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Capítulo 2: ¿Qué estoy haciendo?

Tener los labios de tu hermana aferrados a los tuyos suele ser algo increíblemente asqueroso, de tan solo pensarlo me dan náuseas. Pero de algún modo, eso es mucho mejor a lo que estoy por experimentar. Sé que no será fácil tocar guitarra mientras él chico al que considerabas como primera opción para formar una familia, se le declarará a su novia. De alguna forma, besar a tu hermana es mejor que todo lo anterior.
Mi teléfono nuevamente comenzó a sonar, y para mi asombro era Casper, imaginaba que estaría increíblemente molesto por estar retrasado, contesté al segundo tono y mis conclusiones eran ciertas.
- ¡¿Dónde estás?! - gritó.
- Perdón, tenía que ir con mi hermana - dije apenado.
- ¡¿Sabes que horas son?! - pregunto.
Mis intenciones en decirle "acabo de ser besado forzosa y brutalmente por mi hermana, mis padres creen que soy un abusivo y estoy apunto de ayudarle a la persona que más amo en el mundo a que le pida matrimonio a su novia, ¿cómo crees que me siento? Me siento increíblemente un imbécil", pero quedaba corto, incluso resumido, Casper jamás podría escucharme o perdonarme por llegar tarde a algo muy importante para él.
- Mira, si llegas antes de las 6:00 de la tarde, no te atrevas a mostrar tu rostro - dijo.
- No te molestes - dije -. Yo no soy él hombre que intenta arruinar su vida.
- Imbécil - murmuro colgando la llamada.
Golpeé con fuerza la ventanilla del coche esperando que se rompiera como en una película de acción, pero no ocurrió dado a mí débil fuerza entre todo mi cuerpo. Realmente era un imbécil, Casper tenía razón, pero si el día de mañana despierto, ¿cómo sabré que no estoy muerto?
Llegué veinte minutos antes de la hora que Casper había acordado romperme la cara si llegaba, pensé que era un avancé, salvaría su vida en quedar en ridículo.
Bajando del auto, logré ver su rostro suave y hermoso, llevaba puesto un esmoquin el cual encajaba muy bien a su cuerpo, en compañía de un pequeño moño que aparentaba estar lastimando brutalmente su cuello.
- Hola - murmure golpeando lentamente su espalda.
- ¿Dónde estabas? - pregunto.
- Con mi familia - suspire -. ¿Dónde está ella?
- No lo sé, no ha llegado y ya llego la música.
- ¿Contrataste música? - pregunte.
Asintió.
- Creí que yo to...
- ¡No me molestes! Creí que no vendrías - dijo interrumpiendo me.
- Bueno, tal vez deberíamos entrar al museo, ¿no crees? - pregunte, esperando que no fuera un mal momento en recordarle que el sol realmente quemaba.
- Esta bien, vamos.
Había bastante gente, vestida elegantemente, al parecer esto era muy importante para Casper. Todos lo miraban con preocupación preguntándose si ella realmente vendrá.
- Ella llegará - dijo cabizbajo, con la mirada perdida.
Era sorprendente, incluso en una habitación llena de pinturas y estatuas increíblemente hermosas, yo seguí observándolo, considerándolo una de las mejores obras en todo el museo y el mundo. Y me daba cuenta, que yo en algún momento me aburriré de todo, menos de él.
- Casper... - dije en pausa.
- Ella vendrá, yo lo sé - murmuro.
- Ya son las 6:30 de la tarde, no creo que venga.
Casper me golpeo con la mirada, provocando que retrocediera dos pasos.
- Yo no te habría abandonado - insistí.
- Si quieres algo, lucha por eso. Pero no te humilles, no seas idiota - grito.
Me contesto algo que realmente no concluían con la conversación, sabían que eran palabras suyas, palabras dirigías para él. En las cuales se desahogaba.
- Casper, ¿recuerdas la frase que vimos plasmada en el suelo atravesando la avenida? - pregunté riéndome.
- Sí - contesto.
- "Me sentí astronauta perdido en tus lunares". - murmure.
Sonrío y dijo aún cabizbajo.
- Fue un buen día.
Esperé que esté día concluyera bien, sin que su novia se presentará, así tendría un día más para intentar enamorarlo. Hasta que la vi entrar por la puerta. Llevaba unos pantalones cortos, una playera sin mangas y unos Adidas negro con blanco.
De inmediato toco la entrada como toco la música que Casper contrato, se escucho la aclamación de los invitados como los aplausos.
- ¡Llegó! - grito Casper expandiendo los brazos al cielo.
Casper corrió a sus brazos tan pronto como ella cubrió sus ojos cayendo en llanto, y nuevamente, perdí ante la seducción de una chica.