Max estaba algo debastado, sentía los huesos molidos por todo el ajetreo de los viajes.
Era curioso que un chico así de grando cómo el pudiera sentir eso, pero bueno, así era él cuerpo no?
Su cuerpo musculoso se tensaba cada vez que caminaba, y era un poco extraño.
Sin mas, se dejo caer en su cama.
Esta era sencilla, al igual que el resto de su habitación.
De color azul marino.
Y las paredes de la habitacion eran blancas, cortinas oscuras, un restirador donde solía dibujar.
Era gracioso que él y su hermana tuvieran esa habilidad, pues cuando estaban aburridos, solían hacer concursos de dibujo.
Retándose el uno a la otra y riendo mientras trataban de acabar su dibujo y que les quedará perfecto.Max sonrió ante aquel recuerdo, o sensación de tener una hermana, ademas de que se querían mucho, era impresionante que solamente hayan tenido una pelea en toda su vida.
Y todo fue cuando Max tenía diez años y Alice siete.
Se habían peleado por un juguete, Max no recordaba cual exactamente, pero al final había cedido y se lo había dado a Alice.En la habitación también habia un closet pintado del color de la madera.
Una estantería llena de libros, algunos no los había leído, y eran clásicos cómo: Dracula, Moby dick, Ivanoe, Los tres mosqueteros, Orgullo y Prejuicio, Lazarillo de Tormes, Alicia en el país de las maravillas, Viaje al centro de la tierra, entre algunos más.Una de las pasiones de Max, aparté del ejercicio y el deporte, era la lectura, sin duda podía pasar horas leyendo, acababa novelas en un día sí él así quería.
Y al parecer a nadie le molestaba eso, por que, bueno su madre le fomentó la lectura.
Y la mayoría de los libros que tenía Max en la estantería, le pertenecieron a su madre.
Aveces Marisse bromeaba con los chicos diciendoles que el mismísimo Shakespeare.
Alice y Max se reían con ésos comentarios.
Y su ladre también lo hacía.
Todos reían.Max se sento en su cama, se vio las manos blancas.
Alarmantemente blancas.
Sus ojos se sentían pesados y por un momento, y con una mirada al espejo, puedo notar sus ojos aún más claros.
Sentía frío, de un momento a otro la habitación comenzo a helarse, los vidrios se empañaron.
La piel de Max se hacía mas y mas blanca.
Y entonces, Alice entro a su habitación.Todo volvió a la notmalidad, Alice nisiquiera lo notó.
— Oye Max, se que eres mi hermano, y por eso te quiero contar todo y...— Max se dío cuenta de que Kimberly estaba detras dé ella, y esta simplemente aparto la mirada algo nerviosa.
— Esta bien Alice, tratare de encubrirte, a dónde irán esta vez?— Pregunto su hermanó divertidamente.
Alice sonrió.
— Iremos a un lugar llamado Éleos.— Max se paró de golpe.
— Éleos!! Oh quiero decir, Éleos?— Max tuvo que pasar saliva.
— Así es.— Sentenció Alice.
— Esta bien... Pero cuídense ok?— Alice rodeo los ojos.
— Si, si, iremos con Jackie, o Jacqueline, cómo le dices tú, no te preocupes también irá Wendy, Será Noche de Chicas.— Ambas chicas dieron un gritito de emocion.
— Ja! Está bien, cuidense... Ire a distraer a mamá.— Ambas chicas que ya estaban arregladas.
Alice, con un bonito vestido negro, que le llegaba a la mitad de las piernas.
Con unos tacones negros brillantes y claro, su bolzo de grices y blancos.
Toda la vestimenta de Alice resaltaba su cabello castaño y ojos azules.
Ademas de que el escote no estaba tan prominente.
Y por supuesto, el collar que le había regalado su madre, descansando sobre el pecho.
Un bonito arrilugio.
Kimberly tenía un vestido azul.
Que se amarraba al cuello.
Le llegaba a la misma altura de las rodillas.
Y algunos olanes lo decoraban.
Llevaba un bolso en negro, sencillo.
Su cabello dorado resaltaba sobre sus hombros, ondulado y bello.
Sus ojos ambarinos se veían llenos de brillo.
En su muleca derecha llevaba el collar de una cruz, la razón por la que no estaba en el cuellos es por qué simplemente no le gustaba como se veía ahí.
Y lo tenía amarrado en la muñeca.Ambas chicas se sonrieron y bajaron las escaleras al instante que Max iba a la habitación dé Marisse.
Alice y Kim bajaron silenciosamente, y apesar de que tenían tacones, hacían lo que se podía para que no se escucharán.
Era muy pronto para qué salieran a divertirse.
Porque bueno, habían llegado hace cómo dos horas.
Eran las once y cuarto.
Lo que significa que las chicas ya las estaban esperando.
Lentamente abrieron la puerta principal y salieron a el jardín.
Estaba de un color esmeralda, había un manzano cerca de la ventana de Alice.
Y en el jardín trasero había rosas rojas plantadas.
Recorrieron el sendero de piedritas y luego llegaron al portón.
Lo abrieron con igual cuidado.
Y cuando las chicas salieron, Wendy y Jackie ya las estaban esperando en un flamante camaro en color rojo.
Alzaron una mano por las ventanas.
Y ambas chicas se subieron enseguida.
— Listas para una noche inolvidable.— Dijo Jackie, ella era rubia, con ojos castaños y una linda sonrisa.
Tenía un vestido sencillo en negro y blanco.
Después estaba Wendy, la chica que conducía.
Ella era de piel algo morena, cabello castaño oscuro y ojos del mismo color.
Llevaba lentes pero un vestido blanco resaltaba perfecto con sus ojos.
— Chicas hace tanto que no las veía, y mas a tí Kim.— La chica del cabello dorado sonrió.
— Así es, creo que, hace cómo tres años.— Kimberly también había venido a las viajes con Alice.
Pero casí siempre también venía con su madre.
— Bien, pues vamos al club.— Solto Alice muy animada.
• • •
Estacionaron el auto cerca del club.
Y bajaron después de asegurarse que todos los ceguros estubieran abajo y que las puertas estubieran bien cerradas.
— Bueno pues, vamos.— Las cuatro chicas comenzaron a reírse.
Y caminaron mientras veían a varios chicos mas.
Una con un vestido rojo, sumamente apretado y con un pecho voluminoso.
Una cabellera oscura le caía por los hombros y caminaba con unos tacones rojos algo altos.
Ademas de que tenía un porte.
Al otro lado, había un chico alto, con el cabello pintado de verde neon y su cara decorada con diferentes piercings.
Ademas de que tenía una vestimenta de cuero y unas botas hasta la rodilla.
Con correas de picos.
Había chicos con vestimentas extravagantes, pero esos eran los que mas destacaban.Las chicas llegaron a la fila, era algo larga, y el club estaba bastante escondido.
Bajo una escalera y por un callejon estaban las letras de neon al final de este: Éleos.
Eran verdes y parpadeaban.
Alice no podía evitar sentir la adrenalina subirle por las venas.
— Nos divertiremos cómo nunca.— dijo Wendy.
Todas las chicas asintieron riéndose.Pero.
— Identificación.— Dijo el enorme guardia calvo.
Por que todos los guardias eran calvos y grandes?
Las chicas sé miraron nerviosas.
— Am...— Un chico pasó al lado dé ellas.
— No se preocupe, vienen conmigo.— Alice volteo a ver al chico.
Y se quedo quieta e incómoda.
El chico se percato de esto y le sonrió.
El guardia retiro la cinta y las chicas pasaron sin ningún problema.
— Soy Dracco, por si querías saberlo.
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Arcángel 1: Fuego
Fantasy"El fuego carece de emoción, mas sin embargo es ese fuego, el que aviva las llamas del amor..."