Capítulo 25

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Corrió hacia las escaleras y se adentró rápidamente a la habitación de Jess.

Se sentía nerviosa, pero no sabía el por qué.

-JESS... JESS –gritó subiéndose a su cama y comenzando a brincar de rodillas- DESPIERTA

-¿Qué? –contestó la chica de mala gana

-Harry y alguien más están allá afuera, esperando a que alguien les abra la puerta

-¿Y por qué no lo hiciste? –dijo mientras se incorporaba a la cama

-Porque no estoy presentable

-¿Y crees que yo sí?

-Vamos, ve a abrirles, por favor –hizo su más tierna cara y Jess asintió

-Está bien, pero me debes una. Es increíble que mi madre aún no haya despertado –se levantó de la cama y se puso sus pantuflas-. Espera... ¿qué acaso no te interesa Harry?

Sí eso había dicho Spencer una vez.

No era que no le interesara, sólo que en más de una ocasión Megan y Jess le habían dicho que había en sus ojos un brillo especial cada que estaban juntos y ella se defendió diciendo que eso no era cierto, que en realidad no le importaba lo que Harry pensara de ella, sólo quería que fueran amigos, sólo eso, pero ella sabía que no era así.

-Y no me interesa –concordó-, pero había una señora detrás de él, no quiero que me vea así –Jess dio una risita antes de salir de su habitación

Bajó corriendo las escaleras, hacía mucho frio fuera y dentro de la casa.

Abrió la puerta.

-Hola Jess –dijo Harry al notar a la chica detrás de la puerta. Fuera estaba nevando.

-Hola

-Ehm... le conté a mi madre lo de Spence, de que no había muerto y quiso venir a verla.

-Que bien, ya tiene mucho que no se ven –dijo emocionada

Tal vez esto sería mucho para su prima, pero valía mucho más que nada que le pudieran dar. Ella desde muy pequeña había considerado a Harry, a Anne y a Gemma como su familia, siempre estaban juntos, él la visitaba a escondidas cuando su padre la lastimada, porque si lo veía ahí, las cosas se ponían peor para ella.

-Lamento la hora, Jess –dijo Anne

-No importa, pero... pasen –se quitó del paso. Los llevó a la sala-. Siéntense. Yo... ahora vuelvo, voy a avisar a mi madre que tenemos visitas y a Spencer que están aquí..., se va a poner tan feliz –dijo sonriente y los dos rieron

Corrió por las escaleras y fue a despertar a su madre, quien se levantó rápidamente y se arregló para bajar.

Corrió a la habitación de Spencer. Ella se encontraba acostada.

Genial, mientras ella se levantaba a abrir la puerta, la morena estaba muy cómoda en su cama, calentándose con el edredón.

Apuéstale a la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora