DRACKAR.
Pateando el mohoso suelo a unos metros por debajo de este puto subsuelo, les oigo de nuevo. Son sus pasos arrastrándose lo único que los delata, dándose la vuelta, retrocediendo, avanzando después lo justo para pararse de nuevo. Mientras los escucho en silencio una sonrisa cruel se dibuja en mi cara tensa y acartonada por la falta de sangre.
Y mientras tanto, yo juego a ir siempre por dejante de esos malditos animales ahogados en testosterona, sigo sus pasos justo a unos metros bajo el suelo, mirando al techo de piedra recubierto de tuberías podridas que acallan mis rugidos y camufla olor gracias a las pútridas aguas de las alcantarillas; sonriendo a pesar de mi asqueroso alojamiento, espero mi momento. Demasiado bien construido, ¿verdad ratas? No podréis encontrarme nunca, nunca...
Le atrapé una vez y le atraparé de nuevo. Buscad, buscad malditos, olisquear como las bestias que sois, no podréis encontrarme y el pronto volverá a ser mío.
¿Algo se os escapa verdad? No entendéis nada. Y mientras, vais dando vueltas en ese laberinto en el que vivís y proclamáis como vuestro territorio no comprendéis que su destino ya está escrito. Que acabará encerrado y a mi disposición, como el esclavo de sangre que al igual que su grotesco gemelo debió ser. Contengo la respiración mientras voy hinchándome los pulmones del hediondo oxigeno que me rodea, el cual trago a pesar de todo, sintiéndolo bajar como cuchillas que me desgarran poco a poco la garganta. El latido de mi corazón me martillea en los oídos mientras espero a que pasen de largo, exactamente igual y del mismo modo como otras tantas noches.
Cuando por fin los pasos se alejan, todo queda en silencio otra vez a excepción del sonido del agua al correr, la imagen de Irina se vuelve contra mí, recordándome todo lo que he perdido por culpa de esos perros, convirtiendo mis dedos en garras imaginarias por el despecho y la rabia. Ella era una zorra, pero era mi maldita zorra y ahora ya no la tengo y todo gracias a... desecho la imagen del macho que me lo arrebato todo y es sustituida por la de ella. Irina con su turbia y sucia mirada desquiciada, el azul de sus ojos apenas visible tras esa mueca grotesca en la que se convirtió su cara antes de tratar de arrebatarme lo que era mío. De nuevo me encojo ante el recuerdo de mi sellan, a la que de alguna extraña manera aunque fuera una maldita, sucia, traidora, una parte de mi, aún la echa de menos. El recuerdo de su cuerpo retorcido y tirado en el suelo solo me causaba alivio, alivio porque no fui yo, si no ella, y así era como tenía que ser. Estaba escrito. Me convencí. En las guerras las bajas de soldados eran por una buena causa y no era sino cumplir mi destino.
Mi destino,... está ahí fuera, buscándome, lo sé. Me encontrará, y le encontraré. Hallaré la forma de capturarle de nuevo, está vencido ya, por la rabia y la desesperación, porque como una droga yo le recorro por dentro, por su sistema. Y ese es mi regalo, mi legado para él. Quiero verle de nuevo encadenado, arrastrándose vencido a mis pies, suplicando que le mate, que le arranque la vida, que acabe con él mientras me sacio de su sangre, de su cuerpo, y lo are una y otra vez sabiendo que jamás le dejaré escapar, que alargaré su vida dándole mi propia sangre si es preciso, porque el es mío. ¡Mío!
Me siento en mi catre improvisado en el asqueroso suelo y me recargo en la pared mientras clavo mis colmillos entre la fina piel sucia y llena de costras que hay entre mis nudillos a la vez que comienzo a balancearme hacia adelante y hacia atrás, meciéndome a mi mismo en lo que voy agujereándome la carne... Y la sensación se apodera de mi y ya no es mi propia piel la que perforo sino la suya, la de Phury. Mis labios se curvan en una sonrisa de satisfacción a la vez que mi maltrecha boca y garganta se llenan de su calida y rica sangre, trago y trago y no puedo evitar desgarrar la fina piel con mis colmillos deseando más, queriéndolo todo...
Parpadeo despertando de mi ensoñación cuando un agudo dolor se extiende por mi mano izquierda, la rabia estalla quemándome desde el interior haciendo que mi piel arda. Una soga invisible se enrolla alrededor de mi cuello cuando la cruda realidad de no poder tocarle me desgarra y me aprieta cuando me doy cuenta que se me ha negado el placer de poder sentir su piel bajo mis uñas, mi boca sobre su cuerpo y mis colmillos en su carne ... de mis labios brota un gemido estrangulado, ahogándome del asco que me da tragar mi propia sangre en lugar de la suya, escupiéndola cuando el frío me invade por dentro mientras su dorada imagen desaparece de mi mente para ser sustituida por los ojos grises y asquerosos de la sombra justo en el momento en que apareció para arrebatármelo. Por culpa de ese macho sin valor es donde estoy ahora. A causa de su innata bestialidad perdí a Irina y lo perdí después a él.
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Sangre y Sombra. Por S.S. Sprengler y Ehlena Dark.
FanficFic de los personajes Trez y Phury de la hermandad de la daga negra. Una historia alternativa, fantástica y original de género homoerótico . Todos los derechos de la historia basada en la hermandad de la daga negra (BDB) pertenece a"The Black Dagger...