la puerta de aquel auto— ¡Detén esto...! —un hawa se interpone en mi camino, quizás considerándome una amenaza, y yo trato de apartarlo mientras se dé la ocasión de que Foissard me está escuchando y me presta atención— ¡Ordénales que paren! ¡Que se retiren!

Seymour mueve los ojos serios por el lugar cuando Lien se mete en el asiento trasero y lo atrae para meterlo con ella, deprisa.

De repente, su mirada se clava en mí.

—Ustedes empezaron esto —sisea, y a mí aún me están jalando del brazo para alejarme—. Todos vieron cómo un chico ignisio salió enfrente de todos a atacarme, —entorna los párpados— ¿de verdad crees que no responderán ante ello?

—Sí —insisto—, sí si se lo dices. Sí si acabas con todo esto.

Seymour sacude levemente la cabeza, como diciendo que ya todo es demasiado tarde. Como si, para los hawas, ver que su líder fue amenazado por un detestable ignisio fuera algo imperdonable; algo que ya no los detendría en su intento de contraatacar.

—Fue un gesto de iniciar batalla.

A mí me escuece la garganta cuando su mirada parece excavar en mi mente.

—Mira con quienes te has metido —dice, como último aviso.

—Todo esto será un desastre... —susurro— por favor...

Pero la puerta se cierra, y el auto sale como una exhalación por la calle haciendo que cualquiera que esté en su camino se corra a un lado de un salto. El hawa a mi lado me empuja hacia un lado y también se retira. No se suma a la pelea; está luchando contra su necesidad de atacar a los ignisios... y eso, ahora mismo, es algo bueno.

Cuando me decido a volver por donde vine y encontrar a Danna, percibo algo al otro lado de la vereda. No logro verlo con determinación a través de tantos cuerpos moviéndose pero, en cuanto me enfoco y ese sector se detiene un segundo, lo descubro: son dos personas que se están dando la vuelta con un gesto que me hace entrever su miedo, su pánico. Y entonces lo entiendo... son dos mundanos.

Una mano me toma del hombro y se me sube el corazón a la garganta hasta que miro a Danna a los ojos.

—Es imposible detener esto. Les he ordenado retirarse, pero algunos no paran. Ni siquiera escuchan. No pueden escuchar —espeta, y echa una ojeada nerviosa hacia sus espaldas hasta que se vuelve con desesperación—. ¿Qué diablos ha sido eso? ¿Qué diablos se le ha pasado por la cabeza a Fénix, quieres explicarme?

Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora