S&S. Capítulo 9. Hilos torturados.

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Drakkar Ramson

¡Mío!

El coche se mueve a gran velocidad dando bandazos de lado a lado, avanza de manera inestable y tengo que hacer presión con una mano contra el cabezal del asiento delantero para no dejarme los dientes en él. En otra situación yo mismo me hubiera puesto tras el volante, pero hay excepciones... excepciones tan importantes como para dejar que sea la suicida de mi shellan la que conduzca. Mis ojos vuelven a registrar por enésima vez al hermano que se halla inconsciente en el suelo del vehículo.

Recorro lentamente el perfil de su melena esparcida sobre su cara y la moqueta. Su presencia es poderosa, incluso estando inconsciente destila hombría por cada uno de los poros de su piel, pero esa melena tiene que desaparecer. Irina se encargará de ello en cuanto lleguemos.

Ver su cabello de mil tonos dorados y rojizos me desagrada profundamente y aprieto la mandíbula con aversión. Bajo una mano y tomo un puñado de ese pelo que se desliza sedoso al tacto entre mis dedos, lo aprieto con todas mis fuerzas dentro de mi puño sabiendo que si él estuviera despierto gritaría de dolor. Por el momento me conformo con apartarlo de un tirón, alejándolo de su rostro.

Mejor, mucho mejor...

Un suspiro de satisfacción se escapa de mi pecho cuando sus facciones quedan libres de esa porquería que crece en su cabeza. Mis dedos bajan hasta su cuadrada mandíbula, siguen hasta sus labios entreabiertos tanteando la delicada carne. No puedo evitar propinarle un pellizco en el labio inferior antes de apartar la mano de su atrayente boca.

El gemelo adecuado exhala de pronto una especie de suspiro-quejido, incluso dormido nota mi presencia, me ha estado esperando, lo sé. Sabe que ya está en casa. Veo como sus pupilas tiemblan bajo sus párpados y una sonrisa de anticipación aflora en mi cara. Recorro con la mirada toda la extensión de su gran cuerpo, no puedo esperar a verlo sin esa ofensiva vestimenta que lleva.

—Date prisa, la droga está desapareciendo rápidamente de su sistema.

Levanto la mirada hacia Irina y me la encuentro entornando los ojos hacia mí a través del espejo retrovisor, azules como zafiros, brillan cargados de desdén.

—Si despierta antes de que lleguemos ya sabes lo que tienes que hacer.

Vuelve a centrar su atención en la carretera, girando bruscamente el vehículo de un volantazo cuando toma el desvío hacia la finca que ambos poseemos a las afueras de Caldwell. Me recreo mentalmente con una imagen de mi shellan frente a mí, de rodillas, completamente desnuda, con su piel blanca y delicada repleta de verdugones rojos...

Si eso le causara mella estaría inclinado a proceder nada más llegar a puerto seguro, lástima que ese tipo de atención no resulte ser un castigo para ella si no todo lo contrario...

Otro gemido procedente del hermano hace que vuelva a centrar mi atención en él. Con desgana me aparto del macho en el momento que Irina hace derrapar el coche frente a la entrada de nuestra residencia habitual convirtiendo al amasijo de hierro en una maldita peonza.

Cuando logro despegar mi hombro de la jodida puerta, la muy zorra aparca con deliberada lentitud, pone el freno de mano y apaga el motor. Como si captara la línea de mis pensamientos la hembra me lanza una mirada retadora por el espejo retrovisor antes de saltar fuera y rodear el vehículo contoneando exageradamente sus estrechas caderas.

Me quedo observándola con el ceño fruncido a través del tintado cristal trasero sintiendo un arrebato de rabia repentina. Finalmente abre de mala gana mi puerta y echa un vistazo al macho desmadejado en la alfombra, por esta lo vez pasaré por alto, esta noche tiene suerte.

Sangre y Sombra. Por S.S. Sprengler y Ehlena Dark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora