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  Imalay estaba enojada, no, estaba furiosa, con ella, con Edward, con todos. Parecía que tenía un radar en la cabeza para la desconfianza.

¿Es tan raro ver a alguien de otra raza? ¿Por qué tiene que ser tan difici?

  Como sí no fuera suficiente con las personas que trabajaban en la empresa, que la miraban con desprecio de la planta de los pies hasta la raíz de la cabeza, como si ella no fuera nada, como basura y para acabar de llenar el vaso de agua hay va su jefe y le da a entender que no confía en ella.

  ¿Pero es que acaso uno no puede tener la oportunidad de superase sin que la gente desconfíe?

  Se encontraba en el baño, dentro de un cubiculo, con las piernas dobladas hasta su pecho y su cabeza entre ellas. Todo su ánimo había caído y se sentía agotada emocionalmente. Ahora mismo odiaba a Edward por hacerla sentir así, débil.

  Se levantó y salió del cubiculo. se acercó al espejo y suspiro.No había soltado ninguna lágrima, había aprendido a no llorar.

  ¿De qué sirve?

  Eso no resuelve tus problemas. Había llorado durante 7 años y eso no hizo ningún milagro por ella. La hacia sentirse miserable y débil y ella no quería serlo, quería ser fuerte, decidida. La vida le enseño eso pero hoy no era su día, Edward lo había arruinado todo.

  Salió del baño, no sin antes lavar su cara un poco para  despejarse. Se encontró a Amy.

  Esa mujer, a sus 25 era muy independiente, con una hermosa bebe que había cuidado ella sola ya que su padre las abandono. Un mal nacido, había pensado Imalay. Amy era muy parlanchina y siempre quería saber lo que pasaba a su alrededor, así que cuando vio a Imalay, así toda triste y rígida, se preocupó y quiso saber el porque de su estado.

-¿Qué pasa?-

  Lo dicho, no se andaba con rodeos.

-Nada, estoy bien-

  No le gustaba molestar a los demás con sus problemas, se las apañaba ella solita.

  -Bien, sólo sí necesitas algo me dices- le sonrió, alegre como siempre

  Sabía que lo hacía  para que se sintiera bien y lo agradecía. Chaz y Amy se habían comportado de forma muy respetable y amigable con ella en los dos días que llevaba en la empresa. Aunque Chaz le caiga de la patada le hacía pasar un bien rato entre bromas y risas,nada comparado a su hermano. Y como una cobarde huyo.

-¿A donde vas Imalay?- grito Amy

-Tengo que trabajar- contesto, sin siquiera mirarla.

  Y era cierto, el dinero no caía del cielo y tampoco crecía en los arboles.

  Pasaron varios minutos en los que se quedo en blanco. ¿Por qué tantas preguntas?

   Obviamente el sospecha algo de mi porque sino, ¿a qué tanta pregunta? Tengo que ser más precavida, pensó.

  Chaz caminaba directo a la oficina de su hermano, silbando tranquilamente con ese paso tan pausado, despreocupado, cuando vio a Imalay.

-Oye linda, reportame con mi hermano- su tono bien humorístico, como siempre.

  Imalay lo observo, esa sonrisa tan carismática.

-Como ordene- sonrió, pero no le llego a los ojos.

  Raro pensó Chaz.

  Imalay camino hasta la puerta, toco y no entro hasta que escucho un "adelante"

Déjate Amar(Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora