Un amor prohibido.

Capítulo 26.

Todo había pasado muy rápido. ¿Por qué narices no la había besado? Estaba claro, él no sentía nada por ella y nunca lo iba a sentir. Ella era una chica del montón, no tenía un cuerpazo, había chicas mucho mejores que ella, además seguro que Adam ya había tenido sexo con muchas, lo que le ponía triste. ¿Por qué las chicas normales nunca se llevan a los buenos chicos?
En cambio, en la mente de Adam pasaba justamente lo contrario. Quería besarla, quería que sus labios se tocasen y descubrir juntos lo que es el amor. Pero no podía pasar, él era su protector, era algo inadmisible e imposible. Aunque sus padres... Bueno, digamos que sus padres rompieron una pequeña norma y consiguieron casarse y tenerle a él. Ellos se habían amado sin importarle el resto del mundo y habían sido la pareja más feliz que había conocido. Tal vez podría hacer algo...
Mientras pensaba esto no se habían dado cuenta de que Luisa se había metido en la cama, sin apagar la luz.
- ¿A qué esperas para dormir? —No se pensará que él iba a dormir en la cama con ella, ¿no? Aunque le gustaría bastante, era un caballero—.
- Simplemente no tengo sueño... —Dijo un poco triste, parecía que tenía la mirada ausente—.
- Escucha Luisa, puedes hablarme de lo que quieras. Soy tu protector y puedo responder todas las preguntas que pasen por tu mente, e intentaré ayudarte lo mejor que pueda hacerlo.
Vaya, la parte de "profesor" de Adam le gustaba mucho a Luisa, aunque ella no tenía el lujo de poder pensar en él como algo más que eso, su protector.
- Oh, no, no es nada, no te preocupes. Siempre antes de dormir me gusta pensar en mis cosas, y meditar. Parece que es el único momento del día en el que me doy cuenta de todo lo bueno y lo malo que me ha pasado en el día.
- Oh, bueno, lo entiendo... —Dijo Adam un poco desilusionado. Tal vez lo que había pasado antes había hecho que Luisa se enfadara o se sintiera así por él—.
- Ahora si me disculpas, voy a irme a la cama, tengo mucho sueño y quiero dormir ya.
- Es-está bien... —¿Pero qué le pasaba? ¿Se sentía mal porque le había hecho daño? Nunca antes ninguna chica le había hecho sentir eso de esa manera; a pesar de haber estado con muchas—.
Estaba claro, quería decirle todo lo que sentía por ella, a pesar de que iba a ser rechazado. Pero, ¿cómo?