Capitulo 12

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Narra Camila

Los días seguían pasando, y sinceramente... Las cosas iban bien, muy bien. Tras el día en el que comí en el vestuario y pasó todo aquello con Lauren, las chicas vinieron totalmente indignadas a preguntarme por qué no había ido a la cafetería con ellas, y desde ese momento, no nos despegamos. A veces me sentía un poco cohibida a la hora de seguirlas y estar con ellas, pero habían demostrado tener real interés por mí, y poco a poco habíamos llegado a tener mucha confianza.

Por otro lado estaba Lauren y su obsesión con seguirme a todos los sitios. La diferencia es que hacía unos días que le permitía estar a mi lado, siempre y cuando no me hablara, claro. Tan solo estaba allí, haciéndome compañía. Cuando estaba con las chicas, ella se mantenía al margen, pero en cuanto estaba sola, no habían pasado ni tres minutos y ya estaba ella sentándose silenciosamente a mi lado, susurrándome un tímido 'hola' que no obtenía respuesta por mi parte. Para mí, ya era totalmente normal estar leyendo con ella a mi lado, dibujando, mirándome fijamente poniéndome los nervios de punta... Incluso una vez se durmió, fue gracioso ver como cabeceaba, luchando por mantenerse despierta. También me acompañaba a casa, y pasaba por mí por las mañanas. Era un hecho que ambas teníamos coche, pero misteriosamente dejamos de usarlos para ir andando. Juntas.

-Creo que estoy loca. -resoplé mientras me sentaba en aquel diván.

-¿Por qué crees eso? -me preguntó Luisa, con una sonrisa divertida.

Luisa y yo teníamos una muy buena relación. Al principio no creí que ayudaría este tema del psicólogo, pero la verdad era genial lo aliviada que me sentía al contar todos mis pensamientos y sentimientos. Ella era una gran psicóloga, y bueno, aunque no tuviera a ningún otro con quien compararla, ella era simplemente increíble. Le contaba todo, absolutamente todo. Al principio me avergonzaba, pero ahora sentía que lo necesitaba, ella era una mujer muy madura y comprensiva, pero a la vez con su toque juvenil, rebelde y divertido. Sabía que podía confiar en su juicio.

-¿Recuerdas a Lauren, la chica del hospital?

-Ajá. -asintió interesada.

-Pues no sé... Se supone que debo odiarla, pero últimamente me esta costando...

-No debes odiarla. -me interrumpió.

-Sht, déjame terminar. -ella rió y yo también. Últimamente me sentía más feliz, más yo. Quizás fueran los antidepresivos, quien sabe. -Estos últimos días he dejado que se acercara, no le he hablado y ella... Bueno, solo hola y adiós... pero a lo que me refiero es a que he bajado la guardía. Incluso siento que ella me pide perdón sinceramente... No quiero perdonarla, mi cabeza no quiere perdonarla, pero luego la veo a mi lado con su estúpida cara de culo de siempre y me dan ganas de hablarle, de darle una oportunidad... -suspiré frustrada.

-Es normal, Camila, no puedes guardarle rencor toda tu vida. Eres una buena persona, y las buenas personas saben perdonar y olvidar. -me sonrió tranquilizándome, y como siempre, me sentí mejor.

-Pero no sé si es normal, porqué después de todo lo que me hizo...

-Camila, es normal. No puedes etiquetar todo lo que haces, solo hazlo como lo sientas y ya. Siempre que no sea una locura, claro. No pienses tanto las cosas, te afecta hacer eso. -asentí en silencio. Era una verdad como una casa.

-Ella está sola ahora... -susurré. -Creo que sus amigos la han dejado de lado por ir conmigo. -hubo silencio, Luisa sabía cuando tenía algo que decir. -No me gusta verla sola, ella siempre ha tenido cara de culo, ya sabes... Pero cuando estoy con las chicas y la veo sola en la cafetería, o escuchando música mirando a la nada... Su mirada es triste, nunca ha tenido una mirada de felicidad, pero esa mirada es de pura tristeza... Me recuerda a mí. -admití.

Falsa coraza (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora