Alice tuvo que volver a cerrar los ojos, para asegurarse de que su imaginación no la estubiera engañando.
Pues a la chica ocacionalmente le ocurrían cosas así.
Confundiendo cosas con magia, o con algo que en la realidad no tendría explicación.
Veía a una mujer vestida de rojo, y por un instante creía que era una hermosa ninfa paseándose por las calles de Nueva York.
O a un hombre alto, creyendo que era un Nephilim.
O incluso, confundir extrañas nubes con hermosos angeles.
Como los de los libros, describiéndolo tan bien que a la chica le parecía verlos en persona.
Los dibujaba seguido, pues la mayor parte de lo que ella hacía eran criaturas mágicas; Sirenas, con sus colas de pez, finamente detalladas y con colores resplandecientes; Vampiros, de piel blanca como la ceniza, ojos profundos de colores extravagantes, y colmillos afilados, ideales para alimentarse; Ángeles, dé rasgos hermosos, de una musculatura perfecta, y también sus alas, lo más bello que Alice podía dibujar.
Pero claro, su madre constantemente le decía a la chica que ésas cosas las veía por estar tan metida en la literatura fantástica.
O por dibujar seres, que según para ella, no existían.
Pero a Alice poco le importaban los comentarios que su madre, o aveces Max, le hacían.
Pues a ella le encantaba imaginar, todo tipo de cosas y situaciones qué tengan que ver con magia.Pero ésta vez, al parecer, era otra broma de su menté.
Pues solo era una nube formando alas, parecía más un águila de lo que a ella le había parecido un ángel, pero bueno, ella ya estaba acostumbrada a los fallos o errores que le presentaba la vida.
En ese momento, su madre estaba hablando con Baxter y Ronald, eran muy simpáticos y todo, pero a Alice no dejaba de parecerle extraño que estubieran justo al lado de su madre.
Pero en fin, le importaba poco.
Volteó a ver a su hermano y a su mejor amiga.
Esta estaba despertandose, justo a tiempo de que el avión estaba aterrizándo.
— Hola!— Saludo la chica de cabello oro.
Alice le sonrió.
— Te dormiste casí todo él camino, al igual que Max, miralo.— Kim volteó a ver al hermano de Alice.
Qué con el movimiento al parecer ya estaba despertándose.
Ambas chicas se rieron cuando él abrió los ojos.
— Buen día.— Alice solto una carcajada.
— Cielos Max, ¿Buen día? Más bien "buenas noches" tampoco es que hayamos viajado mucho.— Kim pareció divertirle el comentario de Alice, mas sin embargo no mostro que así lo pareciera.
— Vaya, pues entonces... Buenas noches!— El chico solto la risa, al igual que su amiga y su hermana.
Kimberly apesar de ser la mejor amiga de Alice, también lo erade Max, pues cómo su hermana casí hacía todo junto a Kim, a Max no le quedaba de otra, y amablemente se había hecho amigo de la chica.
Era divertido, pues aveces salian juntos al parqué, a correr o incluso a jugar Baloncesto, claro qué siempre Alice y Kim eran equipo, y Max tenía que arreglárselas él sólo.Kim le sonrió a Max y este le devolvió la sonrisa.
Entonces su madre se paró y fue a tomar su maleta del maletero.
— Maximus, Alisson, levántense que ya vamos a bajar, o y Max, ayudale a Kim y a tu hermana con su maleta.— Ambos hermanos voltearon a verse.
Pasmados porque su madre les había llamado por su nombre completó.
Aunque falto el "Taylor" de su apellido.
Marisse tomó su maleta, pero fue Ronald quien la ayudó.
Y con las chicas fue Max quién bajo las tres maletas.
Era cierto que el chico era fuerte y todo, pero se veía que le costaba un poco de trabajo bajar las tres.
Así que al final, los tres terminaron bajando las maletas.Salieron del avión, y de inmediato Alice sintió el aire frío en la cara.
Una asafata les indicaba el camino a los pasajeros.
Y los chicos, Marisse, Ronald y Baxter, siguieron por ese camino.
Entrando así en el aeropuerto de Guadalajara.
«Se sentía extraño», penso Alice.
Que los aeropuertos tuvieran una sierta semejanza entre sí, solo que esté era un poco, y solo un poco, que el aeropuerto de Nueva York.Llegaron todos a la sala central, dónde había bastante gente.
Todos apresurados y corriendo de aquí para haya.
Ronald y Baxter se giraron ante los chicos.
Y por un momento a Alice le pareció que Max se tensaba con la presencia de los hombres.
— Muy bien, creo que aquí nos separamos, fue un gustó conocerlos a todos, esperó que su estancia aquí sea de lo más agradable.— Decía Baxter, él cuál se apartó un mechón rubio de la cara.
Y enseguida Ronald tomó ambas maletas cómo si no pesarán nada.
— Nos vemos leugo Marisse.— Dijo este.
Y ella solo asintió.
Max y Kimberly parecían un poco confundidos.
Y al parecer tenían toda la razón de estarlo.
— Que pasó?— Pregunto Max con voz neutra.
— Nada, se los explicaré cuando lleguemos a la casa.— Alice había olvidado por completo que... Habían comprado una casa en México para cuándo se venían de vacaciones.
Le pareció un alivió que se fueran a quedar ahí.
Pues la casa era algo grande, y la habitación de Alice también lo era, donde podía estar felizmente en silencio leyendo un libró, o quizá dibujando un retrato de su personaje, el que ella misma invento, de nombre extraño, en esos momentos parecía irle y venirle.
Pero daba igual, lo había anotado en el "Bloc de Notas" del celular.
Por si acaso se le olvidaba.Marisse tomó a los chicos y los guio hacía la salida de ese interminable aeropuerto.
Alice volteaba por todos lados.
Y vio ahí a un chico.
De espaldas claro.
Era alto.
De cabello oscuro, y largo, casí hasta la cintura.
Tenía un saco largo de cuero en color escarlata.
Con un dragón japonés dibujado en la espalda.
Alice se le quedo viendo.
Al parecer estaba hablando con una chica de las que atendía en el aeropuerto, estaba hasta el frente de una larga fila de personas.
Alice entrecerró los ojos para verlo bien.
Pero un hombre robusto paso justo enfrente dé ella.
Tapándole la visión.
Por un segundo pensó en gritarle.
Pero no lo hizo cuando se dio cuenta de que el chico ya no estaba.
Así también como su madre, Max y Kimberly.
Se asustó por un momento, pero dé nuevo una mano tomo a Alice.
Su hermano otra vez.
— Diablos Alice, si no fuera por mí estubieras totalmente perdida.— La chica sólo se rió nerviosa.
Mirando continuamente hacía dónde había estado aquel chico.
Pero no había rastro de él.
Quizá solo había seguido su camino y se había ido.
O quizá tenía que tomar un vuelo urgente.
Era una lastima, pues a Alice le pareció en sierta forma conocido.Cuándo menos acordo, ya etaba afuera, con su madre llamando por teléfono pidiendo un taxi, que los pudiera a llevar a todos a su casa, cerca del bosque Colomos.
Era un bonito bosque, pero a pesar de que habían venido a México unas tres veces, jamás había entrado.
Y cómo su casa estaba cerca de ahí, seguro que se iban a tardar algo para llegar.
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Arcángel 1: Fuego
Fantasi"El fuego carece de emoción, mas sin embargo es ese fuego, el que aviva las llamas del amor..."