Él sólo quería dejar de sufrir.
Mostrarles su dolor...
"El que hace una bestia de si mismo se deshace del dolor de ser hombre".- Samuel Johnson.
Portada hecha por Muaapink
- Entonces...- pienso bien para no sonar grosero.- ¿Qué eres?
- Soy una especie de... demonio.- sonríe.- Acheri.
- ¿Qué?- pregunto y los miro a ambos en busca de una respuesta.
¿Me viste cara de Wikipedia? Busca en internet cuando llegues a tu casa. Ahora hay trabajo que hacer.
- ¿Trabajo?
Tranquilo, no esos trabajos. Cumpliré la primera parte del trato. Haz lo que yo te diga ¿Entendido?
- Sí.
Bien- se mueve de un lado a otro y se acerca a mí.- Ponte de rodillas y cierra los ojos.
Sin decir nada sigo al pie de la letra sus instrucciones. Puedo sentir el pasto y la tierra bajo mis rodillas.
Por nada te muevas ni abras los ojos, ¿De acuerdo? Ni siquiera si crees necesitarlo.
Pronto su dedo índice se posa con suma suavidad en mi frente. Su tacto es frío, como si no tuviera vida.
1...
Un rayo de luz me ilumina la cara, mis ojos comienzan a abrirse, pero los cierro con fuerza. La temperatura aumenta y el sudor se forma en mi frente y en mi nuca. Hace demasiado calor, tengo la necesidad de sacarme el abrigo que tengo puesto, pero me mantengo inmóvil.
2...
Mis músculos se endurecen y apretó mis dientes. Todo duele, incluso respirar. Creo que me voy a caer al barro, es demasiado.
3, abre los ojos.
Me cuesta adaptarme a la oscuridad. No hay ni una sola luz y sin embargo puedo ver muchísimo mejor. La ropa me pesa y molesta. Hay un olor horrible a tierra y pasto húmedo, y desde lejos puedo oler la gasolina de los autos que pasan por al lado del bosque. Siento el sabor metálico de la sangre en mí boca, tal vez me mordí la lengua. Todo parece nuevo y molesto, incluso el ruido de los motores, las bocinas y las fiestas de los jóvenes a lo lejos.
Slenderman y S me miran expectantes.
- ¿Cómo te sientes?- pregunta la niña acercándose. Incluso desde donde estoy puedo ver con detalle su cara, tiene pecas en los pómulos que antes no había notado y el color de su piel ya no parece tan normal como antes, es demasiado blanca.- ¿Qué miras? ¿No te enseñaron modales?
Su tono de voz también suena diferente, no tan dulce como al principio.
- Lo siento.- bajo la cabeza, avergonzado.- Me siento... Raro.
Es normal. Hasta que te acostumbres, tardarás un día en hacerlo.
- ¿Qué... Qué me hiciste?- pregunto con horror.
Te mejoré, Jean. Desperté todos tus sentidos, tu vista, tu olfato, tu oído, tu tacto e incluso tu gusto. También te di fuerza sobrenatural.
Mi cabeza empieza a doler al igual que mi cuerpo. Y pronto me siento mareado.
- ¿Qué está pasando?
Tranquilo- se agacha y quedamos casi iguales, pero él es mucho más alto y yo sigo de rodillas- Yo te agarro.
- ¿Qué?- pero luego todo se vuelve oscuro.
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- ¿Cuándo se va a despertar?- una voz masculina que no reconozco logra despertarme.- Ah, ya abrió los ojos.
Un chico de piel blanca, ojos azules y cabello café oscuro aparece frente a mis ojos. Junto a él esta Slenderman y S.
Me detengo a mirar al chico otra vez. Tiene una barba del mismo color que su pelo, y es bastante atractivo.
Cambio mi postura y me siento en la cama en la que me encuentro. Estamos en mi cabaña, pero por alguna razón parece estar más decorada y... limpia.
-¿Quién eres?- mi mirada vuelve al misterioso chico. Lo analizo una vez más. Lleva puesta una camisa blanca que dice Nature en grande. Y noto que tiene un tatuaje de pluma en el cuello y uno de una luna en su brazo izquierdo.
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Malcom es otro de mis ayudantes.- interviene Slenderman. Se cambió el traje por uno de color azul con corbata negra. << Tal vez le guste estar... presentable>>- Jean, escuche eso.
<< Mierda>>
Y eso también.
Malcom sonríe ante la situación.
- Yo soy un demonio.- se presenta.- Pero me alimento de las emociones humanas, miedo sobretodo. También tristeza y enojo. Son mis favoritas.
Lamento decir que vas a tener que encontrar a mi otro ayudante. Esa va a ser tu tarea por ahora.- me entrega un papel y lo guardo.- Si nos necesitas, llámanos. Todos estaremos ahí.
- Bien.- sonrío.- Esperen... Yo debería haber llamado a mi papá-
- Tranquilo puberto.- interrumpe Malcom.- Ya nos encargamos de eso.
Ya puedes irte a casa. Mañana buscarás a R.
- ¿R?
- R.- afirman Malcom y S a la vez, con una sonrisa siniestra.
