16. La ley de Newton.

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Entrelazó sus piernas haciendo una cómoda posición india, estiró su gorro de lana sobre su cabeza y volvió la mirada hasta la entrada del aeropuerto.
Se sentía incómoda, las miradas de algunas  personas seguían posándose sobre ella, mientras murmuraban cosas casi inaudibles, todas relacionadas con Reedus.

—Carajo, no soy su novia —gruñó molesta, mientras rodaba los ojos. Vio las familiares siluetas acercándose, con ánimos se levantó del asiento y caminó aceleradamente hasta encontrarse con ellos.

—¡Moon! —Ronnie fue el primero en correr hacia ella, abrazándose con euforia a la cintura de su hermana—. ¿Ves? Estoy más fuerte.

—¡Mi pequeña rata de alcantarilla, te extrañé tanto! —chilló alegre, agachando la cabeza para verle—. Me da gusto tenerte de vuelta —susurró besando su frente, soltó el mejorado cuerpo de su hermano y miró a su padre.

—¿Cómo van las cosas, cariño? —John preguntó, mientras abrazaba a su hija con dulzura. Moon nada respondió, sólo se dedicó a refugiarse en el pecho de su padre—. Hablaremos más tarde, ángel, llevemos a Ronnie a casa.

Asintió y con delicadeza se separó unos pasos desde su padre, tomó la mano de Ron y comenzó a caminar hacia la salida del lugar.

—¿Dónde está Norman? ¿Vino contigo? —Ronnie preguntó, emocionado.

—No... no, he venido sin avisarle —respondió, entre balbuceos, tragó con fuerza, nerviosa y dolida—. Vamos, Mick nos está esperando afuera.

Al salir del aeropuerto, su amigo los recibió con un cálido saludo, abrazó a Ronnie y saludó masculinamente a John.
Moon subió al asiento trasero del Impala, a su lado subió Mick, mientras que su padre y hermano viajaban en la parte delantera. Veía, a través de la ventana, a las personas caminar por la calle, como solía hacerlo cada vez que salía con Norman y Mingus.

Mick palmeó levemente su rodilla, haciéndola girar el rostro, le extendió la mano mostrando la palma de ésta.
Moon entendió el gesto de su amigo, era algo que ambos hacían desde su niñez; aceptó el gesto, entrelazó sus delgados dedos con los del chico, recibiendo el apoyo que Mick quería entregarle, pues él sabía todo lo acontecido con Reedus, tres días atrás, cuando su amiga le había llamado a mitad de la noche pidiendo que le hiciera compañía.

...     ...     ...

Dió un segundo trago a su botellín de cerveza, era la sexta en el día, recargó sus brazos en la barandilla del balcón y suspiró pesadamente.

Extrañaba oír su voz.

—Has bebido mucho, Norm —Cecilia habló a sus espaldas—. ¿Quién era ella? —preguntó por milésima vez en tres días, pues el hombre se negaba a responderle con sinceridad.

—Ya te lo dije, es una amiga —respondió Norman girándose, sujetó a la modelo por los hombros, fingiendo aún tener sentimientos hacia ella—. Su departamento estaba en reparación, no tenía a dónde ir y... sólo se quedó un par de semanas.

—Eso no es lo que decían los medios.

—Cecilia, es tu problema si quieres creerlo o no. Estaré en el cuarto oscuro, llámame si necesitas algo —Reedus extendió con recelo y esquivando a la modelo para caminar hasta el cuarto oscuro, lugar que guardaba sus más grandes miedos, pues era al que recurría cada vez que necesitaba desahogarse.

Al entrar y cerrar la puerta encendió la tenue luz roja que le ayudaba en la revelación de fotografías, tomó lugar en el suelo, mirando desde lejos las impresiones que recién terminaban su proceso de fijado del tinte.

Extrañaba escucharla reír.

Se levantó de su lugar, caminó hasta sus creaciones y se dispuso a revelar algunas de las fotografías más recientes.

Extrañaba hablar con ella.

Seleccionó las fotografías, todas de Moon, imágenes que había logrado captar durante su estancia en el apartamento, sin que la chica se percatara.

Extrañaba abrazarla durante la noche.

Comenzó con su proeza, tomándose el tiempo de hacer pequeños detalles y modificaciones en las impresiones, resaltando la belleza de la castaña.

Extrañaba besarla.

Cuando su trabajo estuvo hecho se detuvo a ver el producto final; Moon realmente estaba loca al no aceptar ser plasmada en un retrato, ella era hermosa, natural y especial.

Extrañaba a Moon.
Y, aunque sólo había sido una vez, extrañaba sentir la suavidad y el calor de su piel desnuda.

...      ...      ...

Entró al estudio de su padre, era media noche y no podía dormir. Creía que Ron y John ya dormían.
Encendió la luz tenue y clara que su padre solía utilizar, caminó hasta el gigante librero y se dispuso a buscar un tomo.

—Has leído esos libros miles de veces —John murmuró a sus espaldas. Moon giró el rostro, sonrió levemente y volvió a proeza—. ¿Quieres hablar? —insistió, pues tras un largo día de trabajo y bienvenidas, no había tenido tiempo para charlar adecuadamente con su hija.

La castaña asintió, tomó uno de los viejos libros y lo llevó consigo hasta el antiguo diván donde solía sentarse, permaneció en silencio por un par de minutos, tratando de buscar una buena frase para empezar, mientras sus ojos comenzaban a cristalizarse poco a poco.

—Cuando Mick trató de advertirme yo le dije que sería diferente... ¡Y claro que fue distinto, yo era la amante en este caso! —recalcó con rabia, limpió las lágrimas de sus mejillas y mi miró a su padre—. Soy idiota, papá, sólo pierdo tiempo —dijo rompiendo en llanto, con apuro se acercó a su padre y se dejó caer a su lado, sollozando en su pecho—. Mamá no debía morir, era yo, tú serías más feliz... Por favor, no me dejes sola, necesito de alguien.

—Yo siempre estaré aquí, mi pequeña Luna —susurró John en su oído, abrazándola con fuerza desde la espalda. Pues sabía que su hija lo necesitaba—. Tu madre dió su vida por ti, porque te ama y no quiero que vuelvas a decir algo como eso, porque yo soy feliz contigo y con Ronnie.

—Dean volvió a Nueva York, hace unas semanas fue al Sharkey's, Mick lo golpeó. Salí en televisión éstos últimos días; temo por mi trabajo, si Campbell se entera me echará del instituto. Me enamoré de él, de Norman y Mingus. Soy un desastre, papá, un desastre andante.

...     ...      ...

—Papá, ya deja eso, has bebido mucho —Mingus pidió al ver a su padre caminar hasta la cocina, de seguro en busca de una cerveza más—. Eso no hará que ella vuelva, ni tampoco que Cecilia se vaya...

—Sólo vengo por café, Mingus, tranquilo —respondió Norman, tomó una taza y la llenó con el líquido caliente y recién preparado—. ¿Has sabido algo de ella? —preguntó curioso y girando sobre sus talones para ver a su hijo.

—He hablado con ella, está en su casa, su padre y hermano regresaron hoy.

—¿Sabes? No le pediré que vuelva, la lastimé y no merezco que regrese... Sólo quiero agradecerle, ya sabes, ella nos ayudó mucho a ambos. El destino la tenía preparada para arreglar mi vida en éste momento...

Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: quiere decir que las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto.
Issac Newton lo dijo hace cientos de años, sin embargo Norman prefirió ignorarlo por completo y relacionarse con Moon, ahora ambos sufrían por las terribles y dolorosas acciones de Reedus, por la distancia que los separaba. Estar juntos era su mayor obstáculo, estar juntos era su odisea.

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Canción para el capítulo: Smother.-Daughter.
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Besos, las quiero.
Pd: Odio a Cecilia 😒😒

Strange currencies: Norman Reedus. © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora