Con una mochila en el hombro, Maya caminaba por las calles de New York. Su mente estaba tan perdida que ni siquiera se acordaba de que día era. Ella sentía un pesar en su corazón y en su conciencia horrible. Se sentía muy mal por la discusión con Edward, sus palabras le habían dolido más que una herida física pero sentía la necesidad de cuidarlo, estaba en deuda con el aunque se aya portado mal con ella.
Así que dando media vuelta en la manzana, caminó de vuelta a la casa de Edward. No estaba segura pero quería cuidar de el como el lo había echó con ella. Corrió por toda la calle, lo más rápido que pudo, por suerte el apartamento de Edward no estaba muy lejos.
Dejando de caminar, se percató de que había algunos paparazzi y fotoperiodista fuera de la casa de Edward.
¿Y ahora que diablos pasaba?
Ah claro, se le había olvidado que Edward no era normal, que era asquerosamente rico y que era perseguido por personas que querían tener su foto como portada en la revista Cosmopolitan.
Trató de evitar a los sujetos pero no tuvo suerte. Al instante tenia reporteros detrás de ella. Corrió por la recepción hasta llegar al ascensor, pero viendo que este no abriría al momento opto por las escaleras. Estaba tan agradecida de ser atlética, las clases de baile y el continuo ejercicio ayudaban a mantenerse en forma. Si, había retomado el hacer ejercicio y se sentía bien.
Subió todas las escaleras de dos en dos, con la respiración entrecortada llegó hasta el tercer piso donde vivía Edward.
Mirando sobre su hombro, vio como los mounstros llamados periodistas iban en su caza y no entendía como podían correr con las cámaras y con todo lo demás. No se explicaba porque todo lo malo le pasaba a ella, al parecer tiene un imán de problemas.
Corriendo por todo el pasillo, logro esconderse en un ascensor que, gracias a Jesús que se abrió en ese momento, presionó el botón 3 lo más rápido posible. Las puertas se cerraron y soltó un largo suspiro.
Bien, el día no había comenzado como ella quería. Las puertas se abrieron en el piso de Edward, no esperaba una disculpa de el ni mucho memos que estuviera arrepentido. Ella sabia muy bien que el se cansaría de ella en algún momento, pero esto fue muy rápido y muy doloroso ya que sus sentimientos hacia el había crecido bastante. En solo un mes Edward se había convertido en alguien sumamente especial y por esta razón no quería saber nada de hombres.
Digamos que cada piso era un apartamento, así que el piso 3 era la casa de Edward y Chaz. Y vaya casa. Maya, con sus manos llenas de tierra y mugre, toco la puerta de madera, tan blanca y pulcra como los dueños. Hasta se sentía mierda al lado de ellos.
Un aburrido Chaz abrió la puerta, pero esa cara se borro en cuanto vio a Maya. Chaz era muy apegado a ella, decía que era su hermana y a ella le agradaba que la tratara así.
-¡Maya!- grito, entusiasmado abrazándola muy fuerte.
-No....res...piro- hablo entrecortado
Chaz la soltó, sonriendo un poco.
-Lo siento-
-¿Por que estas tan feliz de verme?-
Maya entró a la casa, de inmediato entendió el porque de su alegría. Los niños, Sofi y su sobrino, se encontraban brincando en los caros muebles de Edward, varios juguetes estaban regados por toda la sala, había agua y lo que parecía ser jugo de uva en los zapatos de Edward. Esto no era nada bueno.
-Oh....ya entiendo- susurro
Chaz desesperado pidió su ayuda, si edward se enteraba de que los niños estaban destrozando su casa, adiós a la existencia de Chaz.
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Déjate Amar(Pausada)
DragosteImalay. Una chica con muchos problemas. Uno de ellos el amor. Edward. Un hombre con la necesidad de encontrar a la mujer ideal. Capaz de luchar por lo que quiere. ¿Qué pasara cundo estos dos individuos se encuentren? ¿Se odiarán? ¿Lograra qué Imala...