El Descubrimiento

33 2 0
                                    

Después de la abrumadora charla de Shawn regrese a mi casa a bañarme, cenar y dormir, estaba muy cansada.
Mientras me preparaba para el baño escuche un ruido era un sollozo supuse que mi madre que Cómo solía pasar discutía con mi padre pero al entrar no vi a nadie en la casa, no tome importancia así que abrí la regadera para disfrutar el agua que caía por mi cuerpo.
Decidí poner la mente en blanco y no pensar en nada, como solía hacerlo cantaba en el baño y me sentía como toda una estrella de rock, la verdad me encantaba porque me relajaba.
Salí y me puse mi pijama, era la única ropa que me hacía sentir cómoda a pesar de parecer vagabundo. Me recosté en mi cama con los audífonos puestos cuando escuché que algo que cayó de mi tocador así que me levante a acomodarlo, de pronto mi vista se posó en la esquina de mí cuarto lo que vi fue algo que me paralizó por completo mientras un frío recorría mi espalda.
Ella estaba de espaldas, su cabello negro y largo caía sobre su espalda, su piel estaba pálida como si no hubiera visto el sol en meses, traía la ropa hecha añicos y muy sucia, en sus brazos se alcanzaban a ver muchos rasguños y cortadas algunas parecían recientes.
Me aproximaba para verle el rostro; parecía no notar mi presencia, caminé despacio hacia ella sin hacer movimientos bruscos que podrían asustarla.
Cuando por fin logré estar cerca de ella, le toque el hombro y lo que vi fue peor que verla de espaldas.
Ella estaba despeinada, su boca parecía deformada con varios cortes cerca de los ojos y ojeras muy grandes debajo pero aun así sus ojos eran inconfundibles era Venecia sentí que una lágrima escurría por mi mejilla de la impresión de lo mal que se veía, su voz me saco de mis pensamientos
- encuentrame
- ¿de que hablas ? Estas aquí
- eso parece, pero en realidad no - no pude decir nada estaba aterrada y solo sentía como mis piernas temblaban y el sudor recorría mi rostro
- eres la única que sabe donde estoy, creo que ya es tiempo de que me encuentren, después de todo ya sufrí suficiente.
-¿ pero donde busco?
- tu sabes donde- fue entonces cuando tomó mi brazo con fuerza sus manos estaban llenas de arañazos y sus uñas rotas y migrañas llenas de lodo y claro ese blanco pálido, de pronto desapareció.
Pensé que todo había sido un sueño pero no fue así yo estaba en esa esquina llorando de miedo y con la marca  De la mano en mi brazo, de pronto todo se arremolinó en mi cabeza, todos los sueños volvían a mi mente y recordé la cabaña.

Son Sólo SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora