3-Bienvenido

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Llegaron a Greenwoods a la hora de comer. Aquello se parecía más al lugar de donde venia. Era una urbanización de chalés situado en la loma, rodeada de un espeso bosque de pinos y encinos. En el valle, a la orilla del río, se levantaba un pueblo con mucho encanto. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando vio el cartel situado a la entrada del pueblo. 

"Bienvenidos a Greenwoods." 

Atravesaron varias calles hasta desembocar en una carretera y subiendo una colina, se situaba la casa en la que pasaría su verano. Tras una gigantesca puerta de metal  apareció un gran jardín y una preciosa casa con vistas espectaculares, pues desde allí se divisaba el valle, con el pueblo, el lago y en el fondo las montañas. Tom se acercó corriendo hasta el coche, y su tía Anne detrás de él.

-¡Hola! Cuanto tardaron, tenía muchas ganas de que llegaran.--abrazo a su padre y luego se acercó a Louis--. Me encanta que vayas a vivir con nosotros primo. Esta tarde podemos jugar videojuegos...Mi madre no me ha dejado en toda la mañana.

Anne rió. --¿Cómo estas Louis?- Abrazo a este y él le devolvió el brazo, aunque más por prudencia y no por pura convicción. No tenía costumbre de abrazar a nadie. Le gustaba que las personas mantuvieran cierta distancia al hablar con él, y no le agradaba en absoluto que lo tocaran al hablarle. A excepción de Phoebe, claro, siempre le acariciaba el cabello cuando estaba triste, le pellizcaba fuerte el brazo cuando él la molestaba o para llamarle la atención de algo.

Al entrar a la casa, se detuvo un momento a respirar. Sabía que todos los hogares tienen su propio aroma, aunque solo se perciba en las casas ajenas. Por eso era tan importante que lo hiciera ahora, porque después sus glándulas olfativas no serían capaces de percibir nada. ¿A qué olía? Difícil, saberlo. Lo primero que notó fue la madera del suelo, quizás porque lo habían encerado recientemente. Los sofás debían de ser bastantes nuevos porque aún desprendían un ligero aroma a cuero. Llegaba el aroma de la cocina, donde algo comenzaba a prepararse.

Subió a su habitación, era amplia, y tenia una gran ventana que daba al jardín. Un armario enorme ocupaba una de las paredes. Lo habían vaciado, aunque en la parte inferior aún quedaban algunas mantas. En los cajones tampoco había nada. Ahora todo eso era suyo. En los estantes quedaban algunos libros, lo cual agradeció. A través de una puerta se llegaba al baño que seria solo para él. Le encantó la idea de no tener que compartirlo con su nueva familia de extraños. 

Greenwoods. (Historia Larry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora