Capítulo 11.

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El fuego invadía todo, desde el pasto, hasta la copa de los arboles.
Creando cenizas a su paso.
Devastando vida para formar nueva.
Las hojas de loa arboles estaban envueltas en llamas escarlatas.
Quemado con intensidad.
El suelo parecía mas hecho dé fuego que de tierra.
Carbonizando todo.
Una chica caminaba lentamente por aquellas llamas, un vestido marron con olanes rojos, un cabello castaño tapando su cara.
Y un intenso brillo surgiendo desde él pecho.
Al parecer llevaba algo al cuello.
Lo que producía tal destello.
Y a medida que avanzaba al fuego se hacía mas intenso, columnas de humo se alzaban por los cielos.

Borrando el azul del cielo totalmente, y creando una atmósfera apocalíptica.
La chica caminaba tranquila, sin nisiquiera inmutarse ante la situación, ante la destruccion.
Los troncos ya eran negros, y envolvían todo lo que restaba de aquel bosque.
Antes hermoso.
Pero entonces las llamas llegaron a un claro, donde un gran río rugía con intensidad.
Sus aguas estaban mas qué inquietas.
Él fuego paró.
La chica se acerco al río y lentamente se agacho para poder verse en el espejo acuático.
Una mano salió de este.
Una mano fría y masculina.
Pero sin embargo era delicada y segura.
La chica la tomó, y lentamente comenzó a hundirse en el río.
Donde después todo fue oscuridad.
Oscuridad total...

Alice comenzó a abrir los ojos.
Se sentía sumamente cansada y con un dolor de cabeza terrible.
Le dolían las rodillas y los píes por haber corrido.
Su cabello estába sucio y revuelto.
Se dio cuenta de que estaba sobre una cama.
Muy comoda y algo amplia.
Con sabanas blancas de encaje dorado.
La habitación era elegante y silenciosa.
Había cuadros que contaban alguna batalla.
Angeles gravados en las paredes, felices tocando instrumentos.
Al lado de la cama había un pequeño estante, donde había una taza con algo adentro y un trozo de pastel de moras.
También había una lampara.
Y varios libros llenaban la parte de abajo del estante.

Se sento lentamente, tenía la misma ropa que ésa noche.
Quiza solamente...
— Me quede dormida! Mamá me va a matar.— Rapidamente salto de la cama, pudo ver que sobre esta había ropa limpia.
Una camisa blanca, unos jeans negros y unas botas cortas cafés.
Enseguida lo reconoció, era su ropa.
También se dio cuenta de que en la habitación había un baño, rapidamente tomo la ropa y entro.
Debía de tomar una ducha, para quitarse ese desagradable aroma a animal muerto, y para que su cabello no se viera tan mal segun el espejo que tenía frente a ella.
Tenía los ojos azules cansados y rodeados de un ligero negro.
Con ojeras.
Suspiro y abrio la llave.
Se quito la ropa y dejó que el agua callera sobre su cuerpo.
Y sobre todo, su cabello.
Había un champú olor a gardenias, era extraño, pero lo uso.
Al notar el contacto con su cabello, le pareció muy suave.
Después de enjabonar su cabello, prosiguió a tallar su cuerpo con un jabón de aroma lavanda.
Muy refrescante.
Abrió de nuevo la llave y enjuagó su cuerpo y su pelo.
Después de secarse se cambió con la ropa que había aparecido en su cama y salió del baño.

Se llevó una mano instintivamente al cuello.
Su collar no estaba.
Abrió mucho los ojos y comenzo a buscarlo por la cama.
Quitando los edredones y sabanas.
removiendo las almohadas.
— Donde está?!— Dijo nerviosa.
Volteó al estante.
Suspiró aliviada.
El collar estaba justamente arriba de una nota.
Tomo el collar y se lo abrocho en el cuello.
El medallón de plata con la cruz de cuarzo se sentía tan reconfortante y familiar que la hizo controlarse un poco.
Tomó la nota y la leyó en voz alta.
— Alice, ven abajo.— Era todo.
Le pareció algo extraño.
Dejo la nota, se acomodó él cabello y se dirigió a la puerta.

La abrió lentamente.
Fuera había un pasillo, con varias puertas más.
Unas lamparas con forma de ángeles decoraban e iluminaban ese lugar.
En él techo había un mural enorme de varios ángeles y personas normales.
Era extraño.
Comenzo a caminar hacía la derecha.
Pasando frente a cada una de las puertas.
No las abrió para nada por educación, y por que estaba nerviosa.
Al final del pasillo, había una escalera.
La bajó lentamente.
Cada pasó que daba, perecía que el corazón se le salía del pecho.
Y al llegar al último escalón se encontro en un comedor.
Una mesa amplia y arreglada con varios platos y cubiertos.
Justo después de este, había una cocina.
Elegante cómo el resto del lugar.
Alice se dio cuenta de que al final de la mesa.
Había cuatro personas sentadas.
Una era Kimberly, la cuál estaba teniendo una conversación con Ronald, Baxter y Dracco.
Ronald se reía por algunas cosas que decía su mejor amiga y los otros dos solo le sonreían.
— Max! Yo quiero solo pan.— Dijo Dracco.
Con su cabello rubio rojizo agitándose en su cabeza.

Sus ojos verdes destellaron ante la luz del candelabro que colgaba sobre el comedor.
Y también cuando sus miradas se cruzaron.
— Alice.— Dijo en un susurró.
Los demas sé callaron y la voltearon a ver.
Ronald fue el primero en levantarse.
— Alice querida, que bueno que ya estas despierta.— Se acerco a ella.
Y esta retrocedio.
— Que pasa? No te haré daño.— La cara de la chica estaba inexpresiva.
Pero por dentro estaba mas que sorprendida.
Tragaba saliva una y otra vez, estaba nerviosa.
— Lo... Lo siento.— Dijo al final.
Y Ronald le tendió una mano.

Alice la tomó después de pensarlo.
Ronald sonrió.
Sus ojos azules se quedaron fijos en la mirada de Alice.
Su barba negra decoraba perfectamente en su rostro anguloso.
Su cabello largo, negro y rizado le caía por los hombros.
Y su impecable sonrisa blanca inspiraba confianza.
Baxter se levanto y corrio a ofrecerle una silla a Alice.
— Por aquí señorita.— Le dijo este.
Hablaba de una forma muy amable y cortez.
Alice se senti en la silla.
— Gracias.— Baxter regresó a su lugar.

Dracco seguía viéndola fijamente.
Y Alice se sonrojó por eso.
De inmediato Max entro en el comedor.
Con una charola de pan.
— Max!— Exclamo Alice.
El chico se tensó al ecuchar su nombré.
— Alice, despertaste.— Comenzo a ponerse mas nerviosa.
En cambió su amiga Kim estaba de lo más tranquila.
Con su cabello dorado amarrado en una coleta baja.
Y sus ojos ambar viendola con curiosidad.
— Disculpen... Qué es lo que pasa aquí?
Todos intercambiaron miradas.
— Lo siento, fue mi culpa, si tan solo hubiera sacado el hacha...— Dijo Kimberly que era la que había roto el silencio.
Y Alice la volteo a ver confundida.
— Tranquila Kim, no tienes el suficiente entrenamiento paa luchar contra un Entomofobo.— Le dijo Baxter.
— Que esta pasando? Que es un Entomofobo? Que es un Arcángel?— Esta vez Dracco fue quien habló.
— Haces muchas preguntas Alice. Estas en El Santuario un sitió de refugió y entrenamiento para los Arcángels una raza superior a los humanos, pero sin embargo alguna vez lo fuimos, solo que nestra sangre se mezclo con la de un verdadero Arcángel y la de un ángel de mayor rango; Un Entomofobo es una clase de demonio elcual se asemeja a una combinación dé varios insectos.— Alice se quedo con la boca abierta.
— Estas diciendo que la cosa que nos ataco a mi y a Kimberly, era un Demonio?— Max se sento en el comedor y le paso la charola a los demas.
— Verás Alice, la situación es que...
— Que tienes que ver tú con todo esto, Max? Qué tenemos que ver nosotros con todo esto?!! Dimelo?!!!— Alice comenzo a elevar el tono de voz y a ponerse un poco histerica.
El collar en el pecho de la chica comenzo a brillar ligeramente.
— Wow! Alisson, cálmate por favor, intentáremos explicártelo todo.— Dijo Ronald que ya estaba de pie.

Alice se levanto y comenzo a alejarse.
— Que es lo que pasa?!!— Volvió a decir.
— Es lo que tratamos de decirte pero...
— Pero que?!!!— El collar brillaba con una mayor intensidad.
Dracco se levanto.
Y se acerco a ella.
— Por favor tranquilízate.— Dracco subió sus manos a la altura de su cabeza.
— No me digas lo que tengo que hacer!!!— Comenzo a brillar mas.
Zumm.— Movió sus desos sobre su vista y de inmediato Alice cayó al suelo.
El collar dejo de brillar.
Y Dracco la tomó justo a tiempo.
Volteó a ver a los chicos con una mirada un poco culpable pero a la vez divertida.
— Lo siento, en verdad tenía que hacerlo.

Arcángel 1: FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora