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  Decir que estaba preocupada era poco. Estaba angustiada. Sentía esa sensación de agudez en el pecho y en el estómago, cuando sabes que algo no anda bien. Llevaba todo el día así y lo peor era que en su mente ya se había echo varias imágenes y tramas sobre Yadri.

  Estaba teniendo una crisis de nervios, no podía estarse quieta en un solo sitio. Su habitación se sentía pequeña y por consecuente sentía que se ahogaba.

  ¿Si estaba enfermo?
  ¿Si Hill le había hecho algo?
  ¿Si lo había golpeado?

-Tranquilizate, Imaly, todo esta bien-

  Pero por más que se lo repitió, no pudo.

*

  Había llegado a la oficina hace media hora. Vio la pila de papeles en su escritorio, avisando que sería un día largo. Pensó, que sería buena excusa para dejar de pensar en su pequeño hermano y en las cosas que se estaba imaginando, pero no funciono. Su cerebro solo registraba sucesos de el cuando pequeño, memorias con ella, lo extrañaba tanto, y más ese día, el día de su cumpleaños. Saber que no puede estar con el la entristece pero saber que no sabe como se encuentra, vivo o muerto por desgracia, la hace tener ese sentimiento de rabia e impotencia por no poder hacer algo y tenerlo junto a ella. Tenía sed de venganza y no por ella, si no por el y la cobraría así sea lo último que haga en su vida.

  Amy observaba los movimientos de Imalay atentamente, algo le ocurría a esa chiquilla, lo intuía y no sólo ese día, si no, desde que la conoció. Su actitud desafiante y retadora pero a la vez tímida la desconcertaba bastante, podía notar que no era una chica cualquiera y que llevaba un paquete grande sobre su espalda.

-Hola Amy- escucho la voz de Chaz.

-¿Qué tal?- ella ni siquiera quito la mirada de Imalay

-¿Por qué miras tanto a Imalay? Se qué está buena pero...¿No te gustan las mujeres..cierto?- bromeo.

  La estaba probando, le encantaba poner un poco de mal humor a esa mujer de cabellos rojizos.

-¿Quieres bajarte? ¡Por el amor a Dios!- le dio un golpe con su carpeta cuando este se sentó sobre su escritorio. Chaz río- Además tengo una hija, no seas idiota por favor- dijo resoplando

-Disculpa si no confió mucho en eso, ¡hay mujeres lesbianas y tienen hijos!- se burlo.

  Si las miradas mataran, Chaz estuviera enterrado bien en el fondo del mar hace años.

-Porque no te compras una soga y te ahorcas, así podría hacer mi trabajo y de paso mi vida, en paz- respondió Amy, desafiante

-!Oh vamos, sabes que no puedes vivir sin mi porque me amas!- reto, la muchacha palideció ante el comentario, más blanca que el papel, no podía estar. Ciertamente ella escondía su amor por el lo más profundo posible y saber que el tenía ese conocimiento sobre eso la desconcertó, porque no podía estar jugando cuando lo dijo tan serio.

  Al parecer el lo noto, porque de repente se puso aún más serio y eso no le gusto para nada.

-¿Sabes lo que le ocurre a Imalay?- pregunto tratando de evitar que el dijera algo que le afectará aún más, como por ejemplo, que el no le atraía de las misma forma.

  Amy era hermosa y Chaz no lo negaba, tenía ese algo que lo atraía y lo volvía loco. Pero sabía por lo que había pasado con el infeliz de su ex marido, el no sería tan cobarde de dañarla, primero se mutilaba alguna parte de su cuerpo, pero corrían riesgos, con el corazón de una mujer no se juega y menos aún cuando no se está seguro y el lo estaba, sólo estaba en esa etapa de la negatividad extrema.

Déjate Amar(Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora