Sofia Perez Cajal una chica de 18 años, sencilla humilde, pelo castaño y ojos color miel, la relacion con sus padres no es muy buena, por no decir nula, hasta que aparece Daniel Velvet, alto, rubio, ojos verdes, musculoso y con tatuajes, es chulo, p...
La musica retumba en el lugar y nadie parece darse cuenta que quieren abusar de mi, sigo llorando y él manosea mis piernas, cuando creo que no tengo ninguna salvación, empujan de él y lo tiran al suelo, veo una figura corpulenta masculina pegandole sin parar, Daniel...
Corro hacia él, he intento que pare, ¡lo va a matar!
-¡Daniel, ya para!
Hace caso omiso a mis comentarios, nunca lo habia visto asi, sus brazos parecen una maquina automatica, tengo que buscar alguna forma de que pare. Busco entre la gente hasta que diviso a Peter que se acerca al barullo de gente.
-¡Peter, por favor paralo, lo va a matar!
Peter mira la escena y corre hacia Daniel, se acerca a él, he intenta que suelte al drogadicto.
-¡Va hermano para! ¡Sofi te necesita!
Daniel al escuchar mi nombre se separa del drogadicto que quedo hecho una completa mierda, se acerca a mi con la respiración agitada, la ropa manchada de sangre y con un aura muy intimidante, me encojo en mi sitio y veo como tira de mi mano.
-¡Nos vamos!-grita furioso
Yo asiento sin mirarle a los ojos y dejo que me guíe a la salida de la discoteca, es mejor no reprocharle nada en este momento.
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Llegamos al hotel, el camino ha sido en silencio, solo se oían las respiraciones de los cuatro. Le da las llaves al aparca coches y me vuelve a tirar de la mano al interior del hotel.
Subimos por las escaleras y una vez que estamos en las puertas, Peter rompe el silencio.
-Hermano, ¿quieres hablar?
-No-dice seco y cortante.
Miro a Luci y a Peter para que entren en la habitación, será mejor no cabrearlo mas...
Despues entramos nosotros a su habitación, me suelta la mano y se dirige al baño, yo me siento en la mullida cama y espero a que empiece el espectáculo, tiene que estar apunto, y como si me hubiera leído la mente vuelve a entrar a la habitación hecho una furia.
-¡Te dije que no te movieras! ¡Que volvia enseguida! ¿¡Que hubiera pasado si no llego a tiempo!? ¿¡eh!?
-¡No me movi del sitio, solo me quede mirando al suelo y pense que eras tu!
-¡Joder Sofia, tienes que tener mil ojos en una discoteca!
-¡Joder, lo siento! ¡Ya se que no soy tan perfecta!
Me levanto llena de rabia y me dirijo a la puerta, pero cuando cojo el pomo, Daniel tira de mi brazo y me estampa contra su pecho, intento zafarme de su agarre, pero sus brazos son mas fuertes que los mios.
-Tranquila nena, relajate, lo siento, pero cuando lo he visto manoseandote me han llevado los demonios, queria dejarlo sin vida.
-Daniel, te entiendo, pero no puedes ir armando esos jaleos, podrían detenerte.
-No estaría mas de unas horas, tengo muchas influencias nena, ¿te apetece darte un baño?
-Me encantaría, necesito relajarme.
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Entrelazo mi mano con la suya y nos dirigimos al baño, es mejor que dejemos el tema zanjado. Abre el grifo para que la bañera se llene y hecha unas bolsitas, en cuestión de segundo el olor a frutas del bosque inunda mis fosas nasales.
-Mmm, que bien huele.
-Son sales de baño preciosa.
-¡Me encantan las sales de baño!- digo mientras pego saltitos.
Daniel me mira y niega con la cabeza a la vez que sonrie.
-Vamos, el agua esta en su punto.
Veo como Daniel se desviste sin ninguna vergüenza y se mete dentro, yo intento hacer lo mismo, pero mis manos se han vuelto muy torpes. Después de pelearme con el sujetador, por fin estoy desnuda y me meto rapidamente en el agua.
El fuerte brazo de Daniel me rodea la cintura y me pega a su pecho, coge una esponja, hecha gel y empieza a frotarla por mi cuerpo.
-Eres preciosa nena-me susurra en el oído.
Mi cuerpo se estremece al sentir su aliento, y se que lo nota cuando veo de reojo que tiene una sonrisa en su cara, con esas vamos ¿no?, yo tambien se jugar a este juego.
Me doy la vuelta y me siento a horcajas en sus muslos, me acerco a su oído y le susurro.
-Tu también lo eres.
Al separarme rozo sus labios y veo como traga saliva para relajarse.
-Nena..., no juegues conmigo...
-Empezaste tu-digo guiñandole un ojo.
-No me gustaría que te enfadaras cuando pierdas-dice rozando mis labios.
Un gemido brota de mi garganta y a Daniel se le ensancha la sonrisa de la cara, ¡cabrón!
-Yo nunca pierdo cariño, siempre gano- digo mientras froto mis pechos en su pecho.
-Dios nena..., no hagas eso, o no podre contenerme.
Con una sonrisa en mi cara veo como su erección va aumentando, vuelvo a frotar mis pechos, el gruñe y en un rapido movimiento esta devorando mi boca, paso mis manos por su cuello y el me agarra fuerte del culo, gimo y eso lo enciende más.
-Joder Sofi, necesito tenerte ya, no puedo esperar mas.