15. El fuego mágico

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-          No vayas Aren, no vayas – me pedía Eirny desesperada pero yo simplemente no me podía quedar con los brazos cruzados sin hacer nada. Toda la mañana había estado como león enjaulado por toda la escuela, estaba preocupado, no, estaba que moría de la preocupación.

Mina no se había aparecido por la escuela y lo peor, el perro tampoco. Seguramente le había pasado algo y yo como un idiota en la escuela mientras mi princesa me necesitaba. Así que en la primera oportunidad me escape. No fue tan fácil como hubiera esperado ya que poco me importan los profesores y las clases, pero al parecer Christina había decidido que era de su propiedad y se me había pegado como lapa para marcar su territorio.

Pero al fin cuando con ayuda de Kaesen me deshice de la chica y pude salir de la escuela, otra rubia llego para dificultarme las cosas, definitivamente lo mío son las pelirojas, aunque cierta pelirroja me tenga vuelto de cabeza haciéndome perder los nervios.

Eirny me esperaba justo afuera de la escuela y yo de nuevo me preguntaba de qué demonios me servía tener a una vidente de "mi lado" ( y es que no estoy muy seguro de que en verdad este de mi lado) si cuando la necesitaba nunca me decía nada y cuando tenía prisa estaba ahí frente a mi impidiéndome el paso. ¿Por qué no se me ocurrió simplemente desaparecerme? Tanto tiempo entre humanos me estaba afectando.

-          ¿Qué pretendes Eirny? Tu misma me lo has dicho, Mina no se tomó bien lo que le dijo Erla, tengo que ir a aclarar las cosas.

-          ¿Y tú crees que ella te escuchará? – Me preguntó casi a gritos – ¡Por el fuego eterno Aren! Si vas en estos momentos no harás más que alterarla. Déjala tranquila y cuando todo se calme yo hablaré con ella - ¿Por qué siempre quería dejarme fuera?

-          Eirny te agradezco la intención pero entiende, esto es entre Mina y yo y ya va siendo hora de que empiece a actuar sin terceros, ya suficiente voy a tener que soportar con el perro ese.

-          ¿Cómo me pides que no me involucre? Aren aquí está en juego más que tu relación con Mina – Ya no podía seguir con esta situación y Eirny quiere meter asuntos políticos, a mi nada me importa más que Mina y que ésta entienda que yo sólo la quiero a ella y a nadie más – Aren, prométeme que sólo vas a ir a explicarle tranquilamente, sin reclamos ni nada por el estilo; y que si no quiere la dejaras tranquila hasta que yo te diga. – Algo había estado diciendo pero tan metido estaba en mis pensamientos que únicamente escuche la última parte.

-          Si Eirny, lo que digas, lo único que quiero es arreglar de una vez las cosas con mi princesa. – Y antes de que pudiera replicar algo más me desaparecí.

Llegué al jardín trasero de la casa de Mina, junto al bosque donde nos conocimos por primera vez, en seguida me arrepentí. El perro le ponía un maldito gorro a mi chica y la miraba de una forma que sólo me provocaba el quebrarla cada uno de sus huesos. ¿Cómo se atrevía a tocar a mi Mina así? ¿Cómo se atrevía a tocarla de cualquier forma?

-          ¿Interrumpo? – me controlé bastante para no saltar sobre él pero no iba a permitir que continuara con esa escenita "romántica". El perro ladró pero no iba a perder el tiempo en él. – Mina necesito hablar contigo.

-          No me interesa. – Fría y cortante, ni siquiera se dignó a darme una mirada.

-          No pienso moverme de aquí hasta que hablemos – ya podría bien convertirme en árbol, literalmente que yo no me iba a ir, no más.

-          Bien habla.

-          A solas – no pensaba abrir mi corazón con el perro de espectador. Al final Mina accedió y convenció al perro para que se fuera. ¿Leo? ¿Por qué demonios tenía que hablarle de esa manera precisamente ahora que estaba yo en frente?

Su príncipe elfoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora