Después de cenar aprovecho para ducharme y pintame las uñas de pies y manos para mañana estar fabulosa para la dichosa barbacoa. Tengo unas ganas inmensas de encontrarme al rubio. De saber su nombre, sus aficiones, gustos...
Hay tantas cosas que me gustaría saber de el...
Después de esperar sin hacer absolutamente nada un buen rato para que se me secaran las uñas, voy a lavarme los dientes y a dormir, que mañana un poco de farra no estará de más.
Oigo ruido, mucho, demasiado. Quién será el gracioso? Tengo la sensación de que son las tres de la mañana, busco en mi mesita el reloj, las nueve de la mañana marcan. No me da ni un segundo para ir al baño cuando entra Lorena, esquizofrénica por irnos al bareto más cercano a beber.
Yo todavía sigo dentro de mi cama, casi con los ojos cerrados. Me levanto y hago la rutina de cada mañana, orino, me lavo la cara y voy a por algo de desayunar cuando Lorena, con su brote psicótico me dice que ya tendré tiempo para comer.
No sé si eso iba con segundas, pero prefiero no saberlo tampoco.
Voy hacia mi habitación, me visto, me peino, una buena dosis de espuma rizos perfectos y aplico a mis pestañas una ligera capa de rímel, me pinto los labios color rojo y la pieza clave, perfume, unas gotitas de zara women marcan la diferencia al pasar. Voy por el pasillo en busca de Lorena, y aparece con unos taconazos de infarto y su uniforme de policía. Como siempre, Lorena nunca viene sola, siempre tiene algún regalito que colocarme. Me trae unos tacones negros, de mi número. Me desata las bambas y hace un intento de intentar sacarmelas, me ofrezco a hacerlo yo, más rápidamente. Me subo a los tacones y le digo ahora si, vámonos. Antes de salir nos encontramos a Alberto que él por mala suerte si tenía clases. Al pasar con nuestros disfraces de infarto soltó la típica para marcarse el puntito. Típico de ellos.
- Estáis... Dónde vais así? -Alberto
- No te incumbe. -Contestó Lorena con aires de diva.
- Si, si me incumbe. Estáis demasiado guapas para salir así.
Ninguna de las dos contesto a eso, preferimos ir entorno a lo hablado.
- Adiós Alberto, le dije.
Fuimos a por el metro que nos quedaba a una calle de casa. Fuéramos por donde fuéramos la gente nos miraba, era una sensación agradable pero a la vez intimidante. Estaba deseando llegar a nuestro destino.
El tren llega a nuestra parada, nos bajamos y buscamos el bar más próximo, allí nos tomamos los dos primeros chupitos cada una, teeeequila.
Salimos del bar en el que estábamos, vamos hacia la fiesta, que está a escasos metros de donde estábamos. Los tacones me empiezan a temblar, empiezo a estar nerviosa. Cada vez estamos más cerca, se empieza a ver ya mucha gente disfrazada, por ahora no veo a ninguna chica disfrazada de colegiala como yo. Policías si que hay, chicos, Lorena ya le pone el ojo a algunos. Entramos, Lorena se encuentra a unas amigas y se para a saludar, yo me adelanto a la barra a por algo que me quite la calor que siento debajo de la piel. Me pido un mojito. Oigo por detrás de mi una voz que pronuncia mi nombre. Me giro y veo a Marco, disfrazado de vaquero. Se le ve en la cara que está loco por encontrar a alguien para montar. Me acerco a el, le saludo con dos besos y le pregunto que hace allí, me responde que lo mismo que yo, divertirse. Le medio sonrío.
- Estás muy sexy así Cristina, me atrevo a decir que demasiado sexy, es tentador, lo sabias? -dice Marco.
- Imaginaciones tuyas, querido. -Respondo
Cuando justo aparece Lorena para salvarme la vida.
- Perdona, son unas compañeras del campamento de verano. Hola Marco, que sorpresa! - dice Lorena.
Ellos dos empiezan a hablar, no se le escapa ni una al Marco este, pienso.
Aviso a los chicos de que voy a darme una vuelta por el recinto, asienten con la cabeza con pinta de no haberme hecho ni caso.
Mientras me paseo bebiendome el mojito veo todo tipo de disfraces.
Me vibra el bolsillo de la camisa en el que llevo mi móvil, me llaman. Contesto al móvil pero con la música no oigo nada, me aparto con intención de alejarme de todo ese ruido y contesto.
- Si, perdón, estaba la música muy alta, quién es?
- Cristina? Sabes quién soy? Yo si sé quién eres tú, colegiala. Además puedo verte, y que sepas que el Capitán América nunca acepta un no como respuesta a una cita.
Esto ya me parece el colmo, empiezo a formularle mil preguntas mientras me voy girando a mirar la gente que hay a mi alrededor, para ver si doy con el chico misterioso que acaba de llamarme. Pero me ha colgado. Me termino el mojito y voy hacia Lorena. No está dónde la vi la última vez. La llamo y me salta el contestador. Así que no me queda más que buscarla yo misma. Al adentrarme más en el mogollón de jóvenes, veo curiosamente de espaldas a un chico disfrazado de capitán América. Pienso en que quizá es el chico de la llamada. Voy hacia él. Cuando llego le toco con suavidad el hombro. Cuando se gira veo al chico rubio con el que me estampé en el supermercado. Al verme pone cara de sorprendido y a la vez sonríe.
ESTÁS LEYENDO
AGARRA EL TIMÓN
Teen FictionJóvenes con historia, historias de jóvenes, jóvenes historias. Qué dice más? La verdad o la mentira?