— México?— Pregunto Alice un poco extrañada.— Digo, se algo de español, pero nunca nos dijiste que nos íbamos tan lejos. Creí que nos íbamos a Canada o algo por él estilo.— Su madre volteo a verla con una sonrisa totalmente falsa.
— Escucha Alice, tenemos qué irnos lo mas lejos posible, ok?— Alice seguía algo confundida, pero sin embargo, tanto Max como Kim, ni se inmutaron.
Cómo si ya lo hubieran sabido.
Volteo a verlos y justo después a su madre, quizo replicarle algo, pero decidió no hacerlo.
No quería que las cosas sé pusieran peores que en esos momentos.
La chica le regreso los voletos a Marisse.
—Por este pasillo se van derecho, y después a la izquierda, ahí podran abordar el avión.— Dijo la chica educadamente.
Ella era muy bonita, de cabello rubio que se le amarraba en una coleta y de ojos cafes.
Además de tener una sonrisa muy linda.
— Muchas gracias.— Respondió Marisse, quién tomó sus maletas e hizo un movimiento con la mano indicando a los chicos que la siguieran.
A ellos no les quedo de otra, especialmente a Alice, que estaba un poco furiosa por que su madre no le había comentado nada del lugar al qué iban.
Con resignación tomo su maleta y acompaño a Max y a Kim, quienes estaban tan callados que nisiquiera se volteaban a ver.
Alice se acercó a su mejor amiga.
— Te noto algo callada Kim, qué pasa?
Alice puso su mano sobre el hombro derecho de la chica.
— No es nada, o bueno, quizá si... Pero... Olvidalo no tiene importancia.— Alice enarcó una ceja confusa.
Todo en ese día estaba resultándole confuso.
Alice iba a preguntarle a Max lo mismo, hasta que se dió cuenta de que el chico traía puestos sus auriculares, por lo que no tenía por qué interrumpirlo.
Su madre caminaba a toda prisa, apartando gentilmente a la gente que pasaba por allí.
El aeropuerto estaba totalmente lleno dé personas, era algo normal, pero Alice nunca había visto tantas personas en un mismo lugar.
Y ademas, estas estaban agitadas, con rostros preocupados o simplemente relajados.
Esperando a alguien para abordar el avión, o esperando para resivir a algún familiar.
Pero sinceramente, eso a Alice no le importaba.
Lo que queria en ésos momentos era alcanzar a su madre, que parecía que tenía demasiada prisa.
Max y Kimberly también iban algo rapido, y si de no haber sido por que Alice se puso sus zapatillas de envez dé tenis, los hubiera alcanzado en un santiamén.
Cada paso que daba se sentía aún más cansada.
Cielos iban tan rápido.
Alice solo deseaba llegar ya al estupido avión y largarse ya de su país.
Saco su celular para revisar la hora, estaba mas que enfadada con todo eso.
Pero justo cuando iba a revisar la hora, un sujeto paso a su lado, chocando con ella.
Y Alice se desplomó hacía el suelo de color blanco.
Ya en este, se giró y quedo cara a cara con el chico que la había empujado, solo que este estaba de pie.
Y como si se hubiera detenido él tiempo, Alicese fijo en su mirada.
Tenia la cara sería dé rasgos angulares, Sincelados, de piel palida, y dé cabello negro, tan negro que nisiquiera el carbón podría igualarlo.
Pero, la chica se quedo anonadada cuando sus miradas se cruzaron.
La de ella, de un azul profundo, como del océano por la noche.
Y la de él... De color; rojo.Alice abrió mucho los ojos, y de inmediato el chico se giró y siguió su camino.
Alice trato de levantarse, pero no podía, la gente pasaba por los costados de ella, y no podía darse cuenta.
Una manó apareció, la mano de Max, Alice la tomó firmemente y este la levanto.
— Estas bien?— Pregunto su hermano algo asustado.
— Si... Solo, me resbalé.— Mintió.
Seguía totalmente sorprendida por aquél encuentro.
Max tomó su maleta y a ella del brazo.
— Sera mejor que nos demos prisa.— Solto su hermano con una sonrisa.
De inmediato comenzaron a caminar rapidamente para poder lograr alcanzar a Marisse y a Kimberly.
Quiénes estaban teniendo una charla algo apresurada.Con la velocidad que tenía Max para caminar, llegaron rapidamente, Alice etaba jadeando.
Se sentía cansada a pesar de que habían caminado una distancia corta, pero la gente que iba y venía de un lado hacía otro hacían que el ambiente fuera sofocante.
Apesar de que fuera estaba nevand y con neblina, algo sumamente extraño.
Y se podía ver en los vidrios del aeropuerto, que parecían estar congelados ligeramente.
Alice no tenía de otra que fijarse hasta en los detalles más difíciles de notar, cómo la corbata de un sujeto bien vestido, la cuál era de color rojo intenso, casí parecía contrastar con toda la gente, que tenía atuendos abrigadores, en blanco, gris y ocacionalmente azul pastel, o colores suaves, "ideales para el invierno" habría dicho su amiga Kim.Max giro lentamente y se vio reflejado en los ojos marinos de Alice.
— Creí que no me seguías— Dijo él chico.
A lo que Alice respondió:
— Como no hacerlo, me tienes agarrada del brazo.— Él solto una ligera sonrisa, y Alice no pudo evitar contener ese gesto.
Así que simplemente le sonrió y siguieron caminando.Después de unos segundos ya habían llegado al lugar donde revisan las maletas.
Y un guardia corpulento cuidaba el detector de metales.
Alice dejo su maleta a un lado y pasó inquieta por el detector de metales.
Ella siempre tenía la suerte de qué, por casualidad o por defecto, sonara la alarma.
Y cómo si de una broma se tratase el detector comenzo a sonar.
— Disculpe.— Dijo el guardia con una voz grave.
Pero esta vez, Alice tenía la excusa perfecta.
Sonriente le enseño un medallón de plata, con una bonita cadena del mismo material.
Este era ovalado, con una cruz hecha de cuarzo azul.
Ese había sido un regalo de su madre cuando cumplió los dieciséis.
El guardia asintió levemente.
— No lleva nada más?— Alice se giró sobre sí misma.
— No, solo esto.— El hombre volvió a asentir mecánicamente.
Y finalmente la dejo pasar.
El siguiente fue Max, después Kim, y por último su madre, a quiénes por casualidad, no sonó el detector.
Max soltó una carcajada, y Alice solo se encogió de hombros.
Kim paso a su lado y le sonrió.
Después ambas chicas caminaron juntas.
Su madre habia entregado los boletos en alguna parte, y ya iban directo al avión.
Alice le estaba explicando a Kim que deberían de hacer algo llegando a México.
Y ella también le daba opciones.
Una asafata estaba haciendo señas para que los pasajeros abordarán el avión.
Alice y Kim fueron las primeras en abordar.
Los asientos estaban tapizados de una tela comoda, en colores grices y azules.
Se sentaron en la fila de la derecha, junto a una ventanilla.
Max llego y subio las maletas al maletero y se sento al lado de Kim.
Enseguida llego Marisse, que se sento en el asiento de enfrente de Alice.
Llegaron dos sujetos que se sentaron al lado de su madre.
Uno era de cabello rubio, que le llegaba hasta los hombros.
Y el otro, de cabello oscuro, recortado a la moda.
Alice estaba algo cansada, y por un momento creyo que las orejas de los sujetos eran puntiagudas.
Parpadeo dos veces y vío que no era así.
Ese día había sido agotador.
Y se supone que no llegarían a México hasta dentro de tres o cuatro horas.
Así que simplemente se recargo en el hombro de su amiga.
La cuál también se acomodo para dormirse.
Y se perdió en la voz de la asafata hasta quedarse dormida.
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Arcángel 1: Fuego
Fantastik"El fuego carece de emoción, mas sin embargo es ese fuego, el que aviva las llamas del amor..."