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- ¿Quien era esa chica?- pregunto y suelto un pequeño grito de dolor.

- No te quejes.- R me calla mientras sigue pasando alcohol en mis heridas. Luego de que me desmayara me golpee, o golpearon, varias veces abriendo mis brazos y piernas. Me levante en la cama de la cabaña.

<< Esto se esta volviendo típico >>

Deberíamos dejar de hacer esto.

- ¿En qué piensas?- R termina de curarme y se baja de su silla. La verdad no es muy alta. Hoy lleva una peluca violeta, que parece tan real que pensé que se había teñido, y una falda que combina.- ¿Por qué me miras?

- ¿No puedes leer mis pensamientos?

- Es de mala educación responder a una pregunta con otra.- recita como si le estuviera tomando una prueba.- Y no. No puedo.

Me levanto y busco con la vista a Slenderman. S se mueve de un lado a otro en la habitación con una rapidez increible.

- Si buscas a quien yo creo, no se encuentra.- habla mientras sigue en movimiento.

¿Qué estarán haciendo?

- Puedo responderte a eso.- S se para en frente mio y debo agacharme para ver mejor su cara.- Estan arreglando el lio en el que nos metiste.

- Pero... ¿Qué hice de malo?

- Esto va a tardar.- susurra para ella misma y suspira frustrada.- Todos los seres sobrenaturales tienen territorios, ¿Bien? El de Slenderman son algunos bosques de la zona. Las calles estan divididas entre licantropos, vampiros y otros monstruos. Tu, genio, te metiste en el territorio de unos vampiros peligrosos. Tienes suerte que Slenderman y Malcom tengan contacto con ellas, sino estarías muerto. No te metas en lugares que desconoces, porque pueden reclamarte como suyo,y van a tener razón.

- Entendido.- asiento procesando la información. Todo parece una especie de mafia. Con las mismas consecuencias...

De pronto, Malcom entra y parece enojado. La vena de su cuello esta hinchada al igual que las de sus brazos y esta rojo.

Mira hacia mi y puedo ver sus ojos inyectados de sangre.

Mierda

<< ¿Qué hicimos ahora?>>

- Tu.- da pasos largos hasta que quedamos frente a frente. Esto me esta asustando. Un frio recorre mi espina dorsal.- Espero que hayas aprendido la lección, porque la próxima...- su mano rodea mi cuello y aprieta lo suficiente como para dejarme sin aire.- Te la enseño yo.

Me deja caer al piso y vuelve a salir de la cabaña al mismo tiempo que entra Slenderman.

Tienes trabajo que hacer.- me da un sobre de papel madera.

Lo abro y saco el contenido. Hay una foto de un chico pelirrojo y ojos esmeralda. Hay otra hoja detrás de la foto. Esta tiene datos sobre él.

Jay K.

Nombre real: Jayson Karson

Edad: Dos milenios y medio.

Dónde encontrarlo: Zona sur de 20:00 a 06:00

- No entiendo.- digo en voz alta más para mi mismo que para los demás.- ¿Qué debo hacer?

Slendernan ríe y me estremezco.

Debes negociar territorio con él. En el peor de los casos...

Matalo.

Suspiro con fuerza y cierro los ojos. Preparadome mentalmente.

<< Debemos hacerlo>>

¿Es necesario...?

<< Creo que si. Ya sabemos que pasó la última vez>>

- Bien ¿Cómo llego ahí?

Malcom vuelve a entrar, ya más tranquilo, y su típica sonrisa pícara vuelve a aparecer.

- Yo te llevo, humano.

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El barrio parece uno típico lleno de gansters. Es bastante bonito a simple vista, si ignoras las balas perdidas y la sangre desparramada en la vereda.

- Este lugar parece sacado del Gta.

Malcom ríe ante el comentario y sigue manejando.

- Ya estamos cerca.- mira a los costados y para unos metros después.- Te estaré esperando aquí. No tardes.

Salgo del auto y empiezo a caminar sin rumbo.

Busco en mi abrigo la foto del chico que debo buscar. Según los datos que tengo Jay es un sátiro (básicamente un hombre cabra).

Estoy tan distraído que chocó con alguien. Un hombre de mediana edad. Tiene una extraña vestimenta, compuesta de un gorro, remera de manga corta y unos pantalones largos.

<< Este abuelo va a morirse de hipotermia>>

Los ancianos tienen diferente temperatura corporal... Debe ser eso.

<< Callense los dos>>

- Lo siento.

- No importa jovencito.- su voz es extraña, como si cantara en vez de hablar.

- Disculpe... ¿Ha visto a este chico?- saco la foto de Jayson y se la alcanzo.

Su cara se transforma totalmente y ya no parece tan alegre

- ¿Para qué quieres verlo?

<< Inventate algo, ¡Pero ya!>>

- Tengo que hablar con él. Es muy importante.- exagero más de lo necesario.

- Bien. Te llevaré con él.- responde dudoso. Camina y dobla en una esquina que no había notado.

Llegamos a una casa más grande que las anteriores y él se queda quieto en la entrada.

- Entra. Te estará esperando adentro.

Subo los escalones y veo con más detalle todo. La madera esta desgastada y me sorprende que el techo no se haya caído.

El blanco que desde abajo parecía tan limpio se ve gris.

Me doy la vuelta y noto que el hombre ya no está.

No hay vuelta atrás, Jean.

Sigo hasta la puerta principal y la abro.

Todo está oscuro.

No tardó mucho en acostumbrar mi vista. Varios ojos están mirándome desde los rincones.

Carajo, que mala espina.

Un par de ojos se mueve de su lugar y los pelos de mi nuca se erizan. Un aliento frío susurra palabras en mi cuello.

De pronto las luces se prenden y un chico aparece frente a mi.

Ese es Jayson.

Lo examino mejor. En su cabeza tiene unos pequeños cuernos marrones, y sus piernas, tapadas parcialmente por sus shorts, son las de una cabra.

- ¿Quien eres y qué quieres?- pregunta como si se tratara de un interrogatorio.

- Vengo de parte de Slen...

- Así que el pelón te manda a ti.- me interrumpe con una sonrisa espeluznante.- ¿Que quiere?

Abro la boca para responder pero el vuelve a hablar.

- El territorio. Este tío no aprende por las buenas.- su tono no me agrada para nada.- Que lástima que seas tú quien lo pague.

Golpea mi cara con un puño cerrado.

Esto es suficiente, cabron.

<< Preparate, rojito. Lo mejor está por empezar>>

Jean ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora