Capítulo 4 * Causalidad

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No quería preocupar a Matt pero sentía deber ir.
Al verme salir, Ale mostró una sonrisa.
- Pensaba que ya no venías. Dijo Ale bromeando mientras se subía al coche.
+ A dónde me llevas? Le pregunté a Ale mientras me ataba el cinturón de seguridad.
- No muy lejos. A un sitio tranquilo. Será de su agrado. Esté usted tranquila. Dijo con tono bromista.
Los dos nos pusimos a reír. Parecía una tontería, quizá lo fuera, pero me parecía gracioso.
Tardamos unos 20 minutos en llegar. Ale me llevó a un mirador donde se podían ver los pueblos desde arriba. Se acercó al maletero, lo abrió y sacó de una nevera portátil con hielo, una cerveza fría, la abrió y me la dio, luego sacó otra para el.
Chocamos los botellines y le dimos un trago. Nos sentamos sobre el maletero del coche abierto y nos quedamos mudos, contemplando el hermoso paisaje. Ale rompió el silencio y levantando su brazo señalándome hacia el frente, me dijo: ponte allí.
Sacó del maletero una cámara de fotos, la encendió y me hizo una foto, luego la volvió a repetir, yo cambié la pose para no poner siempre la misma, el no dejaba de disparar fotos, buscaba encontrarme desprevenida.
Parecía estar encantado mirándome a través de la cámara. Le pedí verlas. Eran todas geniales. Mientras las miraba detenidamente Ale sacó una bolsa del maletero. Dentro de ella había un trípode, lo sacó, lo preparó, y propuso hacernos fotos. Nos hicimos una barbaridad. Quedamos en que me las pasaría todas en cuanto nos volviéramos a ver. Tenía excusa para que volviéramos a vernos, y me intrigaba.
Pese a que es mejor olvidar, era de las que perdonaba pero jamás olvidaba. Y ahora todo parecía estar bien, pero hubo un tiempo que estuvo muy mal, demasiado, jamás desearía a nadie la experiencia traumática que en aquel entonces tuve que atravesar. Quería que Ale lo supiera y le dije absolutamente todo lo que sentía, creía que debía sacarme todo eso de dentro y de encima. Llevaba tiempo cargando con ello y ahora que más o menos olvidaba todo, tenía necesidad de contárselo.
Me dolió que no me contara que para aquel entonces tenia pareja, me decepcionó saber que para el solo había sido un segundo plato.
Ale se quedó varios minutos asimilando la cantidad de información recibida. Al pasar unos minutos callados Ale contestó.
- En primer lugar tengo que pedir perdón. Perdón por no saber decidir, éramos jóvenes e inexpertos, cometíamos muchos más errores, fue mi error y soy consciente y voy a sentirme durante el resto de mis días culpable. Pero quiero que conozcas quien soy hoy, no quiero que te quedes con quien fui ayer. Quiero pagar por mis errores, pero sobretodo, saldar mis cuentas pendientes. Y esta, Cris, desde que te conocí, era una de ellas. Siempre serás mi secreto, mi secreto mejor guardado.
Tardé mucho más tiempo que él en asimilar lo que me había dicho. Me sentía genial de haber puesto con Ale las cartas sobre la mesa. Me encantaba lo que pensaba, lo que decía, y que fuera tan sincero y capaz de hacerlo. Me volvía loca. Pero por dentro me sentía no estar siendo sincera.
+ Ha llovido mucho entre nosotros, y habrán cambiado muchas cosas, has cambiado tu, lo he hecho yo, lo ha hecho el lugar y el modo, pero lo que menos a cambiado ha sido el momento, cuando estoy a tu lado me siento como en casa. No se como lo haces, pero consigues que entre tus brazos me sienta bien. Siempre te he ido de frente y te he dicho las cosas tal y como las pienso, y ahora no voy a ser distinta en eso. Quiero que sepas que en el ahora de ahora me encuentro en un proceso, me estoy conociendo con alguien y no me gustaría fastidiar nada, pero quiero que lo sepas. Dije yo, con intención de darle alguna explicación de porqué no lo había besado todavía.
Ale sonrió, y no sabía el porqué pero le devolví la sonrisa y me encantaba tener que hacerlo.
Estábamos tan a gusto poniéndonos al día que perdí la noción del tiempo. Estando juntos me olvidé por completo de Matt. Y quizá eso fuera una buena o una mala señal, pero estaba demasiado ocupada queriendo saber más de su vida, que no me dio tiempo apenas de masticar ese pensamiento.
Le pregunté a Ale qué hora era y me dijo que eran las 20:30 de la tarde, era tarde y tenía que ayudar a mi madre con la cena.
+ Me encantaría seguir aquí contigo pero debo irme, mis padres me esperan. Dije con voz tenue apenada por tener que poner fin a nuestro encuentro.

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