Prefacio.

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Soledad, esa maldita palabra que nuevamente la describía a la perfección.

Solo, así era como se encontraba, vacío, sin nada que lo motivara a seguir.
Había perdido todo lo que realmente le importaba y sólo por una mentira.
Una mentira que acabó con la felicidad de la persona a la que amaba; sí, ahora lo tenía claro, la amaba como nunca llegó a imaginar. Perdió la posibilidad de tener otra vez esa felicidad que él mismo se había negado durante años.

No dejaba de escuchar esa canción, la canción favorita de su chica, la misma canción que ahora contaba su situación.

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Su llanto era sofocante, sin poder contenerse se derrumbó en el suelo del obscuro pasillo, sintiendo como cada vez le faltaba más el aire. Con la imagen de ella en su cabeza, despedazándolo lenta y dolorosamente. Arrugando el papel entre sus dedos, sin lograr aún apagar su dolor.

Seré tuya, seré tuya siempre.
Leyó de forma lenta las palabras que la dulce castaña había escrito.

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Se despertó por el insistente sonido de su celular, aún adormilado, se incorporó en su lugar.
Tomó el moderno aparato entre sus manos, ingresando la clave para desbloquearlo.
Sin saber que las palabras que esperaban por él en la pantalla, cambiarían por completo su vida.

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¡Hola!
Sip, nueva historia.
Espero que les guste, que me dejen sus votos y comentarios.
Mañana estaré por aquí dejando el primer cap.
Nos vemos.

Strange currencies: Norman Reedus. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora