17. Los Elfos de la Luz de Fuego

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Cuando los dioses crearon al mundo, el Dios y la Diosa también crearon a todas las criaturas que lo poblaban. Crearon a los naturales, seres con poderes sobre la naturaleza y frente a todos estos nombraron a los Elfos, guardianes de sus creaciones. Durante muchos siglos el mundo solo fue poblado por estos seres, hadas, duendes, sirenas y demás criaturas guiadas por los elfos. Pero estos gracias a sus habilidades eran muy independientes de los dioses aunque les guardaban un gran respeto y gratitud.

Finalmente los dioses decidieron crear una nueva especie que los necesitara más. Así fue como crearon a los humanos y a todos los naturales se les dio la tarea de velar por los más pequeños de la creación, pero los humanos veneraban más a los Naturales que a sus propios creadores, así que estos les quitaron la visión de lo fantástico y pronto los humanos olvidaron a los naturales que siguieron velando por ellos.

La fuente de vida de la tierra era la Luz de Fuego, un fuego mágico que no debía extinguirse jamás. El fuego eterno. Cuando los dioses estuvieron conformes con su obra decidieron dejar La Luz de Fuego en la tierra a cuidado de un grupo de elfos de fuego que les habían sido muy leales desde el principio y guardaron la llave del poder del Fuego Eterno en la esencia del primogénito, varón o hembra, de la familia real. Así la llave se guardaba en el interior de heredero al trono dotándole de un gran poder hasta que nacía el siguiente heredero. Desde el momento de la concepción la llave abandonaba a su antiguo portador para fijarse en la esencia del nuevo ser.

El ser custodios del Fuego Eterno, los elfos de la Luz de Fuego fueron dotados de más poder que los demás reinos de elfos, y sucedió que ese poder comenzó a corromper a sus gobernantes y a su pueblo. Los elfos de la Luz de Fuego se volvieron egoístas y abusadores. Dejaron de ayudar a los humanos, comenzando a considérelos inferiores, una plaga que debía ser eliminada. Los dioses miraban todo con tristeza hasta que un día cansados de ver como sus creaciones que tanto querían se corrompían, decidieron actuar. Se aparecieron en la tierra y trataron de advertirlos de su mal proceder, pero estos en vez de recapacitar y avergonzarse de sus acciones, se envalentonaron y comenzaron a reclamarles a los dioses el haber creado seres tan inconscientes y barbaros como lo eran los humano. Los dioses enfadados y dolidos decidieron darles una lección y los maldijeron.

"Han de saber" – dijo la Diosa con su voz suave y profunda – "Que su próximo monarca vendrá del seno humano" – un murmullo de incredulidad viajo por todo el reino al escuchar las palabras de la Diosa – "La llave de la Luz de Fuego se dividirá y los Elfos que custodian el Fuego Eterno quedaran olvidados en las tinieblas, divididos y renegados hasta que las dos mitades de la llave se vuelvan a unir"- Dicho esto los dioses se tomaron de las manos y desaparecieron dejando al pueblo de elfos divididos en sus corazones.

El rey que ocupaba el trono en aquellos momentos era el monarca más cruel que aquellos elfos de fuego hubieran conocido y acalló rápido las protestas de aquellos que habían sido movidos por las palabras de los dioses. Muchos elfos murieron en esos días a manos del Rey Mikel infundiendo el terror entre sus opositores hasta que quiso el cielo que su consorte quedara encinta trayendo la alegría y la paz a todo el reino pues el siguiente monarca reposaba en el vientre de una elfina y de una humana como había profetizado la Diosa. El Rey se regocijaba en el próximo nacimiento que para él significaba su victoria sobre los dioses, los levantamiento habían parado y su heredero venia en camino, los dioses habían fallado. Sin embargo había muchos que aún creían en las palabras de la Diosa sin embargo se guardaban muy bien en decirlo para evitar más muertes.

Así fue como llego al mundo la princesa Marja llego a la tierra, era una hermosa niña de cabellos de llamas y ojos ambarinos que brillaban con el reflejo del fuego, el orgullo de su padre. El nombre había sido dado por su abuela materna, una vieja vidente que nunca había sido muy hábil pero que logró distinguir el triste futuro de su nieta, pero como buena servidora de la Diosa callo las penas que le aguardaban a la joven princesa y que marcarían el destino de aquel pueblo descarriado.

Su príncipe elfoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora