S&S. Hilos sangrientos. Capitulo 5

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Trez




Harto de tanta tontería fulmino a Z con mi mirada blanquecina mientras siento como la energía negra y negativa del Omega me envuelve por completo.

—Z...—Advierte Phury con voz tensa enfrentándose a su gemelo.

— ¿Por qué no me comes la polla y me dejas en paz de una puta vez?- Le lanzo a Z dando un paso adelante y aplastando a Phury entre los dos.

— ¿Qué has dicho cabrón? —La cara de Z se desfigura por completo de manera atroz.

Siento a Phury tensarse hasta lo imposible contra mi cuerpo. No sé si se debe a que está completamente pegado a mí o a la reacción de su hermano, el aire a nuestro alrededor se espesa de tal modo que podría partirse en dos.

— ¡Basta ya! ¿Qué cojones os pasa? —Rehv hace su aparición dejándonos a todos sorprendidos.

Está de pie junto a nosotros, mirándonos como si hubiésemos perdido el juicio mientras me lanza una mirada de advertencia, sus ojos violetas reluciendo brillantes por el enfado.

Después de que Iam le señale en mi dirección con la cabeza, se vuelve otra vez hacia mí.

— ¿Dónde ha sido esta vez? —Me suelta apartándome de Phury y de Z.

—En la espalda —Le digo rápidamente controlando el impulso de ir tras Z y terminar lo que habíamos comenzado.

El tipo me mira con una media sonrisa desfigurándole la boca por completo, la sonrisa es de todo menos amigable, me vuelvo hacia Rehv poco dispuesto a ponerme chulito con él que asiente lentamente y me devuelve una mirada preocupada.

—Lo que os ha hecho poneros a lo Rambo es la influencia del Omega en la piel de Trez... menuda panda de idiotas...

De repente todo empieza a nublarse a mí alrededor, oigo las voces airadas de mi hermano y de Rehv mientras siguen discutiendo con los hermanos, pero sus voces se alejan a cada segundo que pasa, peleo en un intento inútil por no perder la conciencia.

No, no, no, no... todavía no...

Siempre se repite, la presencia del Omega, su toque es nefasto y letal para cualquiera que ose acercarse demasiado, te quema por dentro y se va abriendo paso hacia el exterior.

Noto cómo me va desgarrando la carne, la piel y el músculo de mi espalda y el dolor es ya prácticamente insoportable.

El precio a pagar siempre es muy alto, tal vez sea demasiado alto esta vez y cuando siento la sangre empapar la parte de atrás de mi camisa es cuando me entra el pánico y busco desesperadamente a Iam entre la neblina previa a la pérdida de conciencia, pero ya no puedo ver nada, me hundo en el vacío más absoluto, en la nada, mientras siento como las fuerzas me abandonan y las piernas me fallan.

Lo único que puedo hacer por mantener la cordura y seguir atado a la conciencia es recordar que más allá de tanto dolor y tanta agonía existe algo más, mientras lucho por evitar que la jodida oscuridad me engulla, recuerdo un olor en particular, me centro en el calor de una mirada en concreto, de la sensación de un cuerpo junto al mio, experimentando por primera vez desde hacía muchísimo tiempo como era la sensación de sentirme, completo y vivo. Y justo cuando la tengo, cuando la estoy sintiendo de nuevo ,  todo va desapareciendo y me voy quedando paralizado, agarrotado, y muerto.

Los colores se van apagando uno a uno, diseminándose y finalmente desapareciendo. Luchó con todas mis fuerzas aferrándome al recuerdo de ese hermoso color, un color dorado, cálido y luminoso, abrazo la esperanza de algo más, pero entonces desaparece esa última luz y todo al final se vuelve negro.

Sangre y Sombra. Por S.S. Sprengler y Ehlena Dark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora