El cielo.
De un tono tan azul como los ojos de sierta chica.
Imponente, y absolutamente poderoso.
Con unos pocos rastros dé nubes.El agua del estanque contratstaba perfectamente con las rocas que sobresalían de el.
Y por supuesto, con los grandes árboles del bosque.
Dibujando su silueta en las cristalinas aguas.
Algunas tortugas de río nadaban alagres y algunas otras reposaban sobre las rocas.
Había patos blancos, cafes y de distintos colores mas.
Y peces no mas grandes que un puño.
Negros o grices.Y claro, sobre una de las rocas mas enormes del lago, estaba sentado el joven de ojos carmesí.
Con el cabello negro y largo, suelto al aíre, su piel blanca relucía bastante, los rayos del sol lo golpeaban directamente en la cara.
Llevaba una camisa de botones, arremangada hasta los codos.
Su pantalón dé cuero negro, similar al que usaban los Arcángeles.
Unos zapatos simples en color negro.
A decir verdad, su atuendo parecía el de una época pasada.
Silbaba ante los pajaros qué paseaban por ahí.
Y sobre su chaqueta larga dé cuero rojo, descansaban algunas tortugas.— Hey! Usted no puede estar ahí!— Grito autoritario un guardabosques.
Él joven volteó a ver a aquel hombre.
Y sonrió.
— Disculpe, es solo que creía que las tortugas necesitaban compañia.— Se levanto y tomó algunas tortugas de su chaqueta.
Después las dejó ir con delicadeza y sacudió su chaqueta.
Totalmente indiferente al comentario del guardabosques.
— Salga de ahí! Se lo advierto.—Sentenció.
Entonces el joven se volvió para mirarlo a los ojos.
El guardia casí se callo de espaldas ante total impresión.
Los ojos de aquel joven, rojos y totalmente anormales.
Donde la pupila era cómo la de un lagarto, y su color inusual, cómo la sangre.
El guardia saco un arma.
— Vallase!— El joven sonrió maquiavélico.
Y de inmediato sé puso la chaqueta roja.
— Esta bien, esta bien.— El guardia abrió mucho mas los ojos cuando el joven comenzo a caminar por el agua.
Como si de tierra firme sé tratase.
No pudo evitar solotar un grito, pues, a fin de cuentas, se venía acercando hacía él.
—Usted lo quería no? que saliera de ahí, es una lastima que lo necesite, de lo contrarío lo desmembraría hasta que no quede nada mas de usted, sólo por interrumpir mi descanso.— El joven chasqueó los dedos y el agua frente a el comenzo a sumirse, como un remolino oscuro y tenembroso.
— Largo de aqui!!! Usted...— El joven ya lo tenía por el brazo.
— Drago... Drago Shiffter, un placer.— Entonces arrojo al guardia al agujero en el agua.
Y con un sonido similar al de una roca callendo al agua, desapareció.
• • •
Cada página que pasaba, eran hechizos nuevos.
Estaba el Terranum, que servía para construir un fuerte completamente resistente a la magia.
El Vendictus gasta mucha energía, Pero sirve para matar a un demonio de cualquier tipo. El Sulfearetos un hechizo capaz de controlar la voluntad de las personas.
«Prohibido su uso» decía justo debajo de la descripción y con letras en una tinta muy negra.
El Astatum , para saltar alto o no ocacionarse ningun daño al caer.
Y el Hhelios, un hechizo muy importante, capaz de reducir o aumentar la temperatura.Y en la siguiente página había uno muy peculiar, de nombre Ángelorum, un hechizo bastante fuerte, de teleteansportacion al igual que el Miccentó, sólo que este podía llevarte a distancias mas largas, y se decía que al mencionar este hechizo un ángel sería invocado para proteger la ubicación a la que se accedió, es un hechizo ideal para escapar.
Al leer esta información Alice dejó él libro, respiro profundo y lo puso sobre la mesita donde etaba su Block.
Se levanto y de inmediato se dirigió a la sala donde se reunían.Tardó basicamente unos segundos, llevaba solo unos días en ese lugar y prácticamente ya se sabía algo de este.
Cruzo por un pasillo, y vío algo que antes no le había prestado mucha atención.
Al fondo del pasillo, había una puerta.
Quiza la ultima puerta de todo el santuario.
Esta era doble y muy grande, tallada en marmol al parecer, con motivos de angeles y crúces.
Dos columnas romanas sé elevaban a ambos extremos.
Y una sinta con símbolos atravesaba dicha puerta.
Alice reconoció al instante estos simbolos.
Eran hechizos.
Bastante poderosos y todos eran de sellado.
No se podía abrir.
La curiosidad la estaba invadiendo, pero justo cuando iba comenzar a dirigirse hacía esa peculiar puerta, Baxter aparecio por una puerta.
— Alice! A ti te estaba buscando, necesito que vengas con nosotros.— Y sin decir nada mas él elfo la tomó del brazo.En la sala ya estaban todos, vestidos con pantalones dé cuero y camisas blancas.
Quiza ese era su uniforme de batalla.
O quiza solo les gustaba vestir así.
Alice no comprendía qué estaban haciendo todos ahí.
Ronald se percató de que Alice y Baxter habían llegado.
— Muy bien, ya que estamos todos, comenzaré a hablar.— Ronald se puso de pie.
— Por la noche utilize un Aletronimo para acceder a la memoria de Alice.— La chica se paró de golpe.
— Que?! Eso es posible?!— Ronald la miro sin decir una palabra.
Y con toda la mirada cargada sobré ella, la chica se sintio nerviosa y se volvió a sentar.
— Me informé un poco más acerca del encuentro qué tuviste con Rhoswen, y creo que tendremos que tomar medidas drasticas para saber qué planean los demonios, y mas en particular, Drago.
Ese nombre.
Le llego a Alice como un golpe suave y deslizante en su memoria.
Era aquel chico que se presentó en su sueño.
— Drago?— Quizo saber Alice, aunque ella sabía quien era.
— Así es, el equivalente terrenal a un ángel caído, uno de los nuestros, que se alió con la sangre de Demonio, y digo la pura porque respeto a los Hibridos. Te lo explicaré Alice. Drago es un ser maligno, que lo único que quiere es poder, capaz de traicionar y de sacrificar a sus mejores amigos, ofreciéndolos a la sangre de Demonio.Alice se quedó totalmente atonita.
Quizo contarles lo de su sueño, pero sus labios estaban sellados.
Sintió un ligero calor debajo del collar.
— Bien, y que sugieres— Decía Baxter a su compañero.
Cómo si hablar de un señor total del caos fuera el típico tema de conversación.
— Salome.— Todos de inmediato sé quedaron mudos y Baxter con una expresión estupefacta.
— Salome?! Encerio?!— Dijo por fin él elfo a su amigo.
— Es la única que conoce el mudo oscuro cómo nadie mas, deberíamos hablar con ella.— Alice miraba a todos, le incomodaba ser la chica estupida que no supiera nada.
— Disculpen, pero... Quién es Salome?
Dé nuevo una pregunta para saber quién era una persona.
Fue Dracco quién le respondió, y quien no había hablado, y quién no la había miradl a los ojos.
— Salome Nacktail, es una sirena de...
— Una sirena?!!!— Alice se levanto del sillón.
Con una amplia sonrisa.
— Asi es... Ella tiene un negocio cerca del Puente Atirantado, donde es una adivinadora para los mortales.— Alice observó a todos en la sala.
— Vamos!— Sentenció la chica.
— Estoy de acuerdo con ella, hace mucho que no la vemos.— Dijo Ronald.
— Sea cómo sea, yo me quedare aquí, bueno, Yo, Max y Kim nos quedaremos a cuidar él santuario y a tratar de encontrar algo de lo que Rhoswen advirtió, además haré una carta diciendole que las Hadas tendrán todo él apoyo de los Arcángels.— Decía Baxter.
Y Max y Kim no protestaron.
«Pero bueno, quién no quiere ver a una sirena?» Penso Alice.
— Iremos... En cuando meta mi cuaderno de dibujo y mis lapices a mi mochila.— Y dé inmediato Alice salio disparada hacía su habitación.Ronald volteo a ver a Max.
Este se encogió de hombros.
— De pequeña a Alice le gustaban mucho las sirenas, creo que es una maravillosa oportunidad para ella, Ademas, es una sirena dé confianza.— Ronald no dijo nada mas y salió detras dé Alice.
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Arcángel 1: Fuego
Fantasy"El fuego carece de emoción, mas sin embargo es ese fuego, el que aviva las llamas del amor..."