10- La vida en Greenwoods.

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A causa del jet lag, Louis tenía los horarios trastornados. Algunos días conciliaba el sueño cuando ya había amanecido e incluso cuando alguno de los habitantes de la casa ya había comenzado sus actividades matutinas. Las noches en vela las ocupaba chateando con los amigos que había dejado en Estados Unidos, ya que la diferencia horaria hacía muy difícil que pudieran coincidir a otras horas. La fiesta de fin de curso les estaba dando mucho juego, pues habían pasado muchas cosas en ella. Incluso tuvieron que intervenir los bomberos. Según le contó Phoebe, el grupito de los góticos no pudo resistirse e hizo saltar las alarmas y los dispositivos contra incendios. La noche estuvo animada, pero lo más fuerte de todo es que Phoebe se había enrollado con Terrence Thompson, uno de los chicos más guapos y simpáticos del instituto. Solía moverse con otra gente, pero Louis y él entrenaban a la misma hora y algunos días volvían juntos a casa con Phoebe, que se quedaba a esperarlos. Louis deseaba con todas sus fuerzas que saliera algo de ahí, porque Terrence era de los pocos chicos de Ashford que valían la pena. Hacían una buena pareja. Phoebe estaba emocionada con él, pero era tan exigente que dudaba que Terrence fuera capaz de satisfacer todos sus requisitos. Ya había pasado una semana desde la fiesta y seguían juntos, así que a lo mejor aquella vez funcionaba. Sin embargo, en unos días Phoebe se iría al campamento de Los Ángeles durante casi un mes, y eso era mucho tiempo.

Louis dormía tan poco por la noche que durante el día estaba agotado, y eso le infundía la sensación de que el tiempo pasaba muy, muy despacio. Al principio, apenas salía del cuarto, pues su tía aceptaba que tomara un sándwich en la habitación. No le dijo nada, pero ella sabía que le molestaba y que prefería que hiciera las comidas con todos. A pesar de la desazón que sentía, Louis era consciente de los esfuerzos de su tía Anne por respetarle su espacio y facilitarle la estancia allí, así que procuraba pasar más tiempo fuera de su habitación. De todas formas, no tenía demasiado en lo que entretenerse.

Muchos días Harry estudiaba en la sala, así que no podía ver la tele. Había otro televisor en el dormitorio de sus tíos, pero le incomodaba invadir ese espacio. Ese chico no hacía otra cosa que estudiar. Parecía estar siempre absorto y, en los momentos que pasaban todos juntos, no se mostraba demasiado comunicativo. Le veía vagar, enfrascado en sus pensamientos, siempre con la frente arrugada. Le observaba de reojo mientras intentaba extraer algo de información de su comportamiento, pero le resultaba completamente opaco. No prestaba atención a los detalles cotidianos. Vestía de cualquier manera, siempre con alguna camiseta gastada que la mayoría de las veces se ponía al revés. Nunca advertía su presencia hasta que lo tenía delante, y cuando por fin lo detectaba, parecía sorprenderse, como si hubiera olvidado que ahora vivía allí con ellos. Bebía café y Coca-Cola a todas horas, por lo que no resultaba extraño que hablara en sueños todas las noches.

Ese día había venido una amiga a estudiar con él. Al ver a Louis en el salón, se acercó hacia él. Era una belleza clásica, como la de una estatua renacentista. Parecía mayor, no solo en su anatomía, sino también en sus ademanes y en su comportamiento.

—Así que tú eres Louis. Yo soy Lucy — le dijo la chica — ¿Cómo estás? ¡Siento muchísimo lo que te ha pasado!

Le acarició la mejilla e, instintivamente, Louis dio un paso atrás. Lucy frunció el ceño contrariada: solo quería ser amable.

—Estoy bien —se limitó a responder.

Volvió a sentarse en el sillón para continuar leyendo. Aquella mañana, Anne y Tom habían salido a hacer algunos recados, así que estaban los tres solos.

—Louis, si no te importa, vamos a estudiar aquí. Tenemos más sitio que en mi cuarto —dijo Harry mientras extendía un montón de apuntes y libros por la mesa.

—No hay problema. No voy a encender la tele, así que no los molestaré.

Podía haberse ido a cualquier otra parte, pero no quiso. Prefería observarles desde el sillón en el que estaba. Quería ver cómo se comportaba Harry con aquella chica. ¿Sería su novia? Era bastante guapa y tenía un cuerpo impresionante. No podía evitarlo, pero ese chico le intrigaba. Siempre estaba callado, pensativo, como en las nubes, y además parecía tan triste y atormentado...

Greenwoods. (Historia Larry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora