El Rudo Norte

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Labar

El norte era frío, montañas de hielo, nieve en vez de pasto, pero aun mas frío que el clima eran los habitantes que vivían ahí. Muy poco crecía en el norte, papas y remolachas. Se decía que Helios Alexus cuando visitó el norte quedo impresionado al ver que las ciudades solo eran pequeñas tiendas de cuero, los hombres se movían siguiendo a las grandes caravanas de bueyes. El Helios del sur sometió a unos cuantos jefes tribales y les enseño a cultivar la tierra esteparia. Con el tiempo se alzaban grandes castillos hechos con piedra y hielo. La gente era robusta y velluda para soportar los crueles vientos helados, las mujeres eran de anchas caderas y grandes pechos para poder alimentar a sus hijos. Los Hijos del Sol eran altos por naturaleza pero comparados con los hombres del norte eran simples truchas de rio. <<Labar recuerda, Labar debe recordar y no olvidar, no olvidar la arena blanca en los pies, no olvidar las aguas verdes del mar de Jade, debe recordar el sol sobre la cabeza de Labar.>> Labar se encontraba sobre el espolón del barco mercante. "La liebre de verano" Su cabello esponjado era como una almohada de plumas, bañado por una fina capa de nieve.

Pero Labar no estaba hecho para ese clima un hombre del Azabache debe estar al otro lado del mar de Jade, no en Auror, no en el Norte. Sobre su cuello se cernía un collarin de su carne en tono claro. Pero Labar aun podía sentir el collar de metal ceñido a su cuello lastimándole con forme lo hacían remar junto a sus hermanos y hermanas. En Auror los Hijos del Sol habían prohibido la exclavitud. Pero el norte estaba muy lejos del trono del Sol y la travesia era muy larga y fastuosa para que los hijos del sol la recorriesen. El norte era libre. Vivian en ciudades y castillos pero continuaban gobernándose ellos solos, solo pagaban el impuesto del sol. Los Tunish lo habían aprisionado y lo habían vendido como esclavo a una barcaza comercial, pero cuando el barco quedo decomisado en el puerto Glaciares de Gigante. Los hijos de Azabache habían recuperado su libertad. Muchos de sus hermanos y hermanas preferían quedarse a morir en el norte que regresar a sus tierras, pero Labar no era como ellos, el regresaría a las tierras de Onix –Vai por sus propios medios, desconfiaba de la gente blanca, como todo su pueblo, de la gente blanca y la gente caramelo de Turisha. La gente blanca lo habían comprado como esclavo y los Tunish se los habían vendido. Adalee un hombre mayor que él también había buscado huir con Labar y al ser el único que hablaba el solario pudo convencer a un hombre que dijo que le llevaría a cabo de prestarles sus servicios. Los dos esperaron en el puerto hasta que lo vieron llegar.

Un hombre de cabello castaño y ojos azules como zafiros se acerco a ellos con dos corceles grandes castaños. El hombre llevaba una gruesa capa verde con el emblema de un dragón forjando con su fuego una espada.

--Nuestra ayuda ha llegado—dijo Adalee

--No me gusta, pensé que se trataría de un viaje por el mar—dijo Labar.

--No muchacho, del norte no parten barcos al sur. Esta era la única forma de llegar a casa, a través de los caminos que este hombre recorre.

Adalee le había contado sobre su benefactor, un reclutador de las Espadas de Wyvern. Y el precio a pagar no era con oro, si no con servicio, si servían seis meses como espadachines de Wyvern les darían oro para pagar un viaje a Onix-Vai. A Labar se le daba el ser guerrero, pero en Onix-Vai se luchaba con hacha de obsidiana, y en Auror usaban armas de hierro y acero. Se protegían los cuerpos con metal, no respetaban a los guerreros. Luchar con el cuerpo desnudo sin nada mas que un calzón ese era un guerrero, pero en el norte, en el helado norte de Auror las cosas eran diferentes, todos se cubrían con pieles de oso y comían grasa de ballena para evitar morir congelados. El hombre no dijo su nombre y no necesitaba saberlo, habia escuchado mucho sobre los espadachines de Wyvern en Puerto Stalion y en Lamiascale. Aquellos hombres que se enfrentaban a los horrores del Bosque Agonizante. Los tres empezaron el largo viaje a la Hija de Brianne, Labar y Adalee así como su benefactor iban cubiertos de pieles, sus caras cubiertas por bufandas de lana gruesa y grandes capuchas, cualquier cosa para no revelar su piel azabache frente a los demas. Terribles sucesos habían acontecido en el norte, todos relacionados con la muerte del rey Harrod III. En vida Harrod había luchado con gran valentía contra los gigantes al igual que su padre antes que él El poderoso rey Valahar, quien inició la guerra contra los gigantes de la tundra, se decía que el norte tenía mas enemigos que el resto de los reinos, Gigantes, Brujas de hielo, druidas, y demonios. Los caminos estaban desiertos, así como en los pueblos y ciudades habían pocas personas. Su benefactor les dijo que la hambruna había asolado a los grandes Lores del norte, solo los castillos del rio negro estaban a salvo y contaban con suficiente comida. El gran santuario de Illis recogía a todos los muertos de hambre pero sus raciones escaseaban. El trote de los caballos se hizo más ligero conforme llegaban a la gran fortaleza. Labar había oído los rumores sobre los grandes yelmos de acero que recubrían los castillos de Auror para protegerlos del asedio de las brujas pero nunca había visto uno y menos uno tan grande como el que habia en Jotumhain, el castillo del difunto rey Harrod, y ahora donde se sentaba su hija mayor Harrad, "Harrad la loca le llamaban" una mujer sin escrúpulos que hacia todo lo que quería, muchos eruditos y hermanos de Helio habían sido enviados para ayudar a Harrad a gobernar el reino de su padre, pero al instante que llegaron al otro lado del rio negro los mando a colgar, donde la frontera con burgundilia se alzaba. Decían que sus ataques comenzaron cuando era una niña y vio como su padre había degollado a su madre por haberle engañado con uno de sus caballeros. Y fueron empeorando a medida que crecía, en aquel entonces había dos de ellas en una, la primera era una mujer razonable su otra parte era la locura misma. Había dejado morir de hambre a su pueblo y no tardarían antes de que se alzaran contra ella, en sus tres años de reinado se había casado diez y siete veces y no había engendrado a ningún hijo aun.

ERA OSCURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora