Capítulo 33-El único que te puede hacer feliz.

3K 151 6
                                    

-¿Qué carajo haces aquí?-dije entre dientes y murmuros tratando de no molestar a las personas de enfrente que leían, se que es molesto que hablen mientras lees y no quería ocasionar algo como eso.
-De vacaciones, ha tomar un descanso-sonrió
-¿Quien te ha dicho donde estaría?
-Soy un mago-contestó irónicamente sentándose a lado mío.
Por un momento lo creí, pero se me vinieron ideas aún más extrañas ¿será un chip rastreador? ¿Me ha espiado todo el tiempo? No lo sabía pero cada vez más ideas llegaban.
-¿Quien te ha dicho donde estaría?-repetí
-Un pajarito- rio
-Ya Sebastián dime- mi tono empezó a subir, ya no eran sólo murmuros
-Esta bien, tu mamá me ha dicho.
¿Mi mamá? ¡Claro! Fue la única que sabía, la única a la que le conté donde iría pero nunca porque, nunca le conté lo que había pasado con el.
-¿Cómo lo conseguiste degenerado? Que te crees tú para andar tras de mi como si nada...
-Jajaja si bien han dicho que las mexicanas son bravas pero lo mamacitas ni asi se les quita- dijo con una sonrisa y viendome directo a los ojos- Pero más bien que se cree usted ¿Enserio me dijo Señor?- tocó con su dedo mi nariz, se volteó a ver a enfrente según ofendido.
-¿Cómo hiciste para que mi mamá te dijera? -seguia volteando, lo miraba me gusta ver su perfil.
-Le dije que habias dejado el celular en casa asi que me urgia dartelo pero no sabía a donde habías ido,entonces ella me dijo que ibas al aeropuerto.
Me quedé callada el había ganado la partida.
Mire hacía la ventanilla tratando de controlarme para no salir corriendo y aventarme del avión pero de pronto puso su mano en mi barbilla y me volteó lentamente para que lo viera a los ojos, pero lo único en lo que pude enfocarme era en su boca, se acercó más pero lo separe.
-No... No podemos seguir haciéndonos esto- Ahora mi mano sostenía la mano que estaba en su pierna izquierda.
-¿Qué no podemos seguir haciéndonos? ¿Enamorandonos? - Seguía tan cerca de mi que sentía su respiración en mi cara.
-No nos podemos seguír haciendo daño, no más- Miraba su boca y sus ojos a cada segundo.
Cambio su expresión ahora más dolida, sabía que tenía razón. Bajo la mirada pero sin soltarme aún dio una risa pequeña y volvió a mirarme, no podía adivinar ni siquiera lo que haría, me quedé inmóvil viéndolo y acariciando con mi dedo índice su mano. El tiempo parecía como si se hubiera detenido, como si ven nuestro al rededor no hubiera alguien más, de entre todas las cosas que pude hacer para alejarme de el escoji la peor: besarlo.
Después de ese beso baje la mirada, odiaba cuando mostraba mi debilidad ante alguien que me había hecho daño,no podía ver lo que el hacia después de todo sí sonreía, si volteaba a otro lado o incluso si me miraba.
No pude verlo, sólo me dirigí a su hombro como un robot y me recoste,justo en el peor momento me dormí.
Al despertar estaba una manta para cada quien, la mía color marfil y la suya azul marino, mi cabeza seguía el aquel cómodo hombre y mi mano cerca de la suya rozando mi dedo con sus dedos, creí que el estaba dormido pero todo eso cambió cuando acercó poco a poco su mano entrelazandola con la mía, me quedé pensando que de entre todas las personas del mundo el esta aquí, conmigo y no un hombre de esos que te muestran las películas que conoces en un avión y te enamoras de el, el es el hombre que sabes que la vas a cagar, que vas a reír, que vas a llorar, que te vas a enojar pero es el único que te puede ser feliz.

Amigos con derechos (Sebastián Villalobos y tu HOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora