Olivia y Noé, amigos inseparables de toda la vida, se encontraban caminando regreso a casa luego de un largo día de escuela. Ellos hablaban tranquilamente, hasta que el celular de Olivia vibró. Haciéndose un cobertor para la luz con su mano, miró qué nueva noticia le tenía su celular.
—Argh —gruñó poniendo sus ojos en blanco.
—¿Qué sucede? —preguntó su amigo, quien también había sacado su teléfono ante la distracción de Olivia.
—Es mi prima otra vez —explicó irritada—, me metió en otro grupo de Twitbook donde la gente intercambia Favoritos. Quiero decir, comprendo si el autoestima te sube con los Favoritos, pero no tiene sentido esto de "tú me das una estrellita y yo te doy una a ti".
—¿Quién sabe? A lo mejor las Estrellas les dan más poder, se alimentan de ellas —se mofó Noé, provocando una risa de su amiga. Olivia se encargó de salir del grupo y continuaron su paseo de regreso.
Claro que ninguno tenía en cuenta que las paredes escuchaban, o por lo menos lo hacían hace algún tiempo. Y bastó, en el otro lado del planeta, con decir "descubrieron nuestro secreto" y una ubicación para que el mundo se volviera loco.
En casa de Olivia, ambos amigos estaban desparramados en el sofá de la sala, con sus celulares en mano, riéndose de imágenes que conseguían en Internet.
—Mi abuelo actualizó su estado —comentó Noé—, mira.
—¿Eso no es un cadáver? —inquirió ella con sorpresa mientras fruncía su entrecejo mirando la selfie.
—Tiene una enfermedad terminal...
—Ups —soltó la chica aunque a su amigo no pareció afectarle mucho el comentario.
—No le dieron mucho tiempo de vida, está en el hospital.
—¿Y quién es el ente oscuro junto a él?
—Su estado dice: "Aquí con la #Parca disfrutando mis últimos segundos de vida. #ALaMierdaTodo".
—Oh, bueno, parece que la está pasando bien y... ¿Noé?.
—¿Sí? —El chico estaba con la vista en su celular mientras escribía un comentario en el estado de su abuelo.
—¿A tu hermana suele brillarle los ojos?
—¿Mi hermana...? —comenzó a preguntar él, sin comprender qué rayos haría Angélica en casa de su amiga. Pero cerró su boca cuando vio al pequeño demonio observándolos tras el cristal de la ventana, efectivamente con sus ojos de un color verde azulado brillante.
—¿Qué demonios hace aquí? —le susurró Olivia mientras se alejaba de la ventana arrastrándose por el sofá.
De pronto el sol parecía haberse ido, todo estaba oscuro, frío y silencioso, como el momento previo a la tormenta.
—Eeeh... La dejemos pasar —propuso con inseguridad el chico.
—¡Estás loco! —exclamó Olivia— Esa niña está radioactiva o... endemoniada.
—¿Quieren jugar a Candy Crash? —escucharon en un susurro detrás de ellos. Tras un escalofrío se dieron vuelta para ver al hermano mayor de Olivia en condiciones similares a las de Angélica.
—¿¡Qué mierda!? —maldijo Olivia saltando del sofá en un estado de pánico.
—Luis, ¿estás bien?
—Necesito más vidas en el Candy Crash —informó sin ningún cambio en su calmada y terrorífica voz—. Denme puntos.
—Hija, hija...
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Cuentos (por Masha A.)
Short Story¿Te gusta la ciencia ficción y la fantasía? Entonces acompaña a los protagonistas de estas pequeñas historias en sus aventuras por el pasado, el presente y el futuro de San Benito. ... Bienvenidos a este pequeño rincón donde comparto lo que escrib...