10- Game Over (Iona #2)

59 17 3
                                    

Camino tranquilamente por la acera una tarde silenciosa de verano, aunque he descubierto que, por algún motivo, en la noche, nieva. Como jamás vi nieve antes de eso, no podría asegurar que es real; no debería ser real, pero parece que sí.

Estoy por verme con Olivia en un parque no muy lejos de mi casa.

Con Olive y con Noé, su amigo; aunque no me cae del todo bien hoy voy soportarlo pues voy a verlos hacer skate.

Me corrijo: voy a verla hacer skate.

Sé que muchas personas duermen siesta pero eso no me basta para justificar qué hace todo tan vacío. Es un día lindo para salir y tomar helado en familia o con amigos..., aunque mi amiga tuvo que rogarme un poco para que vaya. Para mí sólo está caliente y hay sol, que quema mi piel pálida.

—El sol te hará bien para la piel, te ayudará con todos esos granos —me dijo mi hermana cuando yo le explicaba mi poco entusiasmo.

Puede que sea cierto, y sé que debería alejarme de mi computadora, pero no creo estar lista. Siento como si acabara de nacer: todo es nuevo y parece haber cambiado, incluso Olive podría ser diferente. Seguro tiene más amigos, un novio, y va de fiesta en fiesta.

Seguro me olvidó.

No, Iona, si no te recordara no te habría invitado a salir con tanta desesperación, ¿no? Sin mencionar lo feliz que estuvo cuando la llamé por Navidad.

Estoy tan metida en mis pensamientos que no noto que alguien camina en contra de mí. Parece un muchacho, no mucho mayor que yo, que se mueve rápido y con su cabeza gacha, ocultando el rostro por una gorra.

Decido no preocuparme y claramente ignorar todos los consejos de seguridad que mi madre me dio durante mi vida; es solamente un chico como yo, con su propia vida y problemas: seguro va a otro lugar a encontrarse con sus amigos.

Cuando estamos a pocos metros se detiene, enfrentándome.

¿Qué...?

—Dame tu teléfono y todo el dinero que tengas —ordena, no demasiado seguro de sus palabras.

En contra de cualquier sentido común entrecierro mis ojos y digo:

—¿Y por qué debería hacer algo como eso?

Sus manos están en los bolsillos de su abrigo y de uno algo filoso comienza a asomar. Ante eso corro, pasando por su lado, aunque por obvias razones no le cuesta mucho sostenerme de la cintura y amenazar mi garganta con su daga.

—¡Dame todo!

—¡Gritaré y llamaré a la policía!, ¡suéltame!

—¡NO LO REPETIRÉ DE NUEVO!

—¡AYUDA!, ¡AYU...!

Corta mi garganta.

Todo comienza a perder color, mi cuerpo ya no se puede mover, sin embargo aún veo cuando caigo al suelo y él revisa mis bolsillos, llevándose con sí mi celular y poco dinero.

Una que otra persona sale asustada y despeinada de su casa, con los ojos aún hinchados por dormir, y se acerca corriendo a ver mi cadáver cubierto de sangre. Logro levantarme y ver mi propio cuerpo en blanco y negro, también a la gente que parece gritar por ayuda. Y digo "parece" pues así como el color se fue, el sonido también.

Intento hablar pero estoy muda, así que tampoco suelto la debida exclamación cuando un cartel gigante y colorido aparece flotando junto a mí.

Dice con grandes letras "GAME OVER" y abajo tengo diferentes botones que dicen: "Reset", "Try Again!" y "End".

Confundida pongo mi mano sobre el segundo, haciendo que fotos en fila se desplieguen. Son diferentes momentos en mi vida y, conociendo los videojuegos, creo que se trata de las "partidas guardadas". Elijo la última, cuando estoy saliendo de casa para ir al parque.

Todo se pone blanco... y vuelvo a la realidad. A esa realidad.

—El sol te hará bien para la piel, te ayudará con todos esos granos —me dice mi hermana mientras yo atravieso el umbral de la puerta. Intento no verme igual de tarada que en Navidad al repetir:

—S-sí, como sea, nos vemos... más tarde. Espero.

Frunce levemente el ceño aunque aún conserva su sonrisa:

—Yo también espero, diviértete.

Nuevamente hago mi recorrido intentando ir un poco más lento para ver si así evito al chico. Claro que no lo logro por lo que esta vez cruzo de calle y corro, así, sin asco ni vergüenza.

Sé lo que eres, no confiaré en ti. Soy idiota, pero no tanto.


Cuentos (por Masha A.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora