Alice estaba sentada en su cama, bueno, no exactamente su cama, más bien, en la de la habitación del santuario.
Con esas sabanas y edredones blancos, detalles dorados y bordados.
Tenía su block de dibujo sobre las piernas y un lapiz del numero 6B en la mano derecha.
Comenzaba a sombrear su dibujo.
Un dibujo perfecto, habría dicho ella.
O quiza, muy imperfecto.Comenzaba a hacer varias líneas un poco oscuras debido a la escala del lapiz.
Retocando los pomulos, agregando un poco de sombra justo debajo de la barbilla.
Tratando de hacer los rizos perfectos.
Tomó un color verde de su caja de colores, pero quizo provar con todos los verdes.
Así que comenzo a mesclar los dieciséis tonos diferentes de verdes.
Los ojos dé Dracco eran incomparables.
Indibujables.
Podría decirse que nisiquiera una fotografía podría captar su verdadera esencia.
Lo único imperfecto en ese dibujo eran los ojos.
Verdes, esmeraldas, hoja, pasto, oscuro, y diferentes tipos de verdes más, pasaban por él dibujo.Hasta adoptar casí la apariencia original de Dracco.
La puerta se abrió.
Alice bajo su dibujo.
— Hola— Era Kim.
Tenía el cabello dorado amarrado en una coleta, una camiseta blanca, unos jeans azul marino y unas botas cafes, algo afelpadas.
Sobre sus manos traía una charola con comida.
Sándwiches y un poco de ensalada.
También un vaso con jugo de naranja.
— Buen Día Alice.— La chica había olvidado totalmente que se había quedado dormida cuando todos sus amigos habían salido de la habitación.
Se sentía como una chica enferma, pero la verdad es que no se sentía para nada enferma, ni cansada.
Es por eso que se levanto a las siete de la mañana, se ducho, y sé puso a dibujar.
Pues no quería salir de la habitación.
Necesitaba descansar y no ser bombardeada con tantas preguntas que seguramente todos le harían.
También se sentía algo vacía.
Pero con un extraño sentimiento de cosquillas, de nervios.
Pero por que?
Que era lo que la hacía sentir así.— Hola.— Respondió Alice.
Kim dejo la bandeja sobre la estanteria.
— Estas bien?— La chica se inclino para tocarle la frente.
Alice le retiró la mano y comenzó a reirse.
— Basta, no es cómo si me estuviera muriendo.— Bromeó.
Y su amiga también comenzo a reír.
Era una risa distante.
Cómo si no hubiera escuchado a su mejor amiga en años.
Sin pensarlo la abrazo.
Se sintió más tranquila.
Algunas lágrimas recorrieron su rostro.
— Oh Kim, parece cómo si ya no te conociera.— La rubia apartó ligeramente a su amiga para poder verla a los ojos.
Esos ojos azules, tan intensos, y en ese momento, llorosos.
Dándoles un aspecto cómo el de dos piedras preciosas estancadas en un río.
Y que algún curioso las haya sacado del agua.
Un sentimiento parecido al amor.
— Amiga, no tengo palabras para decirte que es lo que había pasado, no sabía cómo explicarte todo lo que yo y Max hacíamos, no sabía cómo decirte que... Qué teniamos sangre angelical corriendo por nuestras venas, que éramos guerreros que matábamos demonios y monstruos que acechan a los humanos usualmente en las noches, no sabía cómo decirte que...— Alice la abrazó de nuevo.
— No te preocupes, no se por que lo ocultaron, pero no importa.— Tomo las manos de su amiga y la miró directamente.— Lo que importa ahora es que necesitamos una noche de chicas.— Kim le soltó las manos.
— Alice? Una noche de chicas... Recuerdas la última que tivimos, un demonio Entomofobo casí nos mata, y sí no fuera por...— Alice tomó a su amiga por los hombros.
— Una noche de chicas, cómo cuando teníamos diez años, ya sabes, en pijama, hablando de chicos, sin problemas del mundo magico, o cómo quiera que tengamos que llamarlo, sin tener que buscar demonios; una noche de chicas comun y corriente.— Kim comenzo a sonreír.
Y justo después, asintió.
— No lo se... Podríamos... A quién engaño, claro que sí, necesitamos unas vacaciones de todo esto, bueno más yo, por que tu solo has descubierto el mundo oscuro hace unos días y...— Alice le sonrió.
— Amiga, sólo una noche, no es mucho.
Kim lo pensó unos segundos.
Pero después asintió.
Y abrazo a su amiga.
— Esta bien, si, lo haremos, esta noche... Pero ahora comete el desayuno, necesitas fuerzas.— Kim se levanto y le acarició el hombro.
— Sera una noche de chicas.— Salió de la habitación con una sonrisa.
Alice tomo un Sándwich y le dio una mordida.
Justo después lo volvió a dejar sobre el plato y volvió a su dibujó.Estaba quedando hermoso, pero sin duda que el Drcco real lo era mas.
Con ese cabello rubio, que Alice se había dado cuanta de que era más oscuro de como se veía.
Su piel blanca y tersa, lo supo al tomar sus mejillas entre sus manos.
Sus pomulos esculturales, al igual que su nariz, y la forma de sus labios, serios, finos y besables.
La manera en la que su cabello despeinado le caía sobre los ojos.
Con unas largas pestañas rubias, un poco más oscuras que su cabello.
Rozando finamente los pomulos al parpadear.
Y sobre todo, sus ojos verdes, tan hermosos como un lago justo al vorde del anochecer.
Su sonrisa, blanca y perfecta.
Su porte, su voz grave y de alguna forma reconfortante.Alice suspiro.
Dejo de dibujar.
Cerro él Block y también dejo los colores.
Se sentía sumamente estupida.
«Que es lo que me esta pasando? Por que así, es... Demasiado rápido» Penso Alice.
Se levanto de la cama.
Por alguna razón le dolía la espalda.
Quiza haya dormido mal.
Le picaba y sentía una ligera molestia por la zona de los omóplatos.
Sin embargó recordo el entrenamiento de Ronald.
Quizá estubiera haciendo efecto.
Volvio a suspirar y decidió pasar a la biblioteca.
• • •
Dracco le daba vueltas a su habitación.
No sabía que pensar absolutamente, nada.
Penso en ponerse a tocar el saxofón, o quiza el violín.
Pero no tenía mente para ninguna melodía.
— Alice...— Se dejo caer en la cama.
Cerro los ojos y trato de recordar el rostro de la chica.
Tan fino, sus mejillas, las cuales se sonrosaban con la facilidad que ella tenía para dibujar.
Sus cejas finas, castañas y sobre todo sus pestañas largas y oscuras.
No necesitaba maquillaje para verse hermosa.
Sus ojos, parecían el mismo océano, quizá visto justo al anochecer, donde el mar se hacía de un tono azul zafiro.
O justo antes de que él cielo se tornara negro.
Con ligeros destellos.
Pomulos perfectos, al igual que sus labios rosados.
Y su cabello, contrastante con sus ojos.
Castaño y ondulado.
Y sobre todo, lo que a Dracco le había parecido mas reconfortante y repentino, era el tacto que tenian sus manos contra sus mejillas.
Tan suaves, parecían de seda, sin ninguna arruga o con la piel aspera.
Eran de alguna forma... reconfortantes.Se sento en su cama y se paso las manos por el caello.
Sin saber que hacer comenzo a deambular de nuevo en su propia habitación.
Hasta que no pudo soportarlo mas y decidió salir a hablar con los demas, sólo esperando que Alice no hubiera tenido la misma idea.
• • •
Alice estaba observando los volumenes que la biblioteca tenía.
Le sorprendió bastante que la mayoría fueran novelas.
De ciencia ficción, romance, fantasía, terror, etcétera.
Algunos otros eran de Ángelologia y Demonologia.
Unos cuantos más eran de hechizos y los otros pocos, simples libros de fisica, matematicas, lenguajes, escritura, musica, entré otros.
Tomó entre sus manos un libró grueso titulado "La historia de los Arcángels".
«Tipico» Penso Alice.
Lo abrió y leyo algunas páginas.
La creación de esta raza había sido apartir de una gota de sangre del "Verdadero" Arcángel Raphael y del ángel de la muerte, Azrael.
Sellando el pacto de que los Arcángels eran eternos... Que no envejecían y no morían de causas naturales.Alice dejo caer el libro sobre una mesita.
Creyo que Max estaba bromeando cuando le comentó que los Arcángels vivían para siempre.
Pero no era mentira, y mucho menos una metáfora.
Literalmente vivían para siempre.
Suspiró, y puso sus manos de nuevo en el libro.
Quizo seguir leyendo, ya después tendría que hablarlo con los demas Arcángels.Había un capítulo que narraba lo acontecido de cuando estos seres angélicos derramaron su sangre en un río, ahora llamado el Sena, cerca de la torre Eifel.
Lo hicieron para unir a la naturaleza terrenal con la espiritual.
Y al beber de estas aguas, el don angélico cambaiaba la raza humana.Alice dejo de leer, cerro el libro y se lo llevó a su habitación.
Tenía que acabarlo de una vez, si quería saber todo acerca de lo que ella era.
El libro era la mejor forma de comenzar.
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Arcángel 1: Fuego
Fantasy"El fuego carece de emoción, mas sin embargo es ese fuego, el que aviva las llamas del amor..."