Capítulo 15: Fiesta de amigos.

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- Sonríe -. Sonrío de oreja a oreja tomando de mi mano -. Hiciste lo correcto.
- Gracias madre -. Murmure.
Me sentía muy mal, cada parte en mí se destrozaba, destroce lo nuestro, destroce la torre que construimos juntos, ya no queda nada, sería muy difícil que Grant me perdonara, parece ser que lo lastimé bastante. Es decir, si parece ser que yo hice lo correcto, entonces... ¿Por qué me siento una mala persona?
- Si quieres mi consejo -. Me observo atemorizada -. Yo creo que deberías buscarlo.
- Gracias hermanita -. La tome en mis brazos.
- ¡Alto! -. Grito apartándose de mí -. Yo soy la mayor.
Solté una sonrisa manteniéndome cabizbajo.

6:20 PM

El taxi parecía ser muy lento, pero finalmente llegamos a la casa de mí madre, la cual la llama "el castillo", literalmente.
Mientras bajaba mis maletas, Megan tomo de mi brazos apartando me del auto e impidiéndome que continuará bajando cosas.
- Ven, sígueme -. Susurro llevándome de la mano al patio trasero de la casa.
- ¿Qué hacemos aquí? -. Pregunte observando el pequeño bosque que rodeaba parte de la casa.
- Dime -. Tomo de mis manos -. ¿Jamás has besado a una chica?
Negué con la cabeza. No comentaria nada acerca de mi noche con aquella chica.
- ¡No! -. Grito en susurro -. ¿Es enserio?
Asentí con la cabeza avergonzado.
- Entonces, si nunca has besado a una mujer. ¿Cómo sabes que no te gustan?
- ¿Has besado a una chica? -. Pregunte.
Negó con la cabeza.
- ¿Por qué? -. Pregunté con una leve sonrisa.
- Porqué no me gustan -. Hizo un gesto.
- ¿Lo ves? -. Murmure -. A mí, no me gustan las chicas.
Soltó una sonrisa corriendo directo a mis brazos.
- ¿Jamás besarías a una chica? -. Pregunto recargando suavemente su cabeza en mi hombro.
- No pienso besarte -. Murmure.
- Grr -. Rezongo -. ¡Que asco!
- ¡Ja! -. Reí con sarcasmo.
- ¿Qué?
- Te mostraré lo divertido que es besar a alguien de tu mismo sexo.
- Quiero que lo intentes -. Murmuro -. Jamás lo lograras.
- ¡Chicos necesito su ayuda! -. Grito mi madre observando nos con culpa.
Me aparte de Megan rápido, intentando ser discreto y que mi madre no pensara mal de mí.
- ¿Tienes algo? -. Pregunto Megan con gracia.
Negué con la cabeza.
- Bien, entremos -. Tomo de mi mano dirigiéndome hacía la entrada.
La casa me causaba escalofríos, no era normal en todos los aspectos, la notaba diferente a todas aquellas que he observado, tenía decoraciones antiguas y cada pared y piso era de madera oscura.
- Creo que dormirás arriba -. Señalo las escaleras -. ¿No te molesta?
- No, me agrada estar arriba.
Soltó una sonrisa.
- Bien, tú cuarto tiene una puerta color negra; la identificarás de inmediato -. Dijo.
Parecía ser el inicio de un mal chiste, todas las puertas eran negras, realmente no me causaba gracia ya que me tomo mucho tiempo encontrarla.
Tome asiento en mi cama una vez que terminé de arreglar mi recámara, intentaba marcar al número de Grant, pero nadie contestaba; cada vez me molestaba más el correo de voz, era muy frustrante.
- Tranquilo, él llamara -. Dijo Megan tomando asiento a un lado de mí.
- ¿Por qué están pasando tantos aviones? Es muy frustrante -. Pregunte cubriendo mis oídos al preciso momento en el que uno paso.
Negó con la cabeza.
- Son problemas del presidente -. Soltó una sonrisa -. No quiero que salgas de tu habitación hasta el momento en el que te indique.
Asentí con la cabeza.
- ¿Acaso se aproxima un Apocalipsis Zombie? -. Pregunte con sarcasmo.
Soltó una sonrisa besando mi mejilla.
- Ten paciencia -. Murmuro.
- ¿Qué? Odio que me miren así -. Dije cubriendo mi rostro.
- Le diré a mí mejor amiga que pasé -. Abrió la puerta.
- De acuerdo -. Murmure.
- Ella es Victoria, mi mejor amiga -. Tomo de su mano obligándola en sentarse a un lado de mí.
- Hola -. Dije observando ligeramente el suave contraste que recorrían sus labios.
- Hola -. Mordió sus labios manteniéndose cabizbaja.
- Bien, en un momento regreso -. Dijo Megan saliendo de la habitación.
Sabía que tramaba algo, lo lograba ver en su pequeña mirada; pero no temía de ella, no lo suficiente.
- ¿Tienes novia? -. Pregunto.
- No -. Dije soltando una sonrisa.
- Tenemos muchas chicas lindas -. Agrego acariciando con temor sus clavículas.
- No creo que me guste alguna -. Tome su mano.
- ¿Por qué? -. Pregunto sonrojada.
- Por qué, yo soy gay -. Besé con suavidad sus delicadas manos retirándome finalmente de esa aburrida habitación.
No lo sé, aún después de todo, sigo sintiéndome mal, esperando ansiosamente una llamada de él. Por un lado quiero olvidarlo, pero por otro, sé que es la única persona en todo el universo que es capas de hacerme feliz, que podría hacerme feliz por el resto de mi vida entera.
Cada pasillo me resultaba muy frío, triste y me recordaba a él. Las escaleras crujían cada vez más fuerte conforme pasaba el tiempo. Quería llorar, quería ahogarme con mi propia sangre. ¿Porqué no me llama? ¿Estará bien?
- ¡SORPRESA!
Cubrí mi rostro con mi oscura pena, todos me observaban con una agradable sonrisa y un pequeño pastel en el cual permanecía mi nombre escrito, pero lo que más me agradaba era el letrero color gris en el cual decía escrito "porque no sabemos dónde pertenecemos, ni dónde llegaremos a permanecer".
- ¡Muchas gracias! -. Grite cubriendo mi rostro con emoción.
Nada puede volverse mejor.

*****
Me acerque hacia mi madre y hermana una vez que logré apartar a los invitados de mí.
- ¿Qué fue eso? -. Pregunte.
- ¡Felicidades! -. Grito Megan tomando mis manos.
- Pero, no es mí cumpleaños -. Agregue confundido.
Asintió con la cabeza.
- Estamos celebrando tus cumpleaños en los que no estuvimos y celebramos que finalmente estarás con nosotras -. Dijo mi madre acariciando mi mejilla.
- Diablos -. Murmure.
Todo parecía estar planeado, todo parecía ser que esperaban la muerte de mi padre.
- ¿Pasa algo? -. Pregunto Megan.
Negué con la cabeza saliendo hacia el bosque con gran enfado.
- ¿Estás bien? -. Pregunto.
- No -. Corrí a sus brazos sin siquiera verlo al rostro.
- Soy Tayler, ¿tu eres? -. Murmuro.
- Alan -. Conteste.
- Bien, Alan -. Me sostuvo con firmeza -. ¿Me dirás que es lo que ocurre?
Asentí con la cabeza.
Tomo de mi mano llevándome hasta una pequeña y abandonada banca.
- Mi padre murió, mi ex-novio me engañó, me siento un gran Idiota -. Dije observando su rostro, realmente era hermoso.
Soltó una sonrisa.
- Tranquilo, llorar no es la solución; aunque si eso es lo que quieres, adelante, llora -. Murmuro acariciando mi cabello.
- Necesito -. Me mantuve cabizbajo -. Llorar -. Murmure.
Se inclinó derramando sus labios hacia los míos, provocándome llorar y disfrutar, dos cosas que me resultaban imposibles de lograr.

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