Capítulo 21

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Narra Camila

Caminé por los pasillos del colegio, tropezándome con la gente, pero sin levantar la mirada del suelo.

Cuando llegué al baño, solté un suspiro de alivio. No había nadie. Me encerré en un cubículo, y me senté encima de la tapa del váter, sacando mi teléfono móvil. Bien, al menos este sitio me serviría para hoy, ya que los vestuarios estaban ocupados por un partido amistoso, jugado anteriormente.

Oí la puerta abrirse, pero no me preocupé. Nadie podía hacerme nada ahora. Se escucharon unos toques en mi puerta, y me apresuré a contestar.

-Ocupado. -Murmuré, lo suficientemente alto para que me oyera.

La persona no dijo nada, pero pude ver sus pies estáticos, delante de mi puerta. Mi corazón estalló en nervios. A estas alturas podía esperarme cualquier cosa.

Entonces un fuerte sonido me hizo saltar, mi móvil cayéndome de las manos, al suelo. Deslizándose hasta salir por el hueco de debajo de la puerta. Oh, no. La persona no golpeó más la puerta, pero recogió mi móvil, y en ese mismo instante, me levanté y abrí la puerta como un rayo. No podía arriesgarme a que alguien supiera de mi tendencia sexual.

Pero como la vida nunca estaba de mi parte, y la persona que se encontraba al otro lado, no era nada más ni nada menos, que Lauren Jauregui.

-Me parece que esto es tuyo. -Dijo con una sonrisa burlona, sacudiendo el móvil con su mano.

-Sí, dámelo por favor. -Susurré. Estaba muy asustada.

-Mmmh... Creo que no, me lo voy a quedar. -Sonrió falsamente, y se lo guardó en el bolsillo.

-Por favor... Tengo cosas importantes allí. -Insistí.

-¿Sí? ¿Qué clase de cosas? Si tu no tienes vida... -Murmuró, sin borrar nunca su sonrisa de superioridad.

-Lauren...

-Jauregui, llámame Jauregui. -Me corrigió.

-Jauregui... Te lo suplico. -Susurré.

-¿Me lo suplicas? -Se quedó pensativa. -Entonces ponte de rodillas, y pídemelo. -Dijo finalmente, una sonrisa creciendo en sus labios.

La miré, incrédula, aunque en el fondo sabía que ella iba totalmente en serio. A ella le divertían estas cosas. Me agaché lentamente, poniéndome de rodillas delante de ella, mirando al suelo. Doblé mi torso de manera que quedé hecha una bola en el suelo, con los brazos estirados hacía ella. Casi pude oír como su sonrisa se ensanchaba.

-Por favor, Jauregui, devuélveme el móvil. Te lo suplico. -Murmuré. Me sentía humillada, mi dignidad siendo, cada día, más reducida. Yo para ella no era una persona. Era un juguete, algo sin sentimientos, con lo que poder divertirse como quisiera. Era una mierda para ella.

-Si me lo pides así... Qué remedio. -Sentí como el peso de mi teléfono, cayó en medio de mi espalda, y luego golpeó el suelo. Me lo había tirado. -Adiós, Camilita. -Se despidió como si nada y salió por la puerta del baño.

Levanté mi torso, aunque seguía de rodillas, y recogí mi móvil. La pantalla estaba rota, pero comprobé que siguiese funcionado. Lo hacía.

Ese día odié más a Lauren Jauregui, si eso era posible.

Desperté de ese sueño, con una sensación amarga en mi pecho. Recuerdos. Eran recuerdos.

Me moví un poco en la cama, y me encontré con el peso de Lauren a mi lado. La miré, totalmente en paz, su pecho subía y bajaba con calma, sus facciones relajadas, al contrario de como había venido un rato atrás, por la pelea con su madre. Era preciosa hasta durmiendo.

Falsa coraza (camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora