22.

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Una semana había pasado desde aquel atroz incidente y Maya no podía dejar de pensar que había cometido un error al dispararle a aquel sujeto y se sentía aun mas culpable al no contarle a Edward sobre lo sucedido.

Edward no era estúpido y sabia  de sobra que a su chica le pasaba algo. Habían vuelto a la rutina normal, Maya, regreso a su asqueroso apartamento y Edward la dejo ir de su hogar. Ahora que estaba solo encontraba aquel espacio vacio, solo y triste. No encontraba nada mas que hacer ya que al parecer Chaz se había tomado más tiempo en casa de Amy.

Al parecer todo mundo esta encontrando pareja y el es el único que no tiene a alguien a quien abrazar por las noches. O tal vez si, solo que ella no se decide de una buena vez.

Con un suspiro audible, fijo su vista en el computador. Tenia varias juntas programadas para ese día y no quería ir a ninguna pero era su trabajo y tenia que hacerlo.  Se levanto de su silla y fue directo a la dala de juntas.

Primera reunion, haya vamos. Penso. 

*

Enojado, se levanto de su sillón y se vistio. En todo el día noto como Maya estaba ausente, hacia su trabajo si pero ella no era la misma. No sonreía con alegria, no molestaba a Edward,  tampoco entro a su oficina en toda la semana y si lo veía lo miraba de reojo y se iba.

Estaba furioso, no, mas bien dolido. Había confesado sus sentimientos, le daba su espacio pero no era para que lo ignorara de una formal tan brutal. Le dolía saber que la mujer que el amaba no le correspondía pero tenia que enfrentarla.

Salió de su casa con dirección a aquel lugar donde aquella muchacha vivia. En todo el camino estuvo tenso, su ceño fruncido y los dientes demasiado apretados.

Luego de una hora conduciendo, llego a ese lugar pero antes, fue al mecanico.

Max se encontraba arreglando un auto el cual estaba todo despintado y sucio.

-¡Hey Max!-

Este se sorprendio y lo miro de arriba abajo.

-¿Tu aqui?- pregunto sirprendido

Jamas se imagino que ese chico volvería a un sitio como ese.

-No te sorprendas, pretendo venir mas seguido- sonrio

Al parecer penso en voz alta.

-¿Que te trae por aqui muchacho?- Max, continuo con su trabajo mientras escuchaba a Edward

-Voy a donde Maya, ¿Quería saber si podía dejar mi auto aqui?-

Una sonrisa triste aprecio en los labios de Edu.

-Claro muchacho- le sonrió

-Gracias, no me tardare mucho-

Y sin mas salió de ahí rumbo a casa de Maya. La distancia no era mucha, mínimo diez minutos pero eso le basto para enojarse mas. 

Maldicion, quería arreglar las cosas. Desde aquella vez que le cuestiono sobre su trabajo no han hablado. Ella simplemente nunca llego a su casa y al otro dia, cuando intento hablar con ella lo evadio.

Llego al bendito edificio y solo de pensar que tenia que subir las escaleras la cólera crecía como un globo lleno de helio. Sin pensarlo subió las escaleras de dos en dos. Llego a un tiempo récord al piso de Maya y sin mas, toco la puerta con la mano abierta.

Respiro varias veces para tranquilizarse. De nada sirvió cuando frente a el apareció ella, con un pijama despintado que parecía del año de las
guacaras, el cabello todo despeinado, con ojeras demasiado grandes y violetas debajo de sus hermosos ojos.  Se le encogió el corazón al verla así. Pero lo que mas le dolio fue la mirada de miedo que tenia en sus ojos.

Déjate Amar(Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora