La última salida

Cuarentena

Entramos por esa puerta, solo se veía mucha oscuridad, Omar tubo que prender una lámpara para poder ver mejor el problema.

- ¡No me digas que es un sótano! _ Me dice Angie desesperada por salir de este lugar.

-Creo que así parece Angie. _ Le dice Omar suspirando. -pero tal vez sea la última salida que encontremos, tal vez y hasta encontramos a los que nos metieron aquí.

-No pues sí. _ Le dice Angie.

Bajamos cuidadosamente para que nada nos asustara, el lugar se empezó a hacer muy reducido por lo que tuvimos que bajar uno por uno, primero fui yo, después Judid, Omar y al final Angie con todos los demás; al bajar empezamos a observar lo que había, de repente oímos una canción de ópera muy fuerte en francés, empezamos a buscar de donde provenía, una muchacha encontró el acetato, cuando volteamos, vimos que había un sujeto de tras de ella, color negro y no se le veía la cara.

- ¡No te muevas!, no mires hacia atrás. _ Le dice Omar a la muchacha con la respiración agitada.

- ¡Que hay detrás mío!, ¡díganme!, ¡quién está detrás mío!

- ¿Como te llamas? _ Le pregunto intentando calmarla.

-Eso que importa.

- ¡Importa mucho!, ¿cómo te llamas?

-Me llamo Milla.

-Bien Milla necesito que camines detenidamente hacia nosotros, pero no voltees, ¿entendido?

-Si

Milla empieza a caminar hacia nosotros, con una cara de terror y de desesperación, le faltaba medio camino cuando de repente el sujeto empezó a caminar también.

Empezó a correr, pero cuando apenas iba a garrar la mano de Omar, el sujeto le agarra el pelo con tanta fuerza que no alcanza a llegar, oímos que gritaba con todas sus fuerzas, Judid empezó a retroceder, subiendo las mismas escaleras que habíamos bajado y automáticamente la seguimos.

Desde lejos vi la cara de Judid, sabía que no eran noticias buenas, yo seguía al pie de la escalera, rogando que no me jalaran, tenía esa sensación de pánico, miedo y ganas de llorar, cuando de repente me toca el hombro Judid y de un susurro me dice que hay una pared y no hay salida, me dio un ataque de nervios, estaba bloqueada completamente, me quería rendir en ese momento y entregarme a lo que fuera que sea esa cosa.

-Alelí que vamos a hacer. _ Me dice Omar temblando.

-No lo sé, la puerta que estaba arriba ya no está, hay una pared, si vamos otra vez hacia allá corremos el peligro de que esa cosa mate a alguien.

-Oye tranquila se nos va...

Un sonido interrumpe a Omar y se prenden las luces.

-Había luz aquí abajo?

-No Angie, no había. _ Le contesto confundida.

Al momento de que se prendieron las luces todos vimos la misma imagen aterradora, en frente de nosotros estaba ella, colgada de los pies, le arrancaron los brazos y le abrieron la panza haciendo que su intestino colgara de ella, Angie quedo perturbada, perdió la cordura y se desmayó. No pasó tanto tiempo para que ella volviera en sí, repetía una y otra vez "quiero irme a casa", no sabía cómo lidiar con eso, no sabía ni siquiera como calmarla; poco a poco Angie se fue calmando, pero puso a todos de pie, ella no pensaba estar viendo a Milla colgada.

-Alelí, ayúdame a bajar a Milla, esto no se lo merecía ella. _ Me dice Angie temblando.

- ¿Cuántos somos? _ Pregunté para cerciorarme.

-Somos doce personas ya contándote, ¿porque Alelí? _ Me contesta Judid.

-De ahora en adelante nadie se va a ir solo, se van a acomodar de dos en dos como lo hacíamos antes. _ Contesté en general.

Conforme iban haciendo las parejas me iba percatando de quienes eran, me fijé varias veces para comprobar que las doce personas estuvieran en parejas, una de esas veces noté que sobraba una persona, no se le veía la cara, estaba agachada, sabía perfectamente que éramos doce en total y que por lo tanto todos deben de tener pareja, ¿porque éramos número impar?, algo no cuadraba y no sé de dónde salió esa chica.

- ¿Oye cómo te llamas?, necesito que me digas tu nombre, o mírame a la cara queremos saber de dónde saliste. _ Le pregunto con temor a que me vaya a pasar algo.

Volteo para ver a Omar y veo como su cara se torna de terror, rápidamente volteo con la chica estaba muy cercas de mí, tenía los ojos totalmente negros y una sonrisa de extremo a extremo en la cara, me acaricia el cabello.

-Alelí ¿te acuerdas de mí?, solo quería hablar contigo y tú me rechazaste.

De inmediato supe quién era ella, se me erizó la piel de tan solo acordarme, sabía que era la misma cosa que estaba detrás de una puerta intentando abrirla, repitiendo mi nombre porque quería hablar conmigo y si no le abría me arrepentiría.

-Solo quería que fueras mi amiga, pero creo que no lo eres y vas a pagar por ello.

En eso las luces se apagan y todo se vuelve oscuridad, escuchaba su respiración atrás de mí, como acariciaba mi brazo, como repetía mi nombre lentamente, de repente se prenden las luces y automáticamente les digo ¡Corran!

Detrás de mí se iban apagando las luces poco a poco, me estaban pisando los talones, mis piernas ya no podían más, sentía que me jalaban, pasamos varios pasillos y cuando me di la vuelta me di cuenta de que ya nada nos seguía y me paré en seco, algo me daba mala espina.

- ¿Por qué te paras?, ¡corre! _ Me dice el último amigo de Omar.

-No, algo pasa, se ve una puerta, justo a la izquierda el pasillo. _ Le digo señalando justamente ahí.

Empecé a caminar hacia la puerta, como si algo me arrastrara hacia ello, como si fuera el olor más rico del mundo, no me importó mi grupo, solo caminé, noté como poco a poco el grupo se me unía, sentí a Omar, Judid y Angie a mi lado, empujé la puerta y todo era oscuro.

-Busca algo con lo que podamos hacer luz. Le dije a Judid agitada.

Omar encontró una palanca, de inmediato se encendieron las luces, lo primero que vimos fue una estancia, un patio enorme techado, no le entraba la luz por ningún lado, olía a hongo, parecía una fábrica en malas condiciones.

-Angie, ¿trajiste el mapa de la fábrica?

-Si, ¿lo saco verdad?

-Si

Antes de observar el mapa Omar me señalo un letrero de fierro oxidado que decía CUARENTENA....