10. El ángel caído

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-          De haber seguido tu fabuloso plan ya estarías ardiendo en un fuego eterno – me respondió con un halo de profeta que me intrigo.

-          ¿A qué te refieres? – me miro con esa mirada tan penetrante como la primera vez que nos habíamos visto. Esa mirada que veía tu futuro, esa mirada que sabía lo que yo ignoraba.

Flashback

-          Príncipe Aren que has venido a buscar al país de Nieve

-          A mi princesa, su alteza

-          ¿Por qué buscas algo que ya has encontrado? – me quede congelado, ¿quería decir que ella era mi futura esposa?

-          ¿Princesa?

-          Dime príncipe, porque te empeñas en una búsqueda que en vez de acercarte a tu destino te aleja de él

-          Lo siento, creo que no la entiendo...

-          Príncipe, no puedes mentirme, puedo ver en tu corazón  y sé que ya hace muchos años has encontrado a tu princesa muy lejos de aquí – y estaba yo aquí frente a la segunda persona que me había dejado en shock en toda mi vida – Contesta Aren, ¿porque si ya la habías encontrado, la dejaste? – hablaba de mi pequeña, la realidad dicha por esa dulce voz me parecía más dolorosa todavía.

-          ¿Te refieres a Mina?

-          Me refiero a la dueña de tu corazón – sus ojos azules no apartaban la vista de mi haciéndome sentir indefenso – ¿Por qué la dejaste?

-          Ella así lo quería – dije con un nudo en la garganta.

-          ¿Estás seguro? – claro que estaba seguro, ella lo había dicho ¿o no? - ¿Por qué no luchaste Aren? – mis piernas fallaron y caí al suelo llorando. Por cobarde esa era la única respuesta que tenía, no había tenido el coraje de luchar contra sus miedos, contra lo inevitable, no había tenido el valor de luchar por su amor – Regresa por ella Aren, lucha por su amor.

-          Princesa, no puedo, ella es humana.

-          Hazme caso Aren, la joven a la que llamas Mina es tu destino, recupérala y cuando este contigo una verdad será revelada y las que consideras barreras para su amor desaparecerán. Pero príncipe, aunque esas barreras no existen hay un enemigo desconocido al que deberán enfrentarse – yo seguía en el suelo, tratando de asimilar lo que la vidente me decía, ya no tenía dudas, era cierto lo que se decía de la joven princesa – tranquilo príncipe te ayudaré – la mire esperanzado, aceptaría cualquier ayuda con tal de tener a mi  pequeña al lado y estaba seguro de que la necesitaría – solo tengo una pequeña condición...

Y así fue como días después ese pequeño ángel de ojos azules nos acompañaba hacía el que era mi reino y a recuperar a la razón de mi alegría.

Fin del flashback

-          Eirny ¿a qué te refieres? – ella me sonrió con esa sonrisa que me decía que no le iba a sacar nada.

-          La conoces Aren ¿Crees que así de fácil se dejaría raptar? – la mire un poco avergonzado, en parte tenía razón, cuando pensé en solo entrar a su cuarto y llevármela daba por hecho que ella no se resistiría pero ahora que veía como se comportaba conmigo, dudaba que se viniera conmigo por las buenas, aunque ella no tenía por qué estar de acuerdo, ya después podría hacer que me quisiera de nuevo sin ese perro de por medio. Claro yo era un elfo, además de mi fuerza y encanto también tenía mi magia así que en realidad que podría hacerme ella ¿patearme? No creo que eso me detuviera.

-          Eirny – le dije condescendiente después de mi pequeño descubrimiento – por eso es un rapto no necesito su autorización – para mi sorpresa la chica se comenzó a reír sin reparos.

-          Y seguro ella no se defendería...

-          Por favor, es mi pequeña Mina ¿Qué es lo peor que podría hacerme? ¿morderme? – levante una ceja arrogante – creo que soporto más que eso ¿recuerdas quién soy? – ella se puso seria de nuevo, a veces me preguntaba si esa princesita no era bipolar o algo por el estilo.

-          Oh, claro que lo recuerdo, eres un príncipe con el ego bastante inflado – se levantó del sofá con esa gracia característica de la nobleza y antes de seguir con su camino giro el rostro para continuar – solo espero que te des cuenta de que tu princesa no es tan indefensa como quieres creer, antes de que termines en cenizas o en el mejor de los casos bastante herido.

-          Eirny – le dije ya un poco fastidiado de sus indirectas - ¿Qué demonios es lo que no me estás diciendo?

-          Solo te digo que dejes de menospreciarla, eso es todo – volvió a sonreírme picara y salió corriendo como una niña para saltar sobre mi amigo. Me lleve las manos a la cabeza dándome un pequeño masaje preguntándome que había visto yo en esa chiquilla para haber pensado que era un ángel, bueno supongo que en parte lo era, un ángel caído, si, un pequeño demonio disfrazado.

-          ¡Kaesen! – y de nuevo veía a mi joven compañero tan rojo que me recordaba el cabello de Mina, sonreí un poco, el valiente soldado no podía contra aquella rubia hiperactiva - ¿Por qué estás tan serio? ¿acaso no me extrañaste? – le dijo haciendo un puchero que me hacía preguntarme, como muchas otras veces, que había sido de la joven elegante y delicada que había conocido en aquella sala de cristal, apenas nos habíamos alejado del hogar paterno y habíamos tenido la pena de conocer la que suponía era la verdadera personalidad de la chica.

-          Su alteza, por favor – ella se bajó del cuello del moreno y le dio un pequeño puntapié en la pierna, mi amigo ni siquiera parpadeo.

-          ¡Que no me digas así! – se cruzó de brazos y se giró molesta - ¡Por todos los cielos! ¿Por qué he terminado con estos dos cabezas duras?

-          Y yo me pregunto para que quiero a una vidente que no me dice nada – le dije para picarla – tal vez hubiera sido mejor dejarte con tu padre – ella me saco la lengua.

-          Si tal vez tengas razón, creo que me divertía más ahí encerrada que con ustedes par de amargados – pero claro – se giró hacía mi con una expresión traviesa – sin mí ya lo habrías  echado todo a perder – rodé los ojos, no estaba muy seguro de sus palabras - ¡Chicos! – grito alegre - ¡Cenemos fuera! Muero por probar eso que llaman hamburguesas. – acto seguido tanto Kaesen como yo nos vimos arrastrados fuera del departamento guiados por una elfina con un blanco vestido emocionada por cualquier cosa en la calle, ninguno de los dos nos resistimos. Definitivamente Eirny era bipolar y era mejor tenerla feliz a enfrentarse con el horrible monstro que era enojada. La chica se detuvo de golpe y se giró hacia mí – casi se me olvidaba Aren – dijo con una dulce sonrisa que lentamente fue cambiando  – la próxima vez que me vengas gritando así, me asegurare que no vivas para volver a ver a Mina ¿Entendiste? – yo solo atine a asentir con la cabeza, si, esa niña aun sonriendo daba miedo – Genial – dijo y continuó su camino dando pequeños saltitos.

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Listo, dije que no me tardaría mucho para el siguiente capitulo, aunque creo que es algo corto, pero bueno aquí esta y me parece que esta bien para que conozcan la a la alegre Eirny, me da mucho gusto traerla al fin, ya le hacía un poco de falta una personalidad así a la historia, creo que los otros son bastante serios y así tengo quien le jale las orejas a Aren; Por cierto me da gusto saber que les gusta Aren con todo y todo, así me siento mas tranquila de que los lectores le den el cariño que su creadora no le da. Bueno es todo por el momento, desafortunadamente creo que tardare en subir el siguiente capitulo, culpemos a mi desfasada temporada de entregas finales.

Gracias por  leer y hasta pronto.

Su príncipe elfoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora