A veces, sólo basta un minuto para que tu vida cambie. Podemos pasar de felíz a tristes en menos de un segundo y sólo basta una mala noticia, algo trágico.
Siempre pensamos que las cosas malas nunca nos pasarán pero estamos equivocados. Como justo ahora, dos tipos altos, traje negro como esos de Bad Boy, musculosos hasta más no poder, persiguen a Maya como si su vida dependiera de ello. Su respiración era agitada, sentía su pecho apretarse con cada pisada que daba y su corazón latir en sus orejas por el miedo mientras corría por las calles de New York. La gente protestaba cuando ella chocaba con ellos sin saber porque corría. Y es que la gente nunca presta atención a la calle o a lo que sucede a su alrededor.
Resbalando sobre el asfalto, grito al doblarse su tobillo de manera brutal, cosa que a ella no le importó ya que se levantó y con todo el dolor del mundo continuó corriendo. Lo peor de todo es que Edward le había advertido que no saliera de su casa por razones desconocidas para ella pero ahora, ya entendía porque. Y estaba enojada y asustada. Obviamente, el le estaba ocultando algo y ya se imaginaba que era. Por mucho que estuvieran en algo romántico era su asunto, no quería que el se metiera porque podía salir lastimado y jamás se lo perdonaría. Continuo corriendo y se alivió en cuanto vio el lote de apartamentos de Edaward.
-¡Abra!- grito al portero
Este al ver su cara de terror y toda sudada le abrió de inmediato, pero no se sintió tranquila hasta que llego al apartamento. Estaba tan asustada que no se dio cuenta de como rayos había subido todas las escaleras con el tobillo malo. Sin pensarlo se deslizó por la puerta hasta caer al suelo.
Con su respiración agitada, soltó un par de sollozos y varias lágrimas bajaron por sus coloradas mejillas.
¿Por qué todo me pasa a mi? Pensó.
Estaba segura que esos hombres eran de Hill, no tenía ninguna duda. ¿Qué como sucedió todo esto?
Bueno, Maya fue a dar las clases de baile a los chicos, ya habían adelantado mucho, tenían más pasos montados, ya sólo faltaba pulirlos bien. Cuando terminaron, Maya cerró el local que era prestado y se colocó el bulto en su hombro con su ropa deportiva. Se dirigía a su casa cuando, por su lado periférico vio como dos hombres de traje negro se acercaban a ella. Y ella tenía instinto de supervivencia así que comenzó a correr.
Y ahí estaba, echada en el suelo del baño pensando y analizando la situación. Estaba jodida, literalmente. El ya tenía a los tipos vigilándola y por sí no fuera poco estaba segura de que ya tenían la localización de ese apartamento. Tenía que avisarle a Edward y de una vez machacarlo por ocultarle información. Si, aún estaban "peleados" por lo de la tal Sara pero eso no importaba en una situación como está.
*
Edward se encontraba en la oficina echándole un vistazo al porcentaje de ventas de el mes, cuando recibió una llamada a su celular. Sólo recibía llamadas al móvil de su familia por lo cual, le pareció aún más extraño que lo llamarán de su casa.
Su corazón se aceleró.
-Hola-
-¡Edward, tienes que venir ahora mismo!-
La voz alterada de Maya le decía que no era nada bueno.
-¿Qué sucede Maya?-
Hablaba mientras recogía todo y lo metía en su portafolio sin importarle el orden. Salió de la oficina agitado y pulsó el botón del ascensor.
-¡Es Hill, maldita sea Edward tienes que venir, están abajo!-
-Maya, más despacio por favor-
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Déjate Amar(Pausada)
RomantizmImalay. Una chica con muchos problemas. Uno de ellos el amor. Edward. Un hombre con la necesidad de encontrar a la mujer ideal. Capaz de luchar por lo que quiere. ¿Qué pasara cundo estos dos individuos se encuentren? ¿Se odiarán? ¿Lograra qué Imala...