5- Nada ni Nadie

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El protagonista de esta historia pide no dar ningún dato sobre sí, y por respeto a ello no diremos ni su nombre, edad o sexo. Será mencionado, entonces, durante estos párrafos, como la "persona".

Esta persona, un ser tan común como tú y tan corriente como yo, sufre de un terrible mal que lo ha agobiado durante largos y tortuosos días, sin saber bien de qué se trata. Algunos testigos afirman que parece tener algo que ningún ser humano podría sobrellevar, aunque otros insisten en que exagera.

Como la medicina, la neurología, la psicología, la religión, ni nada de lo que la persona haya intentado parece ayudarle con su estado, ha decidido hacer algo que en una situación normal no haría: visitar a una supuesta bruja.

Sobre este último personaje se desconoce bastante, sólo sabemos que tiene un negocio en un pequeño callejón de una gran ciudad, pero no podemos decir con seguridad que sea una bruja real, asimismo no sabemos su aspecto; la persona tampoco lo sabía. Le dijeron que adquiere la forma de lo que uno necesita, de lo que quiere o de cómo se siente, logrando que, por ejemplo, si estás triste, la veas horrible y asquerosa, al contrario de una persona alegre. También comentan por ahí que ella decide su propio aspecto según quién llegue, dándonos a entender que si se encuentra con un guapo joven ella tomará una forma sensual y encantadora, por decir algo.

En una situación corriente, reiterando, la persona no le hubiera prestado atención a la bruja, pero se encontraba en un estado tal de desesperación que decidió ir por ella. No tenía ninguna certeza: ni el lugar exacto, ni el aspecto de quien fuese a atenderle, ni mucho menos si funcionaría. No sabía nada, y perdía, intentándolo, eso mismo: nada.

Finalmente, la persona llega a este callejón sin nombre conocido, y camina lentamente por el estrecho y lúgubre pasillo hasta dar con una derruida puerta que tiene un cartel que le invita a pasar: "adelante, te estaba esperando. Entra a mis dominios para solucionar tus problemas". La persona ingresa al pequeño, claustrofóbico y mal iluminado lugar, el cual se destaca por su exagerada cantidad de muebles que parecen formar un laberinto.

Pese a que una campana anuncia su llegada, por varios minutos nadie lo atiende y la persona comienza a curiosear; ojea libros, huele contenidos de extraños frascos, toca las peculiares piedras que no parecen decorar los muebles, entre otras cosas. Se detiene de un salto cuando una profunda y femenina voz pregunta:

―¿Se les ofrece algo?, ¿en qué puedo ayudarles?

Ante el saludo de la bruja, la persona, extrañada, mira a su alrededor buscando a alguien más, específicamente a sus espaldas, donde la bruja miraba, sin embargo las únicas almas allí son ellos dos.

―¿"Ayudarles"? ―repite― Si detrás de mí no hay nadie ―informa con una incómoda risa entre dientes.

―Exacto ―responde la bruja con una sonrisa repleta de maldad en su rostro―. Nadie está detrás de ti. Así como nadie es tu amigo, nadie es tu familia, nadie es tu pareja, nadie te espera en tu hogar, ¿verdad?

La persona, entre atónita, mareada y al borde de las lágrimas (quizá de alegría y esperanza, o a lo mejor de tristeza e ira, no lo sé), sólo logra asentir con la cabeza. Lo que da luz verde a la bruja para seguir: ella da unos pasos hacia esta persona y sin tocarle, acerca sus manos al cuerpo, poniendo dramáticas caras de sorpresa.

―¡Oh, vaya! ―suelta dando un paso para atrás―. Tú sufres un mal muy temido.

―¿De verdad? ―la persona parece, por algún motivo, sorprenderse.

―Sí, sí ―asiente la bruja―. Sufres de nada.

Ante esas palabras, la persona ya no sabe si liberar su llanto contenido, en especial por las palabras anteriores sobre nadie, o si frustrarse.

―¿A qué se refiere? ―decide preguntar.

―La nada te pasa ―le responde―, nada tienes, nada sabes. La nada es lo que te rodea. Siempre te consideraron nada, menos que nada y eso te estás haciendo ahora. Nada. Crees ser nada y vives con, como y para nada. No puedes hacer nada y nada sabes hacer pasa solucionarlo.

Mientras la bruja anuncia estas quizás incoherentes palabras, la persona siente cada "nada" atravesarle el cuerpo como si de una bala o flecha se tratase. Poco a poco sus ojos comienzan a picar y lágrimas se les escapan.

―Sólo tienes a nadie ―continúa―. Él te rodea y te quiere. Tú confías plenamente en nadie y nadie confía en ti. Nadie te ayuda, nadie se interesa por ti, nadie te necesita. Muy pronto serás nadie, igual que él y la nada dejará de formar parte de tu entorno para adentrarse en tu ser. Serás nadie y estarás repleto de nada.

La persona se encuentra llorando como nunca lo ha hecho, sin saber qué hacer, deseando irse de allí lo antes posible. Mientras que, la bruja, en un completo éxtasis logrado gracias al sufrimiento de la persona, pregunta con gritos histéricos y maníacos, antes de desvanecerse de la misma forma en que apareció:

―¿¡Y SABES QUÉ ES LO PEOR!?, ¿¡TIENES IDEA DE QUÉ HECHO SUCEDERÁ QUE EMPEORARÁ TODO?!

Sin saber de dónde saca fuerzas, la persona, aún llorando, pregunta:

―¿Q-qué?

Y en un siseo cruel que recuerda a una serpiente a punto de lanzarse contra su presa, responde:

Nada.

Cuentos (por Masha A.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora